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Sevilla 2, mi vecina mari

Este relato es la continuación  de SEVILLA 1 ESE TESORO DE LYCRA Y ALGODÓN.

Pasaron un par de meses hasta que la situación fue propicia para dar un paso más, y esta se presentó cuando un sábado por la mañana  al coger el ascensor para subir a casa, oigo desde la puerta del portal

-espere, no cierre por favor

Me giré y vi que era Mari, con dos maletones grandes tirando de ellos a duras penas,

-pero de dónde vienes así de cargada mujer, anda deja que te hecho una mano que te vas a hacer daño

- a, eres tú, hola Manu si gracias, son las maletas de la niña, que como son vacaciones se ha venido de Salamanca, y como no hay sitio para aparcar pues las ha bajado aquí y se ha ido a buscar sitio

-madre mía, joer lo que pesan, pero que trae tu hija en la maleta

Entró en el ascensor y se giró  pillándome de lleno mirándole ese culazo enfundado en un pantaloncito de esos de andar por casa.

Me puse nervioso y de todos los colores al verme pillado, entré de espaldas quedando al lado suyo, casi pegado a ella por la estrechez del ascensor y las maletas

-perdóname Mari, se me han ido los ojos y . . . lo siento

-en la que tu llevas me imagino por el peso que los apuntes y demás, y en esta como siempre me hace, me traerá un montón de ropa sucia para que se la lave, pantalones, camisetas, ropa interior… esta vez no has tenido suerte, las braguitas sucias seguro vienen en la mía

Yo quería en ese momento que me tragara la tierra, no sabía ni que decir, ni dónde mirar, en ese momento se pegó a mi rozando con sus tetas mi brazo, y avanzando su cara casi rozándome la oreja

-acaso te crees que no me di cuenta de que anduviste husmeando mi tanga de la bolsa, el dia de las llaves  guarrete?,

Las cartas estaban boca arriba, no podía negar nada, es más no podía ni hablar

-La de veces que me he masturbado imaginando como te pajeabas con ese tanga rojo de esta vieja

-joer Mari, no eres ninguna vieja

Atiné a decir casi balbuceando, girándome poniendo una mano sobre  su cadera a la vez que ella la ponía encima de bulto de mi pantalón, que la descomunal erección de mi polla había provocado

-dime, que hiciste con ellas, te las pusiste, te frotaste la polla con ellas?

La mano de la cadera ascendió hasta abarcar sus tetas, acariciándolas y apretándolas ligeramente, la otra emprendió camino a su entrepierna, presionado su coño a través de la tela

-no Mari, las acaricié con mi lengua, aspiré su exquisito aroma, las chupé y lamí como si fuese tu coño

-hummm, que rico, si que eres guarro de verdad cabronazo. Te gusto el olor y sabor de mi coño?

-el de tus tanga es un elixir para mis sentidos, pero el de tu coño no lo he probado todavía

-pues mete esa mano dentro que tienes mi coño empapado deseándolo

Con una mano tire de ambos elásticos del pantalón y de las bragas y la otra se deslizó a través de los vellos púbicos hasta posarse  encima de la vulva y más abajo, la humedad pringosa y resbaladiza emanada, embadurnó mis dedos al momento, que con una ligerísima presión se hundieron entre los labios, iniciando un ascenso tambaleante hasta encontrar ese botoncito del placer tan resbaladizo, que al contacto con mis leves caricias, hizo que a su dueña  las piernas no la sostuvieran, quedando apoyada con la espalda en el ascensor, colgando de sus brazos en mi cuello y ahogando sus gemidos en mi hombro.

Las puertas del ascensor se acababan de abrir, aun sin recuperarse tiro de mi mano empapada de sus flujos para sacarla de su entre pierna, la condujo a su cara, la olió y pasó la lengua saboreando estos.

-humm, que guarro eres y como me gusta, toma, ya tienes tu premio, juzga a ver si te  gusta el olor y sabor de este coño maduro

-hummm, el olor y el sabor que has dejado en mis dedos es exquisito, pero la sutileza de tal elixir sólo se aprecia verdaderamente captado de su fuente directamente no en mis dedos

-jajaja, pero que listo eres, vamos que tu lo que quieres es comerme el coño

-entre otras muchas cosas más, si

Salimos del ascensor y abriendo su puerta se dio la vuelta

-no te invito a pasar, porque mi hija está al subir y aunque me encantaría ver y probar ese pollón que he palpado, tengo que quitarme estas bragas y los pantalones que mira como están.

Bajé la mirada y pude ver que sus pantalones tenían justo en la entre pierna un cerco de humedad grandísimo, que parecía literalmente que se hubiese meado encima.

-ufff, como me pones Mari

-calla, calla y vete que no respondo, por cierto gracias por ayudarme con las maletas

-de gracias nada, me debes una cerveza

-pues con la de la vez anterior y son dos jejeje

-espero que no tardes en pagarme porque al final tendré que cobrarte intereses

-los pagaré con gusto y antes de lo que esperas

Acerco sus labios hasta posarlos sobre los míos, que los recibieron entreabiertos notando como su lengua se deslizo entre ellos al encuentro de la mía

-buenos días guarrete, gracias.

-ha sido todo un placer, madurita.

Cerró la puerta porque si no continuaríamos hablando y demás, y la hija al final nos pillaba,

Entré en mi casa, oliéndome la mano, sentándome en el sofá comencé a acariciarme la polla encima del pantalón, no me podía creer lo sucedido, quien me iba a decir que al bajar comprar el pan por la mañana (que por cierto se quedó encima de la maleta) descubriría que no sólo yo era el que la tenía a ella como fuente de inspiración  de mis autosatisfacciones, si no que yo también lo era de las suyas.

Estando en este momento, sumido recreando lo acontecido, sonó el timbre de casa, me recompuse el pantalón y abrí la puerta, no había nadie, pero colgado del tirador estaba la bolsa del pan.

Ya dentro de casa al dejar la bolsa encima de la mesa, me di cuenta que dentro de la bolsa había otra bolsa, la saqué y en su interior unas bragas blancas empapadas y aun calientes aparecieron en mi mano, junto con una nota.

“No sabía donde dejarlas y he pensado que te gustaría guardármelas, que las disfrutes guarro”

Joder que morbazo tiene esta tía, me senté de nuevo en el sofá llevándome las bragas aun calientes a mi nariz, aspirando nuevamente ese aroma divino de su sexo, bajándome el pantalón y acariciándome la polla en todo su recorrido, comenzando con un movimiento frenético  de sube-baja, puesto que estaba deseando explotar.

Con las bragas sobre la cara y ante la inminente corrida, incline mi cabeza sobre el respaldo dando rienda suelta a uno de los mejores orgasmos que he tenido masturbándome, los dos primeros impactos fueron parados por el mentón de mi barbilla, los siguientes ya guiados por mi mano experta fueron dirigidos sobre la camiseta, no podía consentir contaminar su prenda con mi semen.

Lo necesitaba ya, no podía contener el dolor de huevos que empezaba a manifestarse después de tales devaneos, pero parece que para mi polla no era suficiente, pues la erección no dio muestras de querer disminuir.

Me metí en la ducha reduciendo el caudal del agua caliente, hasta salir prácticamente fría, consiguiendo con ello bajar la erección, no hay nada como una ducha fría para tal menester.

Nuevamente vuelve a sonar el timbre de casa, joder que oportuno el timbre precisamente cuando me estoy duchando, seguro que es Carlos para subir a la sierra con la moto, pues no tengo ningunas ganas, joder ya podía haberme llamado por teléfono…

Salí de la ducha poniéndome el albornoz y las zapatillas de andar por casa y abri la puerta con cara de mosqueo dispuesto a soltarle lo que estaba pensando por no llamarme antes por telf, cuando una mano posándose en mi boca me empujo hacia dentro de casa cerrando la puerta tras de sí.

-Mari, pero que haces tu aquí?

-Chissssss, mi hija se ha acostado viene cansada, ha estado toda la noche conduciendo, yo le he dicho que bajaba a dar un paseo con Rosa y la despertaría a la hora de comer, y esa cara? no te alegras de verme?

-perdona, joer, claro que me alegro, pero es que estaba en la ducha y pensaba que era mi amigo Carlos el que venía y como no suele llamar antes de venir estaba dispuesto ha echarle la bronca

-o sea que debajo de ese albornoz estas desnudito, que descarado eres abriendo asi la puerta

Alargo su mano cogiendo el cinturón de mi albornoz y tirando de este, consiguió  que la prenda se abriera, metiendo sus manos entre la tela subiéndolas hasta los hombros y ahuecándolas hacia atrás, hizo que callera y quedara desnudo ante ella, mirándome de arriaba abajo, se pegó a mí abrazándome y besando mi cuello con su mano en mi nuca.

Mis manos la abrazaron cogiéndola de la cintura atrayéndola más a mi, sintiendo las formas de su pecho contra el mío

-Manu, hace mucho tiempo que no estoy con un hombre y aunque en el ascensor me he lanzado así, a sido la única forma que podía descubrirme para que supieras las ganas que tenia de ti, desde que al echar la ropa del gimnasio a lavar me di cuenta de que husmeaste mi ropa interior, al principio me sorprendió y enfadé por tu osadía, pensando que eras un guarro salido, pero después me sentí alagada cuando tus miradas furtivas al cruzarnos en la escalera o ascensor se dirigían a mi cuerpo y comencé a excitarme con ellas, un día después de subir a tu lado en  el ascensor y sentir tu mirada en mi trasero, entré en casa excitadísima y comencé a masturbarme imaginándote con mi tanga en las manos, frotándolo sobre la polla y te juro que me corrí como hacía años que no lograba, incrédula de que un tío como tu se fijase en una mujer como yo con 52 años, hacía ya tiempo que no me sentía deseada.

-Esto es una confesión en toda regla

Le dije posando mis labios en su frente

-eres una mujer con un cuerpo muy apetecible y además muy guapa de veras, no aparentas la edad que tienes y si no te has sentido deseada es que no te has fijado en cómo te mira más de uno cuando pasas, el frutero por ejemplo, Juan el vecino del bajo que creo que hasta su mujer le dio una colleja por mirarte cuando nos encontramos el otro día…

-si la verdad reconozco que soy un guarro, pero lo siento, me encanta no lo puedo remediar

-pero dime, que te atrae de mi, solo el morbo de oler mis bragas

-estás muy equivocada, voy a serte sincero, veras, cuando llegue al edificio  y al cruzarnos en el descansillo varias veces había recorrido tu cuerpo con la mirada, y mi pensamiento fue “ joder que polvazo tiene la vecina”, pero como siempre te vi tan discreta, parca en palabras y la verdad yo tampoco voy tirando los trastos a diestro y siniestro, la cosa no fue a más hasta el día de las llaves, que sinceramente mi intención fue la de cerrar la cremallera de tu bolsa, que tú te habías dejado abierta, para que no se te saliera nada de ella, pero al hacerlo y ver un pedazo de tu ropa interior, no pude resistir la tentación de ver lo que ocultabas tras esas mayas de deporte, sorprendiéndome muy gratamente al comprobar que te gustaba usar tangas y teniéndolo en mis manos el aroma que emanaba de él, llegó a mi nariz y no pude remediar querer sentir el olor del coño de mi madurita vecina.

-a partir de ese día y hasta hoy, has sido casi una obsesión  desnudándote con la mirada, discretamente, al menos a mi parecer, no había parado de maquinar como provocar un paso más sin meter la pata y equivocarme, para conseguir tenerte como estas ahora mismo

-pues a que esperas, desnúdame ahora, pero no te despegues de mi por favor, bésame

Lo hice, acariciando su cara, mordisqueando levemente los labios pasando la lengua por ellos, lamiéndolos metiendo mi lengua en busca de las caricias de la suya, bajando mis manos sobre sus pechos y abdomen, tirando de la camiseta hacia arriba hasta hacerla pasar por su cabeza ayudado por ella levantando los brazos, mis manos descendieron acariciando sus axilas y torso llegando sus pantalones, comencé deslizarlos sobre su culo a la vez que mis labios descendían a la par por su cuello, canalillo y ombligo.

Quedé arrodillado a sus pies, descalzándola, terminando de quitar sus pantalones al levantar el pie para hacerlo, besé sus piernas y las abracé quedando mi cara pegada sobre sus braguitas, sentí su calor durante un momento tras el cual me incorporé de nuevo abrazándola de nuevo esta vez desde su espalda, acariciando sus pechos por encima de la tela del sujetador, besando y mordisqueando sus hombros y nuca, haciéndola sentir la dureza de mi erección sobre su culo.

Sentí en ese momento su mano tratando de alcanzar mi polla, pero muy despacio se la retiré.

-Es el momento de tu momento, sólo siénteme como te desnudo, pues así me lo has pedido

-si pero no pensé que sería de esta forma, aun no me has desnudado y ya estoy deseando tenerte dentro, jamás me ha desnudado nadie y…

-chisssssssss

Mis dedos se posaron en sus labios impidiendo que de su boca salieran las palabras, solté el cierre del sujetador y deslizando por los hombros la prenda, sus pechos quedaron desnudos a mi merced, mis manos al unísono  abarcaron su contorno desde abajo hacia arriba, quedando sus pezones erectos y duros sobre las palmas, mis dedos los atraparon en forma de tijera pellizcándolos suavemente.

Note como su respiración se aceleraba y de su garganta comenzaban a escucharse los gemidos provocados por la excitación, mis manos presionaron sus pechos tirando de los pezones  a la vez hacia delante, sus caderas comenzaron a moverse adelante y atrás estrellando su  culo contra mi polla repetidas veces

-Me corro, me corro, me corrooooo,ahaaaaaaaaaaa  siiiiiiiiiiiiii, ahhaaaaaaaaaaaa

La abrace fuerte sujetando su cuerpo medio desplomado, su cara busco mis labios encontrándolos a instante y sus manos se aferraron a las mías.

-que ricoooo, que guuuusto, uffffffff, me estoy corriendo tocándome sólo las tetas, joder no me lo puedo creer.

Dejé que se recuperara un momento, y empecé a bajarle las bragas

-espera, espera, estoy deseando besar esa polla que me estás haciendo sentir todo el tiempo contra el culo

Lo siento, pero todavía no he terminado de desnudarte, jejeje

Espero que no os parezca pesado al describir los detalles, pero son los que para mí le dan la esencia a los momentos y así he deseado expresarlo.

Gracias por vuestros comentarios

 

Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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