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Las primeras veces se vuelven memorables y difíciles de olvidar, como la primera vez que anduviste solo en bicicleta, la primera vez que nadaste en la playa, la primera vez manejaste un coche, etc. así podemos enlistar una cantidad de eventos en la vida de cada persona que quedan grabados en nuestra memoria por la alegría, emoción y euforia que nos provocaron. Pero la primera vez que tuviste un sexo es algo que te cambia la vida.
Así que les hablaré de Mireya, aquella persona que me regalo mi “primera vez” cambio la manera de ver las cosas que ocurren en este mundo.
Mireya y yo éramos unos chiquillos cuando nos conocimos, ella recién ingresaba a la escuela donde yo estudiaba, una buena escuela pública pero pequeña en comparación de las demás así que era muy fácil conocer a todos los integrantes del plantel.
Desde un inicio me agrado su actitud desenfadada, era algo desprolija en su arreglo personal pero no sucia, simplemente no era tan cuidadosa con la apariencia como las demás niñas de su edad, pero soy testigo que la naturaleza es sabia y a esta niña de aspecto desaliñado la había compensado con una maravilla de cuerpo, muy desarrollado para su edad (demasiado diría yo) ella no era una niña delicada y sencilla, era una mujerón con tremendas curvas, podemos compararla con las modelos de los videos de Reggaetón de la actualidad solo para que se den una idea de sus proporciones, además era tan alta como yo (1.70 aprox) ósea que era en general más altas que el resto de sus compañeras y era una niña fuerte, fue criada en rancho así que era de un carácter mucho más alivianado que las demás, tenía una manera de hablar franca y sincera. Yo al venir de una familia muy conservadora y apenas estar rebelándome contra la educación que se me había inculcado pues me cuadro de sobremanera su forma de ser.
En un inicio solo la pude ver como una amiga (estaba bien pinche ciego) así que nuestra relación de amistad creció bastante por esa falta de interés romántico entre los dos, así que nuestras conversaciones era sobre cualquier tema que te puedas imaginar.
Como era de esperarse la naturaleza hizo de las suyas y las hormonas abrieron los ojos a un par de escuincles que no se habían dado cuenta de lo atractivos que se resultaban.
Me di cuenta es lo fácil que era hablar de sexo con ella, no había pena ni restricciones a la hora de hablar del tema, cuando ella tuvo su primera vez, me conto con lujo de detalles, cada posición y movimiento lo imagine en mi cabeza conforme ella lo describía, fue ahí donde repasando cada centímetro de su anatomía tomando notas mentales a la vez que imaginaba el evento que me relataba me di cuenta del enorme tamaño de sus senos, eran realmente grandes! No me cabrían en una mano… siguió contándome se paró y fue por un vaso de agua, vi como la falda del uniforme contorneaba unas generosas caderas y se podía ver debajo un par de fuertes y blancas piernas, ella regreso y seguía contándome y yo la imaginaba completamente desnuda, el calor se me subía a la cabeza y una erección se hizo más que visible a través de mi pantalón, estaba tan erecto que dolía el sentir aprisionado mi pene contra el pantalón, M se dio cuenta me miró sorprendida y sonrió…la verdad se carcajeo
Mireya.- Y ahora a ti qué te pasó? ....jajaja, no aguantas nada apenas te cuento y ya se te paró
Yo.- Cállate mensa! Es tu pinche culpa
Mireya.- Achís! ¿Mía? ¿por qué? ¿¿¿¿Yo ni te toque, apoco fue por lo que te conté????
Yo.- Ssssi bueno no…
Mireya.- A chingao… SI o NO decídete!
Yo- La verdad es que te estaba imaginando mientras me lo contabas… y pues tienes tremendas cosotas, me alteré todo jejeje
Mireya.- JAJAJAJA pinche….
Yo.- Que quieres que haga, tiene mente propia.
