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CAPITULO XVII
Memorias de otra pareja liberal. Jose Miguel y Veronica.
FERNANDO Y LAURA
"CARA DE CIRCUNSTANCIAS"
Habíamos hablado por teléfono y por Whatsapp varias veces, eran de un pueblecito de la Andalucía interior, de nuestra maravillosa Espñaña, se llamaban Fernando y Laura. Parecían buena gente, esa es la sensación que tuvimos desde que iniciamos las conversaciones, entre ambas parejas.
Nuestra costumbre como ya sabéis, es sugerir a la otra pareja primeramente que hablemos los cuatro por teléfono antes de intercambiarnos fotos de cara, principalmente cada mujer con su pareja sexual de intercambio, es decir, el hombre de la otra pareja, pues a veces, no lo tienen suficientemente claro alguno de ellos, generalmente ellas y es preferible ser prácticos, antes de perder mucho el tiempo hablando interminablemente de gustos sexuales y zarandajas inocuas.
Verónica había hablado con Fernando y le había parecido amable, simpático, divertido y con muchas ganas de practicar sexo liberal. Fernando le había confesado que llevaban años deseando hacer un intercambio, que hablar de ello en sus sesiones sexuales prácticamente a diario, les producía una excitación sin igual.
Del mismo modo, Laura había hablado conmigo. Durante un buen rato habíamos conversado sobre sexo en general, y sexo liberal en particular, la frecuencia de sus relaciones, le había preguntado expresamente si el deseo de hacer intercambio era cierto y en qué medida Laura lo deseaba. Frecuentemente las mujeres acceden a estas peticiones de sus maridos o parejas, basadas no en su deseo real, sino en un amor ciego, un error habitual que en ocasiones no es sino la primera fase de una posterior ruptura. Laura lo tenía claro absolutamente, con un cierto miedo a ese primer encuentro, pero también lo deseaba con intensidad al igual que su marido Fernando, pensaban ciertamente que el intercambio les iba a ser beneficiosos en su vida íntima que cada vez caía más en la monotonía.
De manera inmediata nos intercambiamos unas fotos de cara. Ellos contestaron enseguida diciendo que a ambos les parecíamos bien. Las edades eran similares, todos cuarentones altos a excepción de Verónica que es algo más joven. Realmente tenían cara de buena gente, que es lo primero que buscamos en estos encuentros. Sus fotos también estaban bastante bien. Nos gustaron inicialmente y pusimos fecha al encuentro.
Al no tener hijos, el intercambio se produciría en nuestro apartamento. Ellos tenían dos hijos, una ya emancipada, viviendo en pareja y el otro, mayor de edad que se quedaría en su casa bajo la supervisión de los cuñados. No tenían inconveniente en desplazarse, e incluso alojarse en nuestra casa si todo salía según lo planeado, pasando la noche del viernes y la mañana del sábado juntos. Por la tarde después de comer, tenían que volver a un evento familiar en su localidad de origen.
Tanto Verónica como yo habíamos decidido darles una oportunidad. No solemos hacer muchos intercambios con parejas sin experiencia, pero en ocasiones nos sentimos bien iniciando a parejas noveles en este excepcional mundo liberal. Es reconfortante ver las caras de satisfacción de las parejas cuando están a gusto practicando sexo con otras parejas afines, sobre todo cuando surge la química personal además de la sexual.
Llevamos hechos en la actualidad más de doscientos intercambios y de vez en cuando nos gusta alternarlos con una pareja novel. Debemos de trasmitir conocimientos, es una necesidad natural de las personas, además nuestra disposición pedagógica generalmente nos produce buenos resultados y muchos agradecimientos sinceros posteriores.
Fernando y Laura sabían que no había obligación de hacer nada, que nos conoceríamos personalmente, que hablaríamos de sexo con absoluta libertad y que los cuatro por unanimidad decidiríamos dar el paso siguiente.
Verónica y yo, siempre decimos lo mismo a todas las parejas que quieren tener un encuentro con nosotros, no haremos nada si alguno de los cuatro pone alguna objeción. Es necesaria sinceridad, transparencia y autentica comunicación en estos encuentros a fin de evitar que una de las cuatro personas practique sexo sin que le apetezca realmente, lo que es realmente una frustración. A Fernando y a Laura les advertimos que si no había en persona la química natural y sexual necesaria no haríamos nada. Obviamente aceptaron nuestra condición. A veces unos kilos de más, una aparente falta de higiene, un excesivo olor corporal, mal aliento, carencia de piezas dentarias, tener caspa o cualquier otro detalle accesorio enfría el deseo sexual, o simplemente no ser una pareja comunicativa y social no alienta a dar más pasos en ningún sentido.
Habíamos quedado un viernes por la tarde para pasar la velada, tomar algo, y si terminábamos de tener la química suficiente, tanto personal como sexual, pasar a la acción. Los cuatro estábamos de acuerdo.
Habíamos quedado en una cafetería cerca de nuestro apartamento al objeto de ese primer contacto, tomar algo y decidir el siguiente paso a dar en esta apasionante aventura del intercambio liberal. Tomamos unas cervezas, hablamos del viaje, rompimos el hielo y accedimos los cuatro de común acuerdo a subir a nuestro apartamento.
Fernando y Laura, entraron en nuestro apartamento, les invitamos a sentarse en el sofá, se pusieron cómodos, les enseñamos el apartamento en señal de educación y habitual cortesía y de inmediato ultimamos los detalles del encuentro.
Les preguntamos por última vez si estaban decididos. Se miraron a los ojos, y asintieron.
¿Fernando, tú quieres que lo hagamos? Sí, yo estoy decidido. (Le pregunte mirándole a la cara).
¿Laura, tú también estas segura de hacerlo? Sí, estoy totalmente decidida. (Igualmente le pregunte a ella, su marido la miraba, pero su rostro sin lugar a dudas aceptaba la situación).
Como siempre antes de acceder a realizar una sesión con otra pareja nos aseguramos de que los gustos sexuales sean similares a fin de evitar que la sesión sea un fracaso.
Nuestro tema de conversación fundamental es el sexo oral y los juegos preliminares. Nos encantan las sesiones largas de dos a tres horas como mínimo y disfrutar mucho de los preliminares, mucho sexo oral, música, caricias, masajes, velas, incienso, juguetes… y dejar para el final la penetración, aunque sin ser obsesivos por ella, ya que generalmente las parejas maduras no utilizan preservativo en sus relaciones y al utilizarlos, los varones suelen decaer en su aptitud sexual, lo que puede arruinar una velada sexual.
Fernando y Laura eran novatos e iba a ser su primera vez. Venían dispuestos a todo..., con sus miedos y sus reservas, era natural.
Verónica pregunto a Fernando si le gustaba que le hiciesen sexo oral, a ella le encanta hacer sexo oral, también recibirlo pero sobre todo hacerlo. Siempre había dicho que de desear morir haciendo sexo, desearía morir comiendo una buena polla, una enorme, caliente y dura polla.
El contesto que sí. Esto va genial, debió de pensar Verónica, tal como se apreciaba en la expresión de su cara.
Este que relata, José Miguel, pregunto a su vez a Laura, que si le gustaba el sexo oral tambien a ella, y que cuantos orgasmos podría tener con un buen sexo oral y en su caso con posterior sexo vaginal. La pregunta tiene su aquél, ya que si la mujer sólo tiene un único orgasmo, aunque sea muy esplendido y super especial, hay que saber administrar sabiamente las rutinas erógenas y así evitar un orgasmo demasiado madrugador que pueda enfriar la sesión de los cuatro.
Laura dijo que sí, que le encantaba el sexo oral, pero que raramente tenia orgasmos de esa forma, que a lo largo de sus más de veinticinco años de relaciones sexuales con su marido, su única pareja sexual, apenas en solo dos ocasiones contadas había tenido orgasmos de esa manera, que lo habitual en ella era tener orgasmos vaginales, sobre todo estando ella encima. Que podía tener varios orgasmos vaginales en una sesión sexual. Pero que disfrutaba mucho cuando su marido le hacía sexo oral.
Accedimos a tener la sesión con Fernando y Laura..., al menos Verónica disfrutaría de Fernando, y José Miguel podría disfrutar de lo que más le gusta… hacer sexo oral a una mujer complaciente que no le disgusta que se lo hagan. Que no fuese a tener probablemente un orgasmo era secundario, algo frustrante para mí, pero secundario en todo caso.
Pasamos los cuatro al dormitorio de invitados en donde habría de desarrollarse el primer intercambio sexual de Fernando y Laura.
Como era su primera vez, acordamos empezar la sesión cada uno con su pareja eso sí en la misma cama...
Nos empezamos a desnudar, ellos nos imitaron. Cuando desnude suavemente a Verónica, Fernando sin dejar de mirarla desnudo a Laura. El cuerpo de Laura era esplendido para su edad, unos pechos voluptuosos, aún tersos, un buen culo y una espléndida figura a pesar de haber tenido dos hijos. Era preciosa y tenía un buen cuerpo. Ambos tenían 47 años y se conservaban bien. Todo iba perfecto.
