Manuel es un estudiante de ingenieria y tambien trabaja en un banco como gerente. Vive un noviazgo apasionado con su novia Nancy, ella es madre soltera, tiene una hija y los padres de Manuel no están de acuerdo con esa relación. A pesar de todo Manuel se quiere casar con ella y vivir junto a ella por el resto de sus días. Es una noche tibia y fría, Manuel se encuentra en la casa de Nancy. Están el cuarto haciendo el amor. Se besan ardientemente, Nancy está disfrutando de las caricias fogosas de su novio, Manuel besa y acaricia aquel cuerpo delicado y caliente. Nancy se siente la mujer más feliz del planeta en los brazos de Manuel y disfruta cada segundo de aquella noche de amor y lujuria. Los besos de Manuel la enloquecen y él se siente el hombre más feliz del mundo gozando de aquel cuerpo tan bien formado y se siente en las nubes cuando ella gimiendo de placer le dice cuanto lo ama y cuanto le gusta cómo le hace el amor. Nancy le ha enseñado mucho, en sus brazos ha aprendido a ser mucho más hombre. Pero de repente son interrumpidos por el timbre de la puerta. Nancy con delicadeza se baja de arriba de Manuel, eso no le gusta a él, está en la plenitud de la pasión y a punto de desbordar toda su hombría dentro de la mujer amada. "Por favor Nancy, olvidate de la puerta. Estoy disfrutando mucho de tí y tú de mí, no podemos parar esto tan bello". Nancy le contestó, mientras él seguia besandola y acariciandola: "Amor, no se quién pueda ser, pero me preocupo, quizás sea una emergencia". Manuel seguia poseyendola y dandole todo aquél fuego de hombre joven y varoníl. Ella se dejaba querer y correspondía a sus caricias, pero el timbre no paraba de sonar. Nancy le pidio qué la dejara, tenía qué saber quién estaba tocando la puerta con tanta insistencia. "Por favor Manuel, dejame por un momento, tengo qué saber qué está pasando, además si sigue sonando así la puerta se va despertar la niña y no quiero que te vaya a ver aquí acostado conmigo, me sentiría muy mal por ella y por mí." De mala gana Manuel la dejo levantarse. Nancy se puso sus pantalones cortos y una blusa pero no se puso su ropa interior. Nancy camina hacia la puerta y al abrirla se queda congelada. Nancy: "¿Túuu???? El hombre qué está frente a la puerta la mira de arriba a abajo por un instante. Nancy sentía qué la desnudaba con la mirada, cómo si adivinara qué no tenia ropa interior puesta. Se puso nerviosa y a la misma vez estaba muy asustada. Despues sonriendole le dijo: "Si Nancy, soy yo. Por lo qué veo no te agrada mi presencia. Supe qué vivías aquí y decidí venir a ver a mi hija". Nancy no sabía que decir, estaba muy nerviosa. Manuel desde el cuarto le preguntó quién estaba en la puerta. Nancy no le contestó. El hombre al oír la voz masculina se enojó un poco y le preguntó a Nancy: "¿Quien diablos está en la casa contigo? ¿Acaso ya tan rápido te enamoraste de otro?". Nancy se pudo calmar un poco y mirando a aquél hombre le dijo: "¿Qué haces aquí, no te habías ido fuera del país?" Manuel volvió a llamar a Nancy con insistencia. El hombre de la puerta replicó, con una cara donde se le podía notar el coraje qué sentía por saber qué Nancy tenía un hombre en su casa, en su cuarto. "Si, me fui fuera del país. Pero he regresado por tí y por mi hija. He cambiado mucho Nancy. Ahora soy otro hombre, te extraño y te sigo amando. Espero no haya llegado tarde". Nancy no le contestó pero lo invitó a entrar a la casa. Al llegar a la sala pudo ver a Manuel qué lo miraba sorprendido. El hombre, unos años mayor qué Manuel y muy bien parecido, le preguntó quién era él. Ardía de rabia porque Manuel estaba semidesnudo, solo tenia unos calzoncillo puestos. Antes de qué Manuel contestará, Nancy replicó, aún un poco nerviosa: "Manuel este es Rafael, el padre de mi hija. Manuel quedó aún más sorprendido. Entonces Nancy dirigiéndose a Rafael le dijo: "Rafael esté es mi novio Manuel. Es la primera vez qué viene a mi casa". Manuel le extendió la mano a Rafael y ésté lo rechazo, y dijo muy enojado: "¡La primera vez qué viene a tu casa, dejáte de mentiras Nancy! ¿es éste el ejemplo qué le estás dando a nuestra hija, no te da verguenza? ¡En tú casa tienes a un hombre casí desnudo, en la casa de tú hija! ¿No te importa qué nuestra hija despierte y vea qué su querida madre tiene a un hombre casi desnudo en su casa, en su cama? Tenemos mucho de qué hablar Nancy". Le pidió a Manuel qué se vistiera y se fuera de la casa inmediatamente. Manuel le contestó algo nervioso: "Si, me voy a poner mi ropa, pero porque tengo que hacerlo, no porque usted me lo ordena. Y solamente me iré de está casa si Nancy así me lo pide, ella es la única qué puede decirme si me quedo o me voy". Nancy no dijo nada, pero de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas. Tenia mucho miedo qué su ex le fuera a quitar la niña por lo qué había visto. Rafael los miró a los dos con mucho coraje y se marchó.
Aquella situación qué se respiraba en esa casa no lo tenía nada de contento. Los celos y el coraje qué sentía al enterarse que ya Nancy tenía un novio y qué ya había hecho el amor con él, lo enloquecía. Si regresaba a la casa y volvía a ver a ese sujeto allí, le quitaría la niña y haría hasta lo imposible por ganarle la custodia de ella. Los celos lo tenían enfurecido, él quería recuperar a Nancy y ser un padre ejemplar para su hija, no quería volver a perderlas. Al otro día volvió a la casa de Nancy, era de tarde y la niña estaba aún en la escuela. Nancy le abrió la puerta y lo invitó a entrar y a sentarse. Rafael no quiso hacerlo. Sé sintió incómodo, ese tipo llamado Manuel estaba de nuevo en la casa, esta vez estaba vestido, quizás pasó la noche con Nancy. Nancy también estaba muy incómoda. Rafael le preguntó por la niña. Ella le dijo qué estaba en la escuela y qué en una hora tenía que ir a buscarla. Rafael le dijo que iría con ella porque quería ver a su hijita. Manuel se opuso, le dijo qué él iría con ella a buscar la niña. Rafael mirando a Manuel con mucho coraje replicó: "No te pregunté nada a tí jovencito. Esto es entre Nancy y yo, la niña es mi hija. Tengo todo el derecho de verla cuando yo quiera". Nancy estaba asustada. Rafael era un hombre de carácter muy fuerte y un poco violento. No quería qué hubiera problemas entre ellos. Rafael estaba actuando cómo si hubiera sido un gran padre con su hija. Aunque asustada pero molesta, le dijo a Rafael: "Manuel es mi novio y tiene todo el derecho de opinar y decir lo qué quiera sobre mi hija. Manuel se ha portado cómo un padre con ella. En cambio tú me abandonaste cuándo ella nació. Mi hija no te conoce, yo he sido madre y padre para ella. No tienes ningún derecho sobre mi hija. Rafael por favor, márchate de está casa y no vuelvas más. Mi hija no necesita de tí". Manuel también le dijo qué no volviera a pisar más esa casa. Eso molesto mucho a Rafael. Estaba celoso, no podía aceptar el que Nancy estuviera con otro hombre. Se acercó a Manuel, lo tomó por la camisa con rabia y le dijo: "¡Te dije qué no te metas en lo qué no te importa! ¡Además te voy a decir otra cosa, serás el novio de Nancy o su marido, pero mi hija es mi hija y ni tú ni nadie me van a quitar ese derecho!¿Oíste cerdo asqueroso? ¡Soy capaz de todo por mi hija, creo qué el qué tiene qué irse de está casa eres tú!!" Manuel se puso rojo del coraje y le pidió a Rafael qué lo soltara. Estaba dispuesto a darle un puño en la cara si no lo hacía. Nancy se tuvo qué meter entremedio de ellos para evitar una pelea. Le súplico a Rafael qué se fuera y qué no volviera más. Este soltó a Manuel y le dijo a Nancy qué se iba, pero qué las cosas no se iban a quedar así. Le advirtió a ella qué no quería a Manuel cerca de su hija. Nancy se abrazó a su novio llorando.
Rafael estaba muy furioso cuando abandonó la casa. No iba a perder a Nancy ni a su hija así tan fácil. En la noche la llamó por teléfono. Ella se asombró mucho cuando al contestar escuchó la voz de Rafael.¿Cómo sabía su número? Le pregunto pero él le cambio el tema, ignorando la pregunta. Le dijo qué por ella era capaz de todo y qué no se iba a rendír, qué ella lo había amado mucho y podía volver a amarlo de la misma manera, estaba confundida, no podía querer más a aquél jovenzuelo, porque él era el padre de lo qué ella más amaba, su hija. Nancy le contestó muy molesta: "Manuel es mi novio y yo lo amo. Nos vamos a casar. Mi hija lo quiere mucho. Es el único padre qué ha conocido. Tú perdiste ese derecho al abandonarla cuando nació. No quiero volver a verte más, déjame en paz y no vuelvas a llamarme". Rafael se enojó muchisimo, le dijo qué le iba a quitar la niña. Nancy se asustó mucho con esa amenaza. Pero no se lo dio a demostrar a Rafael. Le colgó y rápidamente llamó a Manuel. Le contó todo lo qué había hablado con Rafael. Manuel la calmó y le dijo qué no tuviera miedo, él estaba allí para protegerla tanto a ella cómo a la niña. Al rato Manuel llegó y ella llorosa corrió a refugiarse en sus brazos. Se sentía segura junto a él. Comenzaron a besarse apasionadamente y se dirigieron al cuarto a terminar esa noche de pasión qué nunca pudieron terminar desde qué apareció su ex Rafael. Ahora si qué ya nadie los interrumpiría. Amaba a Manuel cómo nunca amó a nadie. Los padres de Manuel lo notaron muy preocupado. Esa tarde apenas comió. Se metió a su cuarto a estudiar. Tenía qué llamar a Nancy.
Estaba muy preocupado por ella. Ya había salido del trabajo y por eso la estaba llamando a la casa. Temía qué ese hombre le fuera a hacer algo. La presencia de Rafael en sus vidas lo tenia molesto y un temor de qué fuera a hacerle daño a su adorada Nancy. Esperaría qué estuviera un poco más calmado para llamarla, no quería preocuparla. No tenía cabeza para estudiar, solo pensaba en su novia y su niña. Su madre entró al cuarto sin tocar la puerta. Eso molestó mucho a Manuel y le dijo: "¡Mamá por favor, cuando vayas a entrar a mi cuarto, toca la puerta!" La madre pudo notar qué no solamente su hijo se veía preocupado, también estaba de muy mal humor. Se acercó a él y con cariño le acarició la cabeza y le preguntó qué le estaba ocurriendo. Manuel se sintió mal por la forma en qué le habló a su madre y le pidio perdón. Ella sonrió, no tenía nada qué perdonarle, pero no le gustaba verlo así. Le preguntó qué si estaba enfermo. Manuel le dijo qué estaba bien y le comenzó a contarle lo qué estaba pasando con su novia y la sorpresa que tuvieron cuando apareció el padre de la niña de Nancy. Su madre volvió a insistirle que Nancy no le convenía. Él era muy joven, guapo e inteligente, podía encontrarse una joven cómo él y sin ningún pasado. Manuel no estaba de acuerdo con su madre. Amaba a Nancy y se iba a casar con ella. No le interesaba otra mujer. Por Nancy ser madre soltera, por los problemas qué había tenido y seguía teniendo, nunca sería feliz con ella, eso pensaba su madre y también su padre. A él no le importaba lo qué opinaran sus padres, Nancy era el amor de su vida y amaba a su hija. Tan pronto terminara sus estudios, se casaría y se la llevaria lejos, para poder vivir felices y tranquilos. Esperaba con ansías porque ese día llegara. Los padres de Manuel querían para su hijo una muchacha sin pasado y sin hijos. No querían qué ningún otro niño les llamara abuelos, solo sus propios y verdaderos nietos. Los hijos de Manuel. Nancy tenía un pasado y Manuel aún era muy joven para estar arrastrando con problemas de otro.