Como nuestra amistad siempre había sido por demás franca aquel incidente quedo en una anécdota divertida entre los dos. Conforme pasaban los dias yo continuaba haciendo preguntas acerca de su primera experiencia sexual para seguir alimentando mis fantasías, mientras me bañaba la imaginaba desnuda y me preguntaba ¿Qué le haría yo? ¿Cómo sonará ella en ese momento? ¿De qué color son sus pezones? ¿Se rasura? Con mi nula experiencia empírica pero gracias a mi amplio conocimiento del porno en aquel entonces me hice una cantidad inimaginable de chaquetas en el baño, las duchas que yo tomaba eran de casi dos horas, me la jalaba con tal fuerza y desesperación que no importaba en que parte de la ducha estuviera parado una vez que eyaculaba, el chorro de semen llegaba hasta la otra pared y era bastante abundante (viva la juventud) a veces eran tantas y tan seguidas que prefería sentarme a masturbarme aunque los chorros de semen cayeran sobre mi abdomen y sobre mis bolas, me imaginaba que eran los líquidos de ella me gustaba sentir como el líquido ardiente resbalaba acariciándome entre los pliegues de la piel de mis testículos sentía como lentamente se enfriaba sobre mi cuerpo y mi pene iba logrando nuevamente una erección, creo que fue alrededor de un mes que mantuve ese ritmo, mientras, continuaba platicando con M de ese día y después de un tiempo le confesé que es lo que hacía todos los día mientras me bañaba.
Yo.- Oye M, sabes que todos los días pienso en ti
Mireya.- Y eso?
Yo.- Si. Cada vez que me baño pienso en lo que platicamos
Mireya.- ….
Yo.- Me desespera saber que tú ya tengas experiencia y yo todavía nada, así que te imagino desnuda…
La tensión al otro lado del teléfono era notoria, incluso si no la veía, sabía que para M esta revelación le causaba un shock, estoy seguro que ella ya había notado cómo la veía pero que se lo dijera tan abiertamente la dejó fuera de balance.
Mireya.- Bbbbueno no te desesperes, ya te llegará tu momento…
Yo.- Si no llega pronto me la voy a arrancar [dije en tono irónico]
Mireya se relajó al otro lado del teléfono, pude sentirlo, la pequeña broma le recordó que hablaba con su amigo y compañero de la secundaría que a pesar de saberse deseada por mí. Aun así, la incertidumbre de decir algo que posiblemente hiriera mis sentimientos me daba una ventana para seguir adelante con mis insinuaciones.
Yo.- Si eres mi amiga deberías estar dispuesta a echarme una mano jajajaja
Pero siendo ella quien era, una mujer entrona y sin tapujos me respondió de manera directa y sin rodeos.
Mireya.- Mmmm pues si quieres te ayudo…
Yo haciendo gala de toda mi fuerza de voluntad evite pegar un grito de emoción y trague saliva para no verme tan desesperado…todos conocemos esa emoción de sentirnos tan cerca de la meta, el corazón acelerado, la sangre se sube a la cara, la respiración se intensifica y el corazón comienza a acelerarse y latir tan fuerte que lo puedes escuchar.
Yo.- ¿Lo dices en serio M? ¿Me vas a echar una mano? Jejeje
Mireya.- Pues lo que quieras.
Yo.- ¿Lo que yo quiera? ¿segura, segura, segura?
Mireya.- Quieres o no?
Dijo de manera seca y cortante como acostumbraba ella hablar.
Yo.-SI, cuándo o dónde o cómo?
Mireya.-Mira mañana a lo mejor se van mis papas toda la tarde, si se van te hablo y vienes…
YO.- Ok, si ya está. Ya dijiste.
Así que esa noche tuve que masturbarme dos veces loco por la emoción, de ver aquellos enormes senos, que es lo que haría primero, los beso, los estrujo, en fin bajo la regadera y con la mente desbocada llegué al clímax, tape la punta de mi pene con mis dedos en un inútil intento de detener la eyaculación, el semen chocó y escurrió, salpicó mi mano, mis piernas, mi abdomen y la pared entre el calor del semen y la frescura del agua de la regadera consiguieron relajarme al fin.
