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Categoría: Maduras

No es oro todo lo que reluce

No me creo muchos de los escritos que se publican. Sé por experiencia que son las mujeres quienes ELIGEN, cuando, como y sobre todo con quién quieren hacer sus juegos eróticos.



Tengo una larga experiencia desde que a los 16 años fui violado por la mejor amiga de mi madre. La última experiencia, con nuestra vecina que decidió un día tenerme entre sus piernas ya con mas de 35 años.



En la mayoría de relatos puedo leer más fantasías que experiencias reales. Dudo mucho de los relatos de sexo anal, cosa nada fácil y que además requiere una preparación importante como para que uno llegue se baje los pantalones "y coja a una Sra. Por la trasera" como dicen los relatos de los "calentorros" que viven en América del sur.



Podría escribir un libro completo, y quizás lo haga cuando sea mayor, sobre como las mujeres han usado y abusado de mi pene. No crean no soy ni guapo, ni alto, ni tengo una "herramienta de peli porno" Soy normalito tirando a resultón, ni delgado ni grueso, me conservo bien y parece que mi principal herramienta de seducción son mis ojos, mi parte trasera, por cierto una de las cosas que primero mira la mayoría de las mujeres que desea una sesión de sexo, la educación y sobre todo la labia, según me contó una de ellas.



El último episodio.



Me casé con treinta y pico, con una chica de veintidós, hasta que tuve una enfermedad no vi la necesidad de sentar la cabeza. Siempre gane suficiente para vivir, las mujeres me venían, sin buscarlo y era cómodo.



Fuimos a vivir a un ático pequeño del ensanche de Barcelona, tenia una gran terraza donde se domina una gran parte de la ciudad, sobre los edificios circundantes más bajitos. Por fin encontré la estabilidad laboral en un banco, mi esposa trabaja de secretaria media jornada de 9 a 13 y todo era perfecto, hasta que un día me llamó sobresaltada diciendo que su padre tenia un infarto. Salimos ambos corriendo al hospital, donde nos tranquilizaron, solo fue un aviso; hacían pruebas y al día siguiente para casa.



Su madre es mayor y decidieron, casi siempre deciden las mujeres, que yo iría a casa a buscar ropa limpia, que mama se marcharía con su hermana y que Cristina, mi chica, se quedaría con papá.



Llegue a casa a medio día, me di una ducha y cuando estaba buscando mis calzoncillos, llamaron a la puerta, solo atine a ponerme el pantalón del pijama de verano que tenia sobre la cama y fui a la entrada. Al abrir, no sé quien puso más cara de sorpresa, yo o la vecina del octavo, vestida con una camisola bastante corta, por cierto.



Le explique lo del suegro y ella me dijo que había subido a pedir azúcar, pues estaba haciendo un pastel. Le dije que entrase y mientras me dirigía a la cocina, ella cerro la puerta y vi de reojo que me seguía.



Abrí un armario y entonces ella se dirigió a otro diciendo, Cris guarda el paquete grande aquí, donde buscas, tenéis el azucarero pequeño. Al levantar el brazo, subió la batita corta dejando ver media nalga derecha. Inmediatamente note una erección y al volverse ella noto mi apuro dirigiendo su mirada a mi entrepierna, el liviano calzón corto poco podía disimular y ella, como si nada, dijo: Que suerte tienen algunas.



Me cubrí con las manos poniendo el miembro hacia arriba con tan mala fortuna que la puntita salió por la goma del pantaloncito, esto enderezo mas el pene y ella seguía mirando divertida mientras intentaba meterlo dentro, fueron segundos que a mi me parecieron horas. Pensé: esta quiere guerra pero no se lo voy a poner fácil como a otras. Tenia en aquel momento treinta y pocos, casada, sin hijos y aunque bajita con un cuerpo fino, duro y hermoso por lo que se adivinaba. Hasta aquel día solo había cruzado algunas palabras de saludo en el ascensor, en el portal o en el garaje, su marido era director de una oficina de una caja de ahorros de un pueblo situado a unos 15 kmts de la ciudad condal.



Pensé a toda velocidad como salir del trance, pero sin que ella se fuese o quedar yo en ridículo. La inspiración fue lo que me pidió Cristina, tu mismo mete en una bolsa ropa para cambiarme mañana. Le dije a Maria, nuestra vecina, porqué no me ayudas a preparar una bolsa para llevársela a Cris al hospital, las mujeres sabéis, mejor que nosotros que poner. Ella fue directo a nuestra habitación, en los últimos meses se habían hecho muy amigas y me constaba que Maria venia a tomar el sol a nuestra terraza a menudo, se pasaban recetas y algún día salían juntas de compras.



Yo abrí el armario pero ella fue directo a la cómoda y me dijo, mientras se agachaba mostrándome un poco más que en la cocina y ciertamente tenia un culito de carnes prietas, bronceado y sin marcas del bañador, Cris me dijo un día que era una descarada pues solo llevaba puesto un pequeño tanga cuando se ponía al sol, lo primero es la ropa interior, luego el neceser y lo último algo cómodo para estar toda la noche en un sofa, o ¿tenéis una cama? Entonces conviene meter un pijama, mejor que un camisón.



Puso dos tangas sobre la cama, un sujetador, y un pijama de punto del segundo cajón. Salió hacia el baño y yo, claro, detrás de ella. Para decir alguna cosa, solo se me ocurrió la estupidez siguiente: No se como podéis ponernos estas bragas con estas tiritas que se clavan en el cuerpo, debe ser incomodísimo. Ella se giró diciendo, seguro que no te has puesto nunca ningún tanga, si no lo has probado de que hablas, porqué me dijo Cris que bien que te gustó la primera vez que se compro uno por consejo mío.



Seguro que me puse como un tomate, ella se desabrocho su camisola y me dijo ¿que te parece el que llevo hoy ? Una nueva hinchazón se produjo en mi entrepierna, os ahorro los detalles de la penetración que se produjo en el cuarto de baño. Ella me bajo el pantalón me hizo sentar en el inodoro y después de desnudarse se sentó sobre mi. Dejo los detalles a la fantasía de cada uno.



Termino como si nada de preparar la bolsa y se despidió dándome recuerdos para mi mujer, por cierto si quieres bajar a cenar estás invitado.



Me vestí, con la bolsa en la mano baje al parking justo cuando llegaba Alberto el marido de Maria, me dijo hola y salí hacia el hospital. Comimos algo juntos, pues ni ella ni yo habíamos tenido hambre antes; vi a mi suegro muy restablecido y le dije a Cristina que volvería por la noche para cenar juntos en la cafetería. Estaban en una habitación individual con un sofá convertible en cama para el acompañante y ella me dijo.



Mejor baja a casa de Maria, me ha llamado para interesarse por el estado de mi padre y me ha dicho que te había visto en la escalera y le habías contado el trance; me ha dicho que ha hecho un pastel y estará encantada de invitarte.



Regrese a casa, ya podéis imaginar todo lo que pasaba por mi cabeza, pensando que hacer por la noche. Como no tenia hambre pedí una pizza y fui a cama pronto, no podía coger el sueño y claro de madrugada al refrescar me quede como un tronco. Un portazo en la planta de abajo me despertó, miré el reloj y vi que eran las 6,45 la hora en que Alberto salía hacia Molins, entonces pensé en las ganas de sexo de Maria, en lo del día anterior, su invitación para cenar y pensé un plan. Si bajo para desayunar excusándome por no haberle dado las gracias por su invitación a cenar, ni haber llamado para decirle que no me esperasen, a lo mejor "pillaba"



La casa estaba en silenció y fui al baño, entonces escuche correr el agua en la ducha situada justo debajo, abrí la ventana y sacando la cabeza pude intuir el cuerpo de Maria a través del cristal impreso, estaba abierta unos centímetros y escuchaba como canturreaba. Me vestí rápidamente, baje las escaleras y llamé, nadie respondia, los minutos parecían horas, pensé si salen los vecinos del octavo segunda ¿que les digo? Ya estaba llamando al ascensor cuando la puerta primera se entreabrio y en voz baja Maria me decía: entra, estaba en la ducha.



Le dije que no pude bajar a cenar pero que aceptaría un café, no vayas a pensar que soy un mal educado. Ella se dio la vuelta y fue a la cocina, me dijo: tu mismo voy a vestirme y vengo salió hacia su habitación y no cerro la puerta, desde done estaba a través de la luna del armario que estaba a los pies de la cama pude ver como se quitaba la toalla y se inclinaba para abrir un cajón de su mesilla de noche. Cogió un tubito y salió tal como vino al mundo hacia la cocina.



Entonces me dijo: hoy has tenido suerte, mi turno empieza a las diez y vas a comerte un postre griego que vas a alucinar. Me cogió de la mano y me llevó al cuarto de baño, me dijo quitate la ropa. Mientras obedecía ella me explico su plan; le apetecía que la penetrase por detrás, su marido al que le había insinuado el juego, no había aceptado. Es buen chico pero mal amante, folla poco y mal, siempre me deja a medias, el se corre y tengo acabarme de orgasmar a mano, tu ayer si que me pusiste a cien y gocé como hacia años no conseguía un placer como el que me distes, hoy te recompensaré.



Entramos los dos en la ducha, me enjabono de arriba abajo, luego me aclaró y se puso de rodillas para hacerme una chupada, también dejo a discreción el tema. Entonces desenroscó la alcachofa de la ducha, se dio la vuelta y agachándose me dijo coge el tubito de crema, me lubricas el año y me abres camino con tu dedo, luego introduces con cuidado la manguera previamente lubricada con más crema y limpiaremos todo bien limpito.



Después del enema, ella salió corriendo al WC y vació sus intestinos, entro de nuevo en la ducha donde yo estaba petrificado y con el pene colorado como un tomate después del chupeteo. Otra vez vamos ahora por el aclarado, puse más crema y esta vez cuando puse la manguera ella dijo mas adentro, que han que preparar el camino, moviendo rítmicamente sus nalgas que abría con ambas manos para que pudiese maniobrar mejor.



Vació el agua de nuevo, se seco cuidadosamente y se untó ella misma de crema, luego me envolvió el pene de crema y me dijo, listo muchacho esto seguramente será lo mejor que te pase hoy. Era ella la que quería ser penetrada por detrás, pero me vendió el favor, hice lo que pude, vosotros mismos podéis fantasear.



Después nos vestimos, tomamos un café como si nada y yo hacia el banco que estaba muy cerquita de casa y ella fue al salón de esteticien donde ejercia.



Al bajar en el ascensor me dijo, tu mujer me dijo que jamás se lo hiciste por detrás, yo le dije que estaría dispuesta a pagar para que me la metieras un día. Ya sabes que mi marido mal, ella primero puso mala cara pero el otro día me saco el tema: Te dijo algo, ciertamente me comento algunas cosas, incluso intimidades que Maria le había contado, pero me hice el loco.



Con Cristina había actuado cautelosamente, cuando me dijo que le había hecho esta proposición Maria yo dije, tu pide un precio elevado, seguro que ésta de cachondeo, cambie de tema pero por lo visto ellas ya tenían un plan y yo sin enterarme.



Le dije que Cris nunca aceptaría un trío, que lo de pagar podría ser la única solución, decirle que se podía dar un capricho sin que yo lo supiese, que se podía preparar un encuentro fortuito, como el del día anterior. Pero si ya has conseguido lo que querías ¿porque implicar a mi mujer?. Porque me da morbo. ¿Te imaginas que mientras tu la penetras que yo te ponga un vibrador por tu culito?. Luego tu me penetras y ella me lo pone a mi, esto debe ser la ostia.



Mentí cuando le dije que no tenia prisa, pensé que podía seguir la morbosa conversación y luego llamaría al banco para decirles que estaba en la clínica. La acompañe hasta el gabinete que tenia en una peluquería unisex de alto standing del barrio, ella era su propia jefa al ser autónoma, tenia una chica de diecisiete años como ayudante y se dedicaba a masajes, depilaciones, etc.



Al llegar a la puerta me dijo porqué no entras y te arreglamos el pelo, a primera hora no hay muchos clientes. Dije bueno, lo cierto es que me convenía un buen corte. Me presento a la jefa de las peluqueras, me lavaron la cabeza, me cortaron el pelo y me dijeron que si lo deseaba podían afeitarme con navaja que apura más que la maquina eléctrica y luego, como era costumbre en la casa, me ofrecieron los servicios de estética que llevaba Maria. La chica se deshacia en elogios hacia su compañera, que si cada vez más hombres pedían sus servicios, que si ahora los hombres también se depilan y toman sesiones de sol UVA, que si les hace la manicura y masajes, bla. bla. Luego supe que por cada servicio la casa cobrava el 30% y la peluquera que conseguía el cliente un 10% del importe.



No pude decir NO. Ya me veis en un vestuario minúsculo donde me entregan un albornoz y un tanga de papel, rogándome que me pusiese cómodo; vaya en pelota picada pues el pequeño artilugio poco podía recubrir las pelotas que se escapaban por los lados mientras el pene en erección sobresalia por arriba.



Entro la auxiliar de Maria, una morenita muy bien parecida, alta, delgada y con una batita de color celeste que dejaba transparentar sus braquitas tipo biquini de tiritas laterales y la fina tira posterior de su sujetador que debían ser de color negro.



Me dijo que servicio queria. Entonces volví a la realidad y pregunte que tenían y los precios. Me tendió una hoja y trague saliva, los precios eran elevados y tenían una amplia gama, mientras leía, salió mi vecina con una batita del mismo color pero más cortita. Ella llevaba ropa interior de color blanco y transparentaba menos, pero yo la percibía nítidamente pues se puso el pequeño tanga y el sujetador delante mío.



Ella me dijo, podría recomendar al señor un buen masaje antiestrés, si quiere una sauna, luego una ducha fresquita para acabar en el jacuzzi. Entonces si lo desea podemos hacerle una depilación, una exfoliación de cutis, lo que Ud. pida. Somos sus humildes servidoras y tenemos tiempo pues hasta las 11 no llega nuestra primera clienta de hoy.



Elena llevalo al box 2 y comienza con el masaje que vengo enseguida voy a preparar el jacuzzi. La muchacha entro descorriendo la cortinita, me dijo como si nada. Quitese el albornoz y tiendase en la camilla. Al ver mi entrepierna me dijo: Si Ud. quiere y sin que se entere la jefa puedo hacerle un manual o un francés – pagando aparte, claro – de esta forma estará más relajado, menos violento y yo me saco unas propinillas pues estoy estudiando derecho por las tardes y mis padres no pueden pagarme la Universidad.



No se que dije pero la moza me apartó el tanga y ya estaba chupando, me corrí en cuestión de segundos. Ella guardó todo en la boca y escupió en un lavabo mientras me daba unos Kleenex; me tumbé boca abajo y me tapo las piernas hasta la cintura con una toalla, mientras sus manos se deslizaban por mi espalda, entro Maria y le dijo. Esta bien yo seguiré, o mejor lo haremos a cuatro manos y así terminaremos antes el agua esta en su punto.



Fue una gozada, si podeís daros el caprichito, os recomiendo uno de estos masajes profesionales después de una buena chupada, en otro caso seguro que teneís problemas, si vuestras masajistas estan tan ricas como las mias. Me ordenaron que me diese la vuelta para masajearme una pierna cada una. Luego el pecho, los hombros y al estar flotando me dijeron, cinco minutos en la sauna y luego un buen jacuzzi.



Termine la sesión y al pagar me plumáron la cartera..... Ellas siempre ganar, te ponen cachondo, te usan – si así lo deciden – te sacan el dinero en forma de cenas, regalos, y encima, ya que son muy listas, te hacen creer que tu las has seducido, que te han hecho un favor, que te han hecho gozar.



Muchachos cuan equivocados estamos los hombres.



Algun otro día os contaré más experiencias que vienen a corroborar esta teoría infalible


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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