Efectivamente obedeciendo al pie de la letra Eulalia Hemingway Grant al mismo sacerdote entra y toma asiento en la misma sacristia hasta que concluya las visitas al confesionario de la iglesia. Entra el sacerdote al quitarse el habito al ponerle seguro a la puerta, toma asiento al lado de Eulalia Hemingway Grant que sigue contandole esos pecaditos que tiene y la ha orillado a pisar y llegar a la misma iglesia especialmente al confesionario que no puede con su consciencia ni siquiera con su alma ni tampoco con su pensamiento en ese momento. Mientras la escucha disimula a ltirarle unas miraditas que no son muy apropiadas entre una feligres con el sacerdote y viceversa que anda vestida con botas negras largas de tacón alto junto con falda negra larga con cinturon negro con camisa de manga larga con puños abotonados color verde agua, sin que se de cuenta de lo que realmente quiere el sacerdote de ella, luego de desahogarse y sincerarse la misma consciencia Eulalia Hemingway Grant el sacerdote le dice se cuál sera la penitencia que rezaras cómo emplearemos para expulsar y liberarte de una buena vez de tus pecaditos carnales y pecaminosos que he escuchado de usted Señora. Toma la agua bendita le pide abrase la camisa y quitese el brasier Eulalia Hemingway Grant lo hace al rociarle y manosearla en ambos senos continuamente por el sacerdote. De ahí, le pide subase la falda y despogese de su hilito dental cachetero al rociarle agua bendita la manosea regandolo como extendiendoselo desde su vagina bajando por las entrepiernas hacia atrás a su culito y rabo que se lo manosea y roza con toda la lizura y pervertidamente el sacerdote. Finalizo en que el sacerdote luego de le pega por detrás con toda la pinga erecta se la roza continuamente por todo el culito y por delante hasta restregandoselo en sus senos al natural, termina así vistiendose sale de la sacristia hacia la salida de la inglesia Eulalia Hemingway Grant, queda pensando que fue eso que sucedio entre el mismo sacerdote y ella a más no poder en la sacristia que llego solamente para confesarse ssu pecaditos carnales como confesos por obra, pensamiento y omisión actualmente, abordando y marchandose en su automovil.