Llego el día indicado y no podía dejar de pensar en Mireya pero pasaban las horas y mi ansiedad crecía, la llamada no llegaba, ya para las 4 de la tarde ya había pasado por las 5 etapas del duelo negación, ira, negociación, depresión, aceptación, pensando que había perdido mi oportunidad de perder mi horrenda virginidad (que es lo único que a un adolescente de esa edad le emociona perder) y sonó el teléfono….una vez…dos veces… antes que sonara la tercera vez yo había hecho un sprint tan veloz que si estuviera en las olimpiadas gano la de oro, mi mamá estaba por levantar el teléfono cuando yo salté sobre él y prácticamente lo cubrí con mi cuerpo como lo hacen los receptores de football americano cuando reciben el balón en territorio contrario, mi madre solo atinó en darme un par de manazos por el susto que le metí pero la verdad ni los sentí.
Yo.- BUENO!!!
Mireya.- Porque gritas????
Yo.- Perdón, ¿Qué onda?
Mireya.- Mis papas se acaban de ir…
Yo.- Y????
Mireya.- ¿Cómo que “y”? ¿no vas a venir?
Yo.- Sssi si ya voy (intentando moderar mi tono de voy para que en mi casa no se dieran cuanta de mi excitación)
Mireya.- Ok no tardes….
Durante todos estos años que han pasado desde aquel día, recuerdo la serenidad e indiferencia con la que me hablaba al teléfono mientras yo apenas si podía modular el tono de mi voz (jajajaja) imagino que la mayoría de las mujeres son así, no es que esperara gritos de alegría por parte de ella pero no me esperaba ese tono tan indiferente, como ya es obvio a pesar de su tono de voz mi emoción no disminuyo, apenas si logre decirle a mi madre que al rato regresaba porque iba a casa de Mireya (vivía a unas cuadras de mi casa) y salí casi corriendo, tuve que contenerme porque no quería llegar todo sudado y mal oliente con ella (además ya me había bañado dos veces por la excitación)
Logre llegar en pocos minutos a su casa (medalla de oro en caminata) toque su puerta, y desde adentro se oyó una voy que decía VOY y enseguida Mireya abrió la puerta y se hizo a un lado y me dejo pasar, la miré a los ojos y parecía como si fuera cualquier otro día, pero al vernos los ojos sonreímos con complicidad. Cerró la puerta y yo en automático me acerqué a ella y le di el primer beso, la sensación fue realmente extraña, no me mal entiendan me encanto besarla y romper la barrera de lo carnal entre los dos, ¿alguna vez tuvieron alguna prima con la que jugaban de niños, crecieron con ella y al crecer se convirtió en una mujer buenísima a la cual no podían dejar de ver? Pues es algo parecido, pero eso me permitió descubrir algo de mí, soy un pervertido ya que esta sensación me éxito muchísimo.
Continué besándola, tenía mi mano derecha en su nuca y la izquierda descansando en su cintura justo en la frontera de sus caderas, ella descansaba ambas manos sobre mis hombros, después de haber fantaseado tanto con sus senos, mi cuerpo reacciono al calor del momento y tuve una erección de inmediato, por lo que la aprete a mi cuerpo con una mano mientras que la mano derecha descendió del cuello a su senos, esas enorme y bellas montañas de piel que por mas que abriese la mano no podía abarcarlos en su totalidad por encima de su blusa, en ese momento sentí como su respiración se aceleró al sentir mi miembro repegandose contra el suyo y mi mano masajeando su pecho, mi mano izquierda descendió de su cintura a sus nalgas contorneando toda su área para después cerrar mi mano sobre una de ellas y apretarlas ligeramente.
De pronto, me aparto de ella -ya la cagué- fue de inmediato mi pensamiento y de inmediato sentí con una ola de vergüenza me invadía al pensar que había hecho algo que le molestara a mi amiga o algo que desagradara a la mujer, pero para mí fortuna, no fue así y aun con la respiración entrecortada me dijo:
Mireya.- Espérate, aquí no.
Yo.- En el mueble entonces?
Pregunte yo todo confundido con la mente nublada por la lujuria
Mireya.- Vamos abajo al cuarto…
La disposición de la casa de Mireya era peculiar como se encontraba en la bajada de una colina, la sala, el recibidor, el comedor, la cocina y la cochera estaban en la planta principal y los cuartos y los baños se encontraban en el piso de abajo que estaban al nivel de un sótano por la gran pendiente que presentaba el terreno en relación con la calle.
Ella me tomo de la mano y me condujo por las escaleras hacía abajo donde estaban los cuartos, yo en modo zombi la seguía, al llegar al final de la escalera yo en automático gire a la izquierda para ir a su cuarto, pero ella me jalo y me llevo hacia la derecha… Mireya quería hacerlo en la cama de sus padres.
Ya en estos momentos sobra decir que a este su servidor depravado le excitó aún más la idea (tenía miedo pero era mayor el morbo) pensar que me acostaría con su hija en la cama de los dueños de la casa, a quienes yo conocía muy bien fue el combustible necesario para que ardiera la hoguera, me le fui encima y la tumbe sobre la cama, ella se sobresaltó al sentirse caer sobre la cama pero cuando iba a de decir algo tape su boca con mis labios y la bese con la pasión que mi cuerpo mandaba, primero nos besamos solo con los labios, luego comenzamos a tocarnos la boca con al punta de la lengua y terminamos en un beso de esos en los que te quieres tragar a tu pareja, nuestras lenguas entraban y salían de la boca del otro, mis ella me sujetaba con firmeza de la nuca y con el otro brazo ahora era ella quien repegaba mi cuerpo al suyo, mis manos viajaron por sus senos y bajaron por su abdomen, mi mente debatía sobre meter mi mano dentro de su blusa o bajar y tocar en su entre pierna, la última opción fue la que mi mano eligió y deslizo de su abdomen directo a su entrepierna, ella dio un respingo y cerro sus piernas de manera involuntaria pero de inmediato aflojo la tensión para que mis manos pudieran acariciarla sobre su pantalón a la vez intensifico su beso, aún con mi enorme inexperiencia sabía que para tener sexo debíamos de quitarnos la ropa.
Así que me levante un poco y me quite la playera lo cual fue un alivio porque con el calor que hacía y la calentura del momento ya estaba sudando, volví a mi posición con Mireya y tome la parte de debajo de su playera y comencé a levantarla, por costumbre hizo un ademan de querer detenerme, pero de inmediato corrigió y subió sus brazos para que la sacara por encima de su cabeza. Pude verla con el torso solo cubierto por el brasier que apenas y cubría esos enormes melones, volví a besarla e incliné mi cuerpo sobre el de ella y así pudimos sentir la piel del otro. Los dos estábamos ardiendo, deslice mi mano hacia su espalda en busca del broche que dejaría libre aquello con lo que tanto había fantaseado, después de unos cuatro intentos logre desabrocharlo y la prenda cedió ante la tensión, saque mi mano detrás de su espalda me retire un poco de encima de ella la vi a los ojos luego fije mis ojos en su pecho y sujete con mi mano el centro de su brasier y lo jale hacia adelante y ella movió sus brazos para que pudiera sacarlo sin problemas.
Mireya.- Te gustan?
Yo.- Sssi…
Era fácilmente una talla D con unos pezones casi rosados suaves al tacto con poco relieve al tacto, ya no pude contenerme y me avance sobre ellos, los tome con mi mano y dirigí sus pezones a mi boca para aprisionar los con los labios y después chuparlos, saque mi lengua y trace una línea recta desde la parte baja de su seno izquierdo subiendo directo hacía y sobre el pezón, ella gimió, continúe mi ataque sobre su generoso pecho, hundí mi cara entre esos dos enorme bultos y al mismo tiempo baje mi mano hacia el botón de sus shorts.
Ella gemía y respiraba entre cortado, pero se dio tiempo para bajar su mano y tocarme por encima de mis jeans para sentir mi erección mientras mi boca viajaba de sus senos a su boca besando y lamiendo todo el camino intermedio. Yo no sé si estaba haciendo bien mi trabajo, pero sabía que tenía una urgencia por tocar y probar cada parte del cuerpo de Mireya.
Una vez desabotonado me aparte -en contra de mis instintos- me coloque a sus pies tome el short por ambos lados y lo baje por sus fuertes piernas hasta sacarlo por los tobillos, quedó tendida boca arriba sobre sus codos con los senos al aire y tan solo un bikini blanco mirándome, con la cara enrojecida y la respiración acelerada.
Como no era justo que solo ella estuviera desnuda, quite mi pantalón y lo deje en el piso junto a su ropa, con mis manos recorrí sus piernas desde sus tobillos subiendo hasta sus caderas dónde la sujete por ambos lados bordeando la cadera con las manos y sin avisar clave un beso sobre su bikini directo en la entrepierna, ella dio un salto al sentirme, yo seguí besando sobre su ropa y mis labios y su ropa comenzaron a humedecerse, a veces tiraba de mi pelo y a veces me empuja contra su cuerpo, retire lo que quedaba de ropa entre los dos y acaricie ese suave bello castaño que cubría su pubis, acerque mi cara nuevamente y ella abrió sus piernas con timidez, una bella vagina esperaba mi boca, comenté a besar toda el área y sentí como con cada beso su cuerpo se estremecía, vi como un pequeño brillo en su vagina lo toque para darme cuenta que había lubricado, despacio pero de manera firme introduje mi dedo anular, yo sabía que no era su primera vez pero no me esperaba esa resistencia, sentí como su vagina húmeda aprisionaba mi dedo conforme lo iba metiendo, esto aumento mi erección a un grado donde casi dolía, pegue mis labios a su vagina y empecé a lamer, su pelo me hacía cosquillas en la nariz y el sabor de la piel con un toque ligeramente ácido me resultaba delicioso, metí un segundo dedo y la presión no cedía, Mireya con cada dedo que metía y cada lengüetazo que daba, gemía de placer.
Me urgía sentir esa deliciosa presión en mi miembro, saqué mis dedos y me recosté sobre ella, cerró las piernas por reflejo, mi sexo topo con su monte Venus y la sensación al tallar mi pene ya húmedo por el precum era tan placentera que comencé a frotarme contra ella. Me tomo de la nuca y me dirigió hacia sus pezones para que los chupara, lo hice con gusto, como deseaba poder destrabar mis quijadas para que todo eso cupiera dentro de mi boca, volvió a jalarme y nos besamos con hambre, mi sexo se alineó con el suyo y mi pene quedó atrapado entre sus piernas proporcionándonos a los dos una riquísima sensación, el roce de sus labios con mi tronco ya cubiertos por mi precum y su lubricante era perfecto, apretó los enormes muslos para aumentar la presión entre los dos y yo inicie un movimiento de meter/sacar, nos acariciábamos y besábamos como si no hubiese mañana, de pronto pone su mano en mi pecho y me dije algo que me saco de balance.
Mireya.- Espera un poco, ahora me toca a mí, siéntate y recárgate en la cabecera.
Yo obedecí de inmediato, si me hubiese ordenado que matara algún presidente así desnuda como estaba ya no tendríamos presidente el día de hoy.
Pensé que iba a montarme, pero para mí grata sorpresa se puso en cuatro frente a mi tomo mi erección con una de sus manos, limpio el precum de la punta de mi glande con su pulgar, dudo en un poco, abrió la boca, pude sentir el calor de su aliento en mi pene, toco el frenillo con la punta de su lengua -me estremecí- y metió toda la cabeza dentro de su boca luego deslizo su mano a la base de mi pene y lo apretó con fuerza e introdujo todo lo que pudo en su boca. Mi cerebro iba a volar, todo lo que había visto en las revistar pornográficas no se comparaba con lo que Mireya me estaba haciendo sentir. Con mi pene dentro de su boca hinchado por la presión que ejercía con su mano y la succión de su boca, no tengo idea de cómo pude contenerme y no venirme dentro de su boca, veía perderse mi miembro en su boca cada vez que subía y bajaba su cabeza y la imagen de su cuerpo inclinado ante mí con el culo levantado me tenían perplejo, esa no era una niña era ¡toda una mujer! Y yo estaba perdiendo mi virginidad con ella, tome su rostro con las manos mientras ella seguía masturbándome con su mano, la besé mientras mis manos acariciaban esos enorme y bellos senos que se balanceaban al compás de su mano, la jale y se colocó a horcajadas sobre mi -al fin estaré dentro de ella- pero no, coloco su húmeda vagina sobre el tronco de mi pene y empezó un movimiento de vaivén adelante y atrás, sentir como sus labios abrazaban mi tronco y lo untaban con sus jugos y se mezclaba con mi precum mientras con mis manos atrapaba sus nalgas y mi cara se perdía en sus senos, ella enredaba sus dedos em mi cabellos hasta que me dijo:
Mireya.- Tienes condón?
Yo.- Si, si tengo
No sé ni como pude contestarle, tenía sus senos dentro de mi boca y apenas si podía respirar de lo caliente que estaba, ella se recostó sobre su espalda y pude apreciar toda su belleza desnuda, caliente y mojada.
Busque con manos nerviosas entre mi pantalón, saque la cartera, se me cayó dos veces antes que pudiera sacar el desgraciado condón, después continuo mi lucha para poder abrirlo, con las manos sudadas y temblorosas fue bastante difícil, el tiempo me pareció eterno…
Mireya.- Te ayudo?
Yo.- Nnno no yo puedo solo…
Mireya.- Seguro?
Yo.- Que YO PUEDO!!!!
Mireya.- Ooook
Yo.- Perdón por gritar pero me pones más nervioso, con todo eso -hice un ademan mostrando todo su cuerpo- hace que me ponga más nervioso.
Ella esbozo una pequeña sonrisa halagada por mi actitud torpe, me dirigió una mirada de satisfacción al ver lo que me provocaba porque a pesar de toda mi lucha con la envoltura del condón, mi erección nunca disminuyo y ella lo notó. No imagino lo gracioso que me veía desnudo, erecto y frustrado jajajaja
Mireya.- Pues si tantas ganas tienes… ven.
Después de esas palabras o abría le envoltura o me la envolvía con masking-tape pero de que iba a pasar, IBA A PASAR.
Logré colocar el condón de manera correcta, había estado practicando con unos condones que proporcionaba el sector salud para cuando se presentara la ocasión no pasar vergüenza y de cualquier manera hice el ridículo, pero evaluando la situación, con ese mujerón desnuda sobre la cama, que carajos me importaba si hacia el ridículo o no. Mireya se recostó completamente sobre su espalda con las piernas juntas, me recosté sobre ella, nos besamos y sutilmente abrió las piernas para que me colocara en medio, pude sentir como la punta de mi pene tocaba la entrada del paraíso, sentí su calor y la humedad, ella me dirigió con su mano apuntalo la cabeza en la entrada, después me tomo de la cintura y me atrajo hacia ella, metiéndome poco a poco dentro de sí, su sexo abrasaba al mío y sentía como me iba abriendo paso lentamente mientras nuestros rostros uno frente al otro emanaban calor y nos mirábamos conforme la penetraba hasta que nuestros cuerpos estuvieron completamente unidos, puse mi mano sobre sus senos mientras nos besábamos ella rodeo mis piernas con las suyas y con una de ella hacia me empuja cada vez que arremetía, una y otra vez adentro y afuera, Mireya pidió que me sentara con las piernas cruzadas y ella se sentó a ahorcajadas de frente a mí pero esta vez sí introdujo mi pene en ella, instintivamente la tome de las nalgas para hacer la penetración más profunda, sentía los mucho que me apretaba a la vez que resbalaba deliciosamente a su interior, sentí como me mojaba los testículos con su humedad y como arreciaba el ritmo de la cabalgata, me empujo para que quedara con la espalda en el colchón y me pudiera montar a voluntad, apoyo sus manos en mi pecho mientras me montaba y yo sujete sus caderas para ayudarla, así podía hacerla presionar su clítoris contra mi pubis al momento de penetrar, Mireya incremento el ritmo poco a poco, sus enormes senos bailaban frente a mi cara, quería sentirlos en mis labios y mejillas pero sus manos en mi pecho me lo impedían, me obligaba a mantenerme acostado mientras veía como esa belleza alcazaba un orgasmo, entre gemidos me pareció oír un grito ahogado, sus uñas se clavaron en mi pecho, su cuerpo comenzó a temblar y su jugo escurrió por todo mi sexo hasta alcanzar las sabanas debajo de nosotros, ella no pudo más y se dejó caer en la cama, boca abajo a un lado mío, con sus brazo cerrados sobre sus senos, clavo su cara en la sabana para ahogar sus gemidos. Yo estaba completamente empapado de sudor y al verla acostada en la cama boca abajo con es tremendo trasero de blancas nalgas al descubierto me puse por encima de su espalda y coloque mi pene en la entrada de su vagina, ella todavía tenía pequeños espasmos cuando voltio ligeramente la cara para decirme algo, posiblemente que la dejara descansar no sé, pero yo estaba demasiado caliente para entender, así que arremetí y me metí de un golpe pero no tan rápido que la pudiera lastimar, ella gimió y eso me éxito aún más, comencé el bombeo, como ella tenía las piernas cerradas la presión sobre mi miembro era mayor se sentía delicioso, y el choque de sus nalgas con mi pubis agregaban a la experiencia detalles que yo no había sentido, incremente el ritmo, ansiaba terminar dentro de ella, después de tantas corridas en el baño de mi casa el saber que podría terminar dentro de mi maravillosa amiga me emocionaba.
Me recosté sobre ella y mordisqueé su oreja tome su cintura y para poder penetrarla lo más profundo, ella alcanzaba a decir alguna palabra pero no pude entender lo que me decía, agarraba su cintura y hundía mi pene lento pero firme dentro de ella una y otra vez, la oí gemir y eso fue los que detono en mí, el orgasmo, me vine en un grito ahogado y aprete tan fuerte sus caderas que deje unos pocos moretones en forma de dedos alrededor de ella, caí rendido, a pesar de haber eyaculado muchas otras veces, termine y estaba exhausto pero completamente satisfecho, me recargue sobre su espalda bese su hombro, ella me miro de reojo y me dijo:
Mireya.- Te gusto?
Yo.- Me encanto…
Mireya.- Ya no eres virgen, jejeje -rio de manera sarcástica-
Yo.- Te llevaste mi inocencia, mensa! jajajaja
Nos recostamos uno al lado de otro ella boca arriba y yo de lado apoyado en mi antebrazo, nos miramos y sonreímos con complicidad ella trato de taparse los senos con las manos pero yo lo evite porque quería seguir tocándolos, aunque quería permanecer más tiempo y hacerlo nuevamente Mireya me apuro para que nos fuéramos, había olvidado por completo que estábamos en la cama de sus papas, me pidió que me llevara el condón conmigo para que no lo fueran a encontrar, así que como pude me lo quite de mi aun erecto pene lo amarre y lo metí en mi bolsa junto con la envoltura, nos vestimos y nos apresuramos a subir a la sala.
Subimos riéndonos y nos sentamos en la sala, poco después llegaron sus padres, los salude como siempre, pero con cierto recelo, el pensar que a lo mejor se notara lo que habíamos hecho, en su casa, en su cama y con su hija.
Al poco rato me despedí de todos, ella me acompaño a la puerta, nos despedimos de beso como amigos le aprete ligeramente la mano nos sonreímos y me retire con la completa satisfacción de haber perdido mi virginidad con mi mejor amiga y un condón usado en mi bolsa.
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