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Un escarabajo y la personalidad gay

Días de asueto, tarde de lluvia, aroma a café, nostalgia, música instrumental de fondo, calentura y mi mente hurgando en el baúl de la memoria sexual......

 

Llego a Saltillo, al Norte de México,. Yo era estudiante de 18 años, amante de la poesía y todas las manifestaciones literarias. Conocía a Ramón, un maestro de teatro, muy atractivo y dueño de una potente voz de tenor. En todas sus presentaciones lo seguía, llegué a ser presentado con él, que por entonces frisaba los 40 años: alto, ojos hermosos, boca mediana de labios carnosos y apetecibles, enormes manos de dedos gruesos y largos, amplia espalda, caderas poderosas, piernas anchas, largas y fuertes, enormes pies del 10 o 12... un tipazo.

 

Algunas veces compartimos el café o la copa, me invitó a su casa para ver su biblioteca, era una casa modesta pero muy ordenada y su espacio cultural muy ad-hoc con su personalidad: discreto y limpio.

 

El único desorden lo imponía el griterío de la chiquillada y las amonestaciones de la mamá, la Sra. Susana, menudita, delgada, bella y muy aguantadora: parió 11 hijos de Ramón que en escalerita, tenían de 15 a 4 años de edad. Ramón me la presenta orgulloso y le canta: "La humareda de mi jacalito... ya se extiende por todo el trigal.... y ay qué linda se ve mi Susana....." Ella se ruboriza y le premia con un dulce beso.

 

Yo estoy anonadado.... tantos hijos y tanto amor, pensé que esa mujer era muy afortunada siendo dueña de tremendo macho.

 

En otra ocasión, me tocó visitarlo en el camerino del teatro donde presentaba un recital poético y él, sin ningún recato, se desnuda frente a mí totalmente. Creí que no era real lo que estaba viendo: un par de ricas, redondas, paradas y peludas nalgas muy bien cuidadas, piernas velludas en extremo y, cuando se gira...... ¡Señor!, una vergota que me dejó sin respiro... pendulaba en su entrepierna en estado flácido alcanzaba fácil 15 cm. muy gruesa, sin circuncidar, con un cabezón que aparecía a medio descubrir dentro de un prepucio blanco y venoso...... además, todo el aparato descansaba sobre tremendos huevos sumamente peludos......

Él pareció no darse cuenta del impacto que me causo, se colocó su bóxer de seda muy ajustado y enseguida el vestuario para salir a escena.

 

En el mismo baño del camerino me he hecho una puñeta tan salvaje que pensando en tocar, lamer y morder esas ricas nalgas y husmear entre su zanja hasta encontrar el agujero de su culo, solté muchos mecos..... estaba yo agitado, emocionado......sudé tremendamente y me di un baño.

 

Por la noche, fuimos a un bar y entre la charla Ramón me pregunta qué me ocurrió en el camerino, que al regresar de escena me percibió muy alterado...... yo le dije que nada, pero él me dijo: "Ah pillín, no quieres descubrirte.... ¿Qué tiene de malo hacerse una puñeta? Yo lo hago muy seguido. ¿A poco te calentó verme en bolas?"

 

No tuve más remedio que arriesgarme y le dije que sí, que verlo sin ropa me excitó tremendamente. Entonces me dijo que tenía las llaves del departamento de un amigo suyo, que si yo quería podíamos estar solos allí un par de horas, a menos que ya no tuviera más leche.

 

Yo emocionado le dije que sí, que en esa época cogía dos o tres veces en un día y que me encantaba puñetearme. Llegamos al departamento, nos desvestimos de inmediato nuestras vergas estaban duras al máximo y aunque la mía no era despreciable en dimensiones, Ramón llegó a ondear frente a mi rostro 23 cm. de rica tranca de macho..... muy cabezona; como era un acuerdo tácito, yo sólo hacía el rol activo, sin embargo, nos colocamos en posición de 69 y nos hemos dado la más rica y deliciosa mamada de la época....

 

Mientras nos lamíamos vergas, pubis, huevos y culos, empezamos a hurgarnos con los dedos y sinceramente, sentir en el agujero de mi culo el primer enorme dedo de Ramón, casi me hace soltar mi leche guardada.... llegó a meterme tres dedos y a jugar magistralmente con ellos en mi interior...... Yo le metí cuatro dedos y él "bramaba" de excitación, hasta que me pidió verga.

 

Le pedí que se pusiera de espaldas a la cama, yo parado al borde, le levanté sus hermosas y duras piernas, le pedí abrirse las nalgas con sus manos, le lamí el agujero y le ensalivé hasta dilatarlo completamente. Fue entonces cuando fui acercando la cabezota de mi verga y a moverla en círculos a la entrada de su culo hasta que me gritó: "Ya papacito, ya métemela, tengo ganas de verga, quiero verga cabrón, métemela toda, de un chingazo, cógeme ya"

No me hice del rogar y enterré mi tranca totalmente en su caliente culo..... creo haber hecho muy buen trabajo, porque Ramón se repegaba a mi pubis, mis pelos se marcaban en sus blancas nalgas y sin tocarse, soltó varios chorros de mecos que bañaron su barriga y su pecho...... yo le pedí que se embarrrara toda su leche en el pecho, y que me diera a probar con sus dedos..... Hummmmm.... qué mecos tan deliciosos, me dejó algo en los labios y mientras me relamía ese néctar de olor y sabor tan deliciosamente masculino, exploté en su interior, bañándole el intestino de mi leche, de esos mecos míos que abundantes brotan de mí cuando estoy tan caliente como lo estaba en ese momento.

 

Nos despedimos luego de un baño reparador.

 

Volvimos a vernos quince días después. Fue a la salida del teatro. Ninguno teníamos deseos ni de copas ni de café, era una noche tibia, casi caliente. Nos sentamos en una banca de la Plaza de Armas y empezamos a hablar de trivialidades. Yo le recordé aquella noche en el departamento. Él me dijo que había disfrutado mucho conmigo, que era el tipo de hombre joven que le gustaba y disfrutaba. Me aclaró que era muy puto, que no completaba con una sola verga y que si no me asustaría que hiciéramos un trío o un cuarteto....... que le gustaban muchos hombres a la vez. Sí me sorprendí, porque vinieron a mi mente su esposa y sus hijos...... no entendía como un hombre tan macho podía ser tan puto.....

 

En eso estaba cuando cayó un escarabajo del arbotante frente a nosotros; el animal quedó patas arriba y Ramón se levantó a voltearlo diciendo: "Ánimo amigo, debes sentirte igual que yo", y de pronto empezó a llorar. Yo me alarmé y le pregunté qué pasaba...... me contestó que estaba luchando contra su "vicio" por los hombres, que su hija mayor era casi adolescente y a él le gustaban los muchachitos..... que sería una terrible pena que su hija le presentara como novio a alguno de sus "galanes" sexuales.

 

Dijo: "Amo a mi mujer, me casé enamorado, adoro a mi familia, soy muy macho, más de lo que te imaginas, pero...... Que no me bese un hombre porque me derrito, me quiebro y quedo como el escarabajo, patas arriba y.... en esos momentos, nada me importa".

 

Julián

Como siempre, agradezco sus amables correos personales y la valoración que asignan a mis relatos. Espero poderles complacer con muchas de mis experiencias.

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