Verónica expectante para ver el tamaño de esa ansiada polla que probablemente habría de comerse. Era de tamaño normal pero parecía muy dura y apetecible. Cuando Verónica dejo al descubierto mi polla al quitarme mi última prenda, la cara de Laura hizo un gesto de sorpresa, agradable pero de sorpresa. Fernando solo exclamo:
Joder José Miguel, que herramienta!.
Laura confeso que como jamás había visto otra polla tan de cerca, a parte de la de su marido y alguna película porno, le sorprendió verla tan grande.
Ocupamos aproximadamente media parte de la cama y ellos hicieron lo mismo en la otra media.
Después de unos minutos desnudos los cuatro, besando y acariciando cada uno a su pareja natural... las manos fueron desviándose a los cuerpos de nuestros invitados...
Las manos de José Miguel iniciaron un recorrido pausado desde los pies de Laura y fueron subiendo poco a poco, sus pantorrillas, sus muslos, sus caderas, poco a poco…. Fernando imitaba todo y empezó a acariciar a Verónica.
Estábamos en pleno intercambio. Se estaba consumando la primera experiencia de Fernando y de Laura.
José Miguel empezó a besar delicadamente todo el cuerpo de su pareja de intercambio, sus pechos, sus hombros, su cuello, su boca perfecta. Acaricio toda su cabeza, le encantaba ese pelo rubio y corto. Durante unos minutos beso nuevamente sus pechos, los acaricio con ternura y se detuvo en su ombligo para a continuación acariciar sus caderas, beso ambas inglés diligentemente. Laura parecía estar muy a gusto. Después de un buen rato de preparación delicada alrededor de su rapado sexo, empezó a rozar esa preciada zona erógena, noto a simple vista su clítoris muy hinchado y poco a poco, después de varios lascivos movimientos de su boca comenzó a comerlo con gusto y perseverancia. Le apetecía comerlo intensamente, tan grande, tan sobresaliente. Además como presuntamente no se iba a correr podría disfrutar de tan maravilloso apéndice en cantidad y calidad.
Ese botón lujurioso pedía a gritos ser bendecido con su boca caliente y húmeda. José Miguel haciéndole varias veces la técnica del reloj, al final lo atrapo con sus labios como si se tratase de un prisionero y su juguetona lengua dio cuenta de él…, dio buena cuenta de él…
A los siete u ocho segundos, Laura empezó a gemir con intensidad, con mucha intensidad, con impredecible intensidad. Sus caderas temblaban… sus piernas temblaban….
Laura sin lugar a dudas estaba teniendo el tercer orgasmo oral clitoriano de su vida...
La cara de Fernando era un poema.
Laura, con los ojos entreabiertos y con cara de circunstancias solo pudo decir:
Uhm, que bien lo comes José Miguel…
Uhm, que placer….
Uhm…
José Miguel, agradecido, solo le dijo que era uno de los coños más sabrosos que había comido en su vida… y que si le importaría que se lo siguiese comiendo despacio un poco más. Le pregunto a Laura si lo tenía demasiado sensibilizado después del orgasmo en este momento… Ella simplemente dijo:
Sigue, no pares…. Me sigue gustando…y sigo disfrutando mucho…. Uhmmm
Uhmmm…
Cuando unos minutos después, apenas unos minutos después, llegaba el cuarto orgasmo, la cara de Fernando estaba desencajada...
Verónica recibía mientras tanto el primer sexo oral de Fernando, y con su mirada mandaba un mensaje mental a José Miguel...
" Yo creo que ya sé porque Laura solo había tenido dos orgasmos en su vida… "
Con cara de circunstancias Fernando miraba a su mujer.
Para intentar arreglar un poco la situación que se desmoronaba por momentos, José Miguel, bastante experto en habilidades personales, sobre todo en empatía, pregunto a Fernando si quería penetrar a Laura, ya que parecía muy cachonda, aprovechando que Verónica había ido al servicio.
Laura, mi amor que quieres que te haga? Dijo él.
Quieres que te folle?
No ( Contesto Laura)
Qué quieres entonces?
Laura tumbada con los ojos semicerrados y con la boca entreabierta… balbuceaba…
Quiero su polla!
Qué mi amor…qué quieres? Pregunto Fernando, algo extrañado.
Quiero que José Miguel me meta ese pollón en mi coño!
No sabía dónde meterme. Me disculpe con ellos y con la excusa de ver como estaba Verónica fui al baño.
Fernando tenía cara de circunstancias, una inusual cara de circunstancias.
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