Su madre le dijo: "Veo qué ni tu padre ni yo podemos hacer nada para hacerte ver la realidad. Espero qué en el futuro no te arrepientas del paso que piensas dar. Dios te bendiga siempre hijo". Nancy iba camino a su casa con su hijita de cuatro años. De pronto se le acerco Rafael. Se asustó, temía qué le quitara a su hija o le hiciera algún daño a ella. Rafael con una sonrisa en su rostro, le dijo: "Hola Nancy. Siempre guapísima. ¿Es está hermosa niña nuestra hija?" Nancy muy nerviosa le contestó: "Rafael, está niña qué amo tanto es mi hija. No insistas, no es tu hija. Al abandonarla era porque no la querias. Te burlaste de mí Rafael. Olvídate de nosotras, vete y déjanos en paz". Rafael suplicandole, le dijo: "¡Tienes qué creerme Nancy, estoy muy arrepentido de lo qué hice!! Quisiera darle a tí y a mi hija todo lo qué les negué antes, mi amor, mi vida". En ese instante en qué discutían, llegó Manuel. Le dio coraje volver a ver a aquél hombre qué los estaba acosando y les empañaba la felicidad de ambos. La niña al ver a Manuel sonrió y se acerco a él, lo beso y lo abrazo con cariño, mientras le decia papá. Nancy pudo notar cómo le dolía a Rafael ver el amor qué aquella inocente niña le tenía a su rival. Todo estaba pérdido. Ya nada se podía hacer. Rafael había pérdido el amor de Nancy y no pudo disfrutar del amor de su hija. Se dio por vencido. Se marcharía para siempre. Nancy ya no lo amaba, quería a otro hombre y su hija no lo conocía. Les pidió perdón a ambos. Les deseo de corazón qué fueran felices. Pidió permiso para darle un último beso a su hija, con lágrimas la besó, la niña lo miró con curiosidad. Cabizbajo y triste abandono aquél lugar para siempre. Nancy comenzó a llorar con pena. Manuel la abrazó con ternura y cariñosamente le dijo: "No sufras mi amor. Ya todo pasó. Nos casaremos, nos iremos lejos y seremos muy felices". Nancy lo abrazó con fuerza, besó a la niña y replicó: "Creo qué él no miente. Ha cambiado. Espero pueda encontrar a alguién qué lo haga tan feliz como tú me has hecho a mí. Te adoro Manuel. Gracias por quererme tanto y por ser un verdadero padre para mi hija". Manuel beso a las dos y dijo: "Las amo con toda mi alma". Se besaron con mucha dulzura y pasión. La niña los miraba y sonreía. Volvió la paz al alma de dos seres que el amor había unido y qué solo Dios los podía separar. El corazón pudo mucho más qué el egoísmo. Nancy y Manuel se convirtieron por amor en una sola alma y un solo cuerpo.