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Categoría: Infidelidad

Le voy a quitar la mujer a mi hermano

Por los tuétanos de los huesos de mi difunta madre que le voy a quitar la mujer a mi hermano. Sólo esperaba que la vieja muriera para tomar esa difícil decisión que tanto he esperado.
Sí, lo sé, no me venga usted a juzgar mal. Usted no sabe cuanto he sufrido viendo a esa hembra caminar casi desnuda por el pasillo de mi casa.
Además nadie mandó a mi hermano dejar su casa para ir a la mía a vivir como un príncipe mientras yo me jodía toda la semana trabajando para mantener a mi familia y a su familia.

No joda, ni que yo fuera su esclavo. Total no será el primero en quitarle a esa mujer. Hay muchos que juran que mi hermano nació para ser chivo, para ser cabro grande, para lucir sus cuernos de venado.

Sí, es mi hermano...¡qué importa!, pero su mujer no es mi hermana. Es una doncella que hace roncar a más santo y religioso siervo de Dios.

Usted sabe lo que es levantarse a las 5:00 de la mañana y escuchar los gemidos de esa mujer mientras se ejercita con el pobre diablo de mi hermano. Eso ocurre tres y cuatro días a la semana. Salgo de mi hogar prendido, con un calentón entre las patas que me quema.

Sí señor, le digo la verdad y lo juro en nombre de Dios, creo que es una linfomaniaca, una enferma, una inmoral que no respeta que esté en un hogar sagrado como el mío.

Esta madrugada hablé con Negri, mi perro. Le conté todo lo que me pasaba y por que no podía conciliar el sueño, me atrevo a afirmar que el condenado can me entendía, comprendía mi situación y me brindaba su respaldo moral.

Le dije a mi mascota.¡Coño esa crica me la como yo o dejo de llamarme Cornelio Angulo!... Te juro por la boína de Chávez que no pasará una semana más!¡Voy para encima cueste lo que cueste.

Estoy seguro que ella caerá en mi redes. Es seductora, manipuladora. Hace dos días, mientras cenábamos todos en la casa, sentí que me rozaba las piernas muy suavemente. Miraba a mi hermano y su sonrisa parecía saber lo que estaba sucediemdo, le juró que no me pude levantar... mi lanza estaba como la plataforma de la NASA a la hora de lanzar un cohete al espacio.

Desde entonces busco la oportunidad de estar solo con ella en la casa. Ella va a saber lo que es un macho hambriento, apasionado, enloquecido. Va a saber lo que es un macho desvocado, sucio, inmoral como me siento yo.

Nunca he podido comprender a las mujeres, no importa cuan bueno uno sea con ellas, siempre la hacen. Es cierto que ahora mi hermano está mal, pero no siempre ha sido así. El gastó todo sus ahorros para darle lo mejor. Se arruinó a causa de sus caprichos, de sus lujos, de su buena vida...

Pero eso mo me importa. Siempre se creyó ser el mejor, el príncipe de la casa, mientras yo era la oveja negra. Todo era para él y que yo me jodiera la vida. El estudió, se hizo de una buena profesión, yo me quemé bajo el maldito sol caliente en las construcciones. El sabe inglés y yo ni castellano hablo bien.

El se casó con una hembra que hace vibrar a los machos, detiene a los autos, cautiva al lobo callejero, en cambio a mí me tocó "una bruja gorda y fea" que hacía que los niños gritaran cuando la veían... eso sí, en la cama era un prodigio, una estrella de grandes liga... por eso tengo 11 muchachos, seis hembras y cinco varones... y si no se opera...¡ay madre de los pastores!, tuviera un harem por familia.

Sí, lo sé don Bartolo, no debo hacer una cosa como esa. De cualquier modo somos hermanos y nos debemos respeto. La familia es sagrada. Además soy un hombre cristiano que asisto todos los domingo a misa. Eso me detiene, eso me hace que olvide el asunto... pero hoy, hoy, ¡diabl! no puedo resistir más...¡Estoy enfermo!

Esta mañna la vi salir del baño con una bata muy fina, pude verla con sus curvas y su gran trasero... vi sus senos blancos, erectos, tentadores...¡Creo que me vio!, pues detuvo su paso y se arregló su bata...¡Ay Santa Bárbara, ¿por qué he de sufrir este tormento?

Se lo repito don Bartolo... le voy a quitar la mujer a mi hermano y lo haré con todo el respeto del mundo, sin malicia. sin maldad, sin soberbia... El ni se enterará...jamás sabrá que yo, su hermano menor, le llevará su mujer a la cama.

Don Bartolo, lo tengo todo calculado, lo he planeado muy bien, cada detalle, cada punto en su punto... mi estrategia es infalible, no fallaré... ¡Voy para encima! y eso está a punto de remate...

Llevo tres semanas sin tocar a mi mujer, en verdad me hago el enfermo, el cansado...¡guardo las energías para esa bestia devoradora de hombres! Hay que estar saludable, fuerte. Con una potranca así no se pueden cometer equivocaciones. Si uno quiere volver al pozo debe ser cauteloso la primera vez.

Sabe, sus ojos son verdes, brillantes, bellos, sus labios finos, su cabellera rubia hasta los hombros... cuando camina deja ver el remeneo de las campanas... usa pantaloncitos cortos, muy apretados y una bluza azul que deja ver sus dos lindas palomas...

¡Coño, don Barta!, se lo juro por mi difunta madre que he tratado de evitar hacer una cosa como esa. Le digo que estuve hasta el punto de confesarme el domingo, no deseo cometer ese pecado de adulterio, tengo temor de Dios...

A veces hacemos lo que no deseamos hacer, las circunstancia nos atrapan, dejamos las cosas buenas que tenemos en el hogar para ir detrás de un momento de placer que pronto se olvida. Dejamos la paloma que tenemos en nuestro nido para ir detrás de las que están volando...

¡Sí,sí, don Barta, lo sé!..sé las consecuencias, puedo echar por suelo 20 años de matrimonio, destruir mi familia... y aunque la fealdad de mi mujer me ha maltratado todos estos años, no es menos cierto que me ha hecho feliz... total, ella no es la más fea del mundo--- ella tiene belleza espiritual y eso es lo que me importa...

Mi mujer es muy comprensiva hasta el punto que durante todo este tiempo no se ha quejado de que no la toque, ni le haga el amor. Ella me acaricia y me dice que me comprende, que no me preocupe, que vendrán días mejores. Hasta me dice que me vaya a distraer la mente con mis amigos.

Sabe, las cosas que están de pasar pasan. No tenemos control de nada... todoe es un absurdo, a veces creemos que las cosas serán como las planeamos, pero estamos equivocados... parece que hay un ser que mete la mano y le daña los planes al mós inteligente de los seres humanos. A veces vivimos del engaño, pensamos que las cosas son de una manera y resultan de otra.

Esta tarde estoy que ardo, me quemo las entrañas y maldigo el día en que vine a este maldito planeta. Esta mañana le dije a mi hermano que debía ir a resolver un problema en hacienda y que me sentía mal y no deseaba conducir...

El muy buen hijo de la madre me dijo que tenía que realizar unas gestiones oficiales, pero que no me preocupara que su esposa me iba a acompañar... Don Bartolo, usted no sabe los pensamientos que cubrieron mi mente. Había llegado el momento cuando menos lo esperaba. Ese era el día escogido por los dioses, era el día de la enmancipación, era el día para saciar esas fuerzas que se debatían en mi alma, era el día de la premiación, el fin de mi liberación.

Cuando esa potranca salvaje subió al auto una sombra de pasión, lujura y maldad cubrió mi entendimiento, quedé enajenado del mundo, caí en el vacío del silencio... mi cuerpo perdió todas las energías, el pequeño gigante ni se movió, estaba muerto, apagado, debilucho...

El deseo se convirtió en dolor, en angustia, no pude coordinar los pensamientos...¡Diablo, ese traje corto la hacía ver como una ninfa de los bosques!...Por un instante perdí la noción del tiempo, del lugar... olvide hasta lo que iba a hacer...

El silencio se subió al auto y por una hora sólo se escuchaba el ruido del motor . Fuimos a hacienda... no podía hablar, no podía decir nada, no podía comer, ni detenerme, ni pensar...

Allí estaban los nombres de los moteles...pero nada... no lo haría, iba a respetar a la mujer de mi hermano...¡Nadie me empujaría a hacer lo que no deseaba hacer!...¡Honradez sobre todo, me enseñó mi padre!¡Respeto a la familia!¡Honestidad!...

De vez en cuando y de cuando en vez miraba sus piernas...¡guao! ¡qué tronco de piernas!... percibía su perfume, su olor a hembra brava, percibía sus latidos... de cuando en vez me miraba y se sonreía...

Por fin llegamos a mi casa.¡Nada de nada! Mi pajarito estaba más muerto que un zombi... había estado dormido durante todo el día... no había fuego, estaba más frío que el trasero de una foca..

Llegamos a la casa... todo era silencio... los muchachos estaban visitando a la abuela y mi mujer de seguro estaba en la cocina preparando la cena...

La mujer de mi hermano se quedó hablando con una vecina y yo caminé al interior...¡Diablo¡..¡qué gemidos de placer!...caminé hacia mi alcoba...¡y esos gemidos!...abrí la puerta....¡diablo, don Barta...¡Allí estaba mi mujer clavada hasta el ocho de basto con mi hermano!
Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
  • Media: 4.8
  • Votos: 41
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