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Categoría: Incestos

La hermana de mi esposa

La historia que os voy a contar sucedió hace un par de meses.

Mi mujer tuvo que irse un par de semanas a Londres por cuestiones de trabajo, justo en el momento en el que su hermana pequeña, de 24 años, se vino a pasar unos días porque tenían que hacer obrar en casa de sus padres.
El caso es que mi relación con mi cuñada, era bastante escasa y el que no estuviese mi mujer me cortaba un poco, pero como ya hacía meses que se había planificado que viniese, tampoco se pudo cambiar.
El caso es que después de varios días con mi cuñada, la verdad es que la situación se relajó bastante y los dos nos empezamos a sentir más cómodos el uno con el otro, hasta un día en el que la situación dio un giro inesperado.
Ese día, hicimos juntos la cena y estuvimos bastante rato bromeando, después vimos una película en la tele y sobre las 12:00 nos fuimos a dormir (cada uno a su cama). Yo me quede dormido en seguida, pero me desperté al poco tiempo y me puse a leer.
Mientras leía, me pareció oír ruido en el salón, por lo que dejé el libro y me quedé atento para comprobar si era verdad o sólo eran impresiones mías. Al poco tiempo, volví a oír ruido. Era muy poco, pero parecía que había alguien. Así que me levante y me dirigí, sin hacer mucho ruido, al salón.
Cuando llegué, vi a mi cuñada semi-tumbada en el sofá, viendo la tele. Iba a ir a preguntarle si no podía dormir, cuando me di cuenta que se estaba acariciando en sus partes, por encima de la braguita, por lo que me quedé en la puerta del salón, donde ella no me veía porque no había ninguna luz encendida. En la tele debía haber una peli porno, porque mi cuñada había quitado completamente el sonido, por lo que el argumento no debía ser muy importante. Vamos, lo seguro es que no estaba viendo Heidi.
Seguí observando a mi cuñada, como se acariciaba. Cómo introducía una mano dentro del pijama para tocarse los pechos y con la otra no paraba de frotarse encima de su ropa interior. En seguida, se metió la mano dentro de las braguitas y aceleró las caricias en su rajita. Poco a poco empezaba a jadear muy bajito.
Aceleró el ritmo, ya estaba fuera de control. Se quitó las bragas y el pijama, quedándose completamente desnuda en el sofá. Abrió las piernas y empezó a meterse los dedos en el coño. Su cuerpo se arqueaba con cada gemido. Se pellizcaba los pezones como si intentara arrancarlos.
Yo mientras estaba embobado viendo a mi cuñada, noté que tenía la polla dura y gorda como nunca. Seguí mirando y comprobé como mi cuñada llegó al orgasmo final. Todo su cuerpo empezó a temblar y dio un gran gemido. Después se relajó y se quedó tumbada, desnuda, sin mirar a ningún sitio.
Me di cuenta que todo había terminado y antes de hacer ninguna locura, me fui a mi habitación a calmarme manualmente, con la imagen de mi cuñada desnuda en el sofá.

Cuando llegué a mi cuarto, me metí en la cama y empecé a masturbarme. Al poco tiempo oí como mi cuñada se levantaba y se iba hacia su cuarto. Oía sus pasos acercarse por el pasillo y mientras más cerca la sentía más rápido me frotaba. Cuando de repente, noté como entró en mi cuarto, en vez de en el suyo. Dejé de masturbarme y me hice el dormido para que no pensase que había estado despierto mientras estaba en el salón.
Se acercó hasta mi cama y se quedó parada. Yo no quería hacer ningún movimiento. Después de un rato sin saber que hacer, noté como mi cuñada entró en mi cama, se acercó a mi y me dijo al oído: ‘¿te ha gustado lo que has visto?’. En un segundo recordé como se masturbaba y sin pensarlo, me di la vuelta y allí estaba, totalmente desnuda, pero sin dudar le dije ‘Si, ha sido muy excitante. ¿Qué más sabes hacer?’. Según iban saliendo las palabras de mi boca, me iba sorprendiendo de lo que decía.
Mi cuñada sin decir nada, se agachó, me agarró la polla y se la metió en la boca. Parecía que estaba bebiendo de un biberón, me succionaba, me mordía, me chupaba. Con lo caliente que estaba, la media paja que me había hecho y mi cuñada comiéndomela entera, me corrí en un momento, llenando su boca. De todas maneras, ella no paró, siguió chupando, lamiendo y tragándose todo mi semen. Era increíble. Acababa de correrme y se me estaba poniendo otra vez dura como una piedra, mientras mi cuñada la chupaba, se metía los huevos en la boca.
Entonces le dije que yo también quería hacerla gozar. Mi cuñada paró y me plantó el coño en mi cara. Se volvió a agachar y siguