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Categoría: Infidelidad

UN RICO MADURO!

Lo conocí por medio de las redes sociales, a principio me aprecio un fisgón más que se metía a ver mis fotos y masturbarse contemplándolas, pero me demostró ser un tipo diferente, ¡un verdadero conquistador!



¡Soy Lety y les quiero contar la rica experiencia que tuve con Mario, un hombre de 53 años que la verdad me sorprendió mucho!



Una vez ganada mi confianza él se permitió mandarme arreglos florales, peluches y detalles como aretes, collares y pulseras, todo lo enviaba a mi trabajo, en la empresa creían que era mi marido y yo no los desmentía, era nueva en ese lugar y quería obtener el rango de jefa, por eso quería llevar todo en bajo perfil.



Mario era casado, su mujer era guapa pero su vida sexual ya era rutinaria, tenía dos hijas y un hijo, de 27, 23 y 19 años respectivamente, el tipo podía ser mi papa sin problema alguno. Era un tipo de dinero ya que tenía locales en el centro, además de un salón de fiestas y un restaurant en una zona exclusiva de la ciudad, en los chats que teníamos me contaba lo tormentoso que era su vida, peleas y decepciones, me decía que su esposa algún tiempo fue un huracán sexual y hoy solo quería estar en el Facebook o en Netflix, me mostraba fotos de él, él era blanco, de barba canosa y pelo cano, se me hacía muy atractivo, me mando algunas fotos mientras estaba en la playa y se mantenía conservado, brazos grandes espalda ancha, un verdadero sugar daddy para cualquier adolecente empedernida!



Durante unos meses insistió en conocerme, yo ponía trabas, pero poco a poco me convenció, no sé si por su dinero, por su físico o por sus detalles, solo acepte ir con él a cenar.



Quería sorprenderlo, así que me vestí muy sensual, me puse un vestido entalladísimo color azul, que me cubría solo la mitad del muslo, además del escote pronunciado y tacones de 5 cm. Le dije a Luis que iría una cena del trabajo y él me dijo que estaba bien que cuidaría de los niños y es que, aunque podía decirle con tranquilidad que saldría con otro, quería tenerlo en secreto por alguna razón, este hombre me hacía sentir cosquillas, la verdad presentía que pasaría algo más que la cena.



Tomé un taxi y me dirigí hacia paseo de la reforma en la calle donde quedamos de vernos, estuve solo dos minutos ahí cuando un BMW color blanco se acercó a mí, era Mario, al salir de su carro me impacté más con él, un hombre de 1.93 cm, salió vestido de traje Armani y zapatos italianos, a leguas se notaba el porte del caballero.



M: ¡Leticia, un gusto, eres hermosa!



L: ¡El gusto es mío!



M: Con todo respeto, ¡te ves espectacular!



L: ¡Muchas gracias, igualmente Mario!



Abordamos su lujoso auto, el me abrió la puerta del copiloto y fuimos hacia santa fe a un restaurante muy lujoso, su comportamiento era perfecto, muy propio para hablar, para pedir las cosas y se dirigía a mí con muchísimo respeto, eso me ponía loca por él.



Pido una botella de wiski y cenamos langosta, durante la cena, platicaba de mí, de mis hijos, de Luis, de cómo había sido mi vida, de mi trabajo y de algunos excesos que he tenido, el escuchaba atento y a veces algunas palabras pulcras salían de él, ¡eso me encantaba!



Finalmente, el comenzó a hablar de su vida, de cómo había sido de pequeño, lo que tuvo que pasar para conseguir lo que tenía, el no siempre fue adinerado y sabia del sacrifico de la gente por las cosas, me hablaba de sus hijos como cualquier padre orgulloso y sobre todo de cómo amaba a su esposa y de cómo se enamoró perdidamente de ella, eso me tenía enamorada, era un príncipe de cualquier sueño guajiro, ¡escuchaba atenta y solo hablaba cuando lo creía pertinente!



M: ¡Y así es mi estimada Leticia, un poco de mi vida!



L: ¡Guau, eso no fue un poco, ahora siento que te conozco más!



M: Tu vida es muy interesante, una mujer tan bella como tú, ¡es digan de cualquier trono real!



L: Eres muy lindo y caballeroso, ¡por esa razón tu esposa es la que debería estar aquí!



M: Mi querida Leticia, yo soy el que ha peleado por nuestra relación, el que busca soluciones y estoy aquí cenando con una hermosa mujer, ella es desinteresada, no le importa, ¡seguro esta con algún amante y es obvio!



L: No cambiare tu forma de pensar, ¡pero eres un hombre en toda la extensión de la palabra!



M: ¡Gracias, viniendo de una mujer como tú, eso vale muchísimo!



L: Bueno, ¡voy al tocador!



Se puso de pie y me ayudo a levantarme, lo mire seria y con ojos de deseo, sentí lo mismo de él, camine hacia el baño mirándolo de reojo, notando como miraba mi caminar y mi cuerpo, entre al baño solo a tomar aire y ordenar mis ideas, este hombre me tenía loca, quería desnudarlo y que él me desnudara a mí, tenerlo entre mis piernas besándonos, pero al parecer el no trataría nada, así que me dispuse a pedirle me llevara cerca de mi casa, ¡pensando que tal vez otro día sería el indicado!



Al salir del baño me lleve una sorpresa, Mario estaba parado afuera, ambos nos miramos fijo y como si nos hubieran aventado corrimos a besarnos, me besaba con suavidad, con una forma tan sensual y me acariciaba mi espalda delicadamente recorriendo con sus dedos hasta mi espalda baja, mi brazo abrazo su cuello y nuestras lenguas se comenzaron a tocar, mi tanga se humedeció, Mario estaba igual que yo, ¡una conexión se había logrado y estaba a punto de estallar!



M: ¡Disculpe Leticia, fue un impulso!



L: No te preocupes, creo que fue impulso de ambos



M: Tengo que irme a casa, ¡te dejo cerca de la tuya!



L. Por favor, lo agradecería mucho!



Un silencio invadió nuestro entorno, entonces no aguante más y me lance a besarlo, esta vez mas aventada, el hacía lo mismo, me aricaba las piernas y me besaba el cuello, le afloje la corbata e hice lo mismo, justo al lado del baño había un cuarto de escobas, con el suficiente espacio para los dos, ¡lo tome del saco y nos metimos ahí!



Continuábamos besándonos con pasión, le quité su saco y su camisa, el me desabotono el vestido, el cual callo dejándome en tacones y tanga, sus manos apretaban mis muslos, su boca iba de mi abdomen a mi pecho, le quiete su camiseta pasando mi lengua por su bien conservado cuerpo, estaba dispuesta a gozar a ese hombre, no importaba que el lugar no fuera tan cómodo, ¡solo quería tenerlo!



M: ¡Leticia, te deseo como no te imaginas!



L: Y yo a ti Mario, pero dime Lety o Mony, ¡eso me agrada más!



M: ¡Como gustes, Lety!



L: ¡Déjame ir abajo!



Baje su pantalón y su trusa, unas piernas en forma de tronco me encontré, las cuales probé llevando mi lengua hasta su entrepierna, para luego dirigirme a su grande y hermoso pene, lo acaricie como si fuera mi juguete nuevo, el tamaño era magnifico y la forma un poco doblado me ponía a mil, lo lleve a mi boca con suaves chupadas, él se recarga en la puerta y gemía rico, ¡succionaba su cabecita para luego tragarlo poco a poco!



M: ¡Ah, esto es magnífico, uf!



L: ¡Te gusta, uhm, chop, chop!!



M: ¡Ah me encanta uf!!



Llevaba su duro pene hasta mi garganta, creo que la tenía de unos 21 cm, y de gruesa unos 5, era un pene digno de un caballero, él se regocijaba con mi oral, ¡me acariciaba la cabeza y disfrutaba cada cosa que mi boca le hacía a su amigo!



Se lo devoro unos minutos, su pene se endurecía más y más, ¡entonces el me levanto me abrazo y como imán encontró mi vagina la cual su amigo empezaba a penetrar delicioso!



L: ¡Ah, así, que rico!



M: ¡M encantas, uf, que diosa eres!!



Estaba parada pegada a él con su amigo entrando y saliendo, se sentía riquísimo, me apretaba las nalgas y me la metía más y más rico, nos besábamos y nos mordíamos todo a nuestro alcance, me acariciaba las piernas mientras me estrujaba con su veterano pene, ¡veterano pero magistral!



Me puso apoyada en la puerta, me empine un poco y el tomándome la cadera, me penetro suave, lo hacía solo con su puntita, eso me puso a mil, me encantaba su gruesa cabeza entrando y saliendo rosando mi inflado clítoris.



L: ¡Agh, Mario así, que rico, uf!



M: Lety! Eres un ángel un ángel que se vuelve un demonio sexual, ¡agh!



L: Me encantas, más, dame más, ¡hazme tuya papito!



M: ¡Mi amor! ¡Me tienes duro como nunca nadie en mi vida!



¡Sus movimientos eran mágicos, su verga empezó a entrar más rico, me sentía empalada, el me apretaba los muslos, me aruñaba la espalda, me besaba la espalda y el cuello, yo movía mi cadera, en un momento me ensartaba solita mientras él me acariciaba el cabello, me encantaba este maduro, no me importaba que quería arreglar las cosas con su esposa, solo quería sentir su dura tranca en mí!



El seguía dándome así, yo me agache hasta que mi cabeza llego a mis pies, dejándole todo mi coño y ano abierto, el empezó a meter un dedo en mi ano, ¡lo hacía rápido mientras su verga seguía entrando y saliendo fuerte de mi vagina!



L: ¡Que rico papi, mas, dame más!



M: ¿Me dejas tu ano?



L. Si, rómpelo, agh, métele tu rico amigo!



M: ¡Por dios amor, me tienes loco, agh!



Como desperrado me tomo del as nalgas y me empujo su pene en mi ano, yo me aguante el grito, la metió de un solo golpe, mi ano estaba poco lubricado y me dolió, pero ni de loca quería que me la sacara, yo quería que me estrujara y me partiera, quería ser suya, ¡quería ser su puta!



L. Agh, así, me duele, agh!



M: ¡Ah, esto es la gloria, agh!



L: ¡Empújala, muévete rápido, agh!



M: ¡Nena, hace años no hacia esto, que culo!!



Mario estaba poseído, el hombre recatado había quedado atrás, ahora una bestia sexual de 53 años había aparecido, una bestia con sexo reprimido que se estaba liberando y me estaba partiendo el ano de una forma muy rica!



M: ¡Que culona, que piernas, agh, el sueño de todo hombre!!



L: Papi, mas, dame duro, agh, no me tengas piedad, desquítate, agh, párteme



M: ¡toma, toma puta, agh!



L: Si soy tu puta, agh, cógeme, ¡cógete a esta perra puta!!!



El me embestía fuerte pero delicioso, yo jadeaba del placer, él no se quedaba ataras, movía mi cadera, quería sentirlo, ¡quería sentir su rico semen dentro de mí!



M: ¡Hermosa me voy a venir!!



L: Lléname de ti nene, agh, ¡dame tu leche!!!



M: ¿Quieres leche?



L. Si!!! ¡Dame todo tu rico semen!!



M: ¡Ahí va, uf, agh!



L: ¡Si, así, que rico, que rico dios!!!!



Mi ano se llenó de su rico semen, mi vagina también escurría, ambos líquidos escurrían por mis piernas, quedamos pegados como perros, ¡el atrás de mi casi a punto del desmayo!



Finalmente, después de que paso el orgasmo, nos vestimos, el caballerosamente m ayudo a vestirme, pase al baño a retocarme, el pago la cuenta y me dejo en la esquina de mi casa, nos despedimos con un muy rico beso, su mano toco mis piernas y con una sonrisa deje su auto.



Después de esa magnífica noche, continuamos escribiéndonos y contando nuestros problemas el sigue siendo mi amigo y espero en algún momento tener la oportunidad de estar con él, pero en un lugar más cómodo, ¡para sentir de nuevo su rico cuerpo y su experiencia!


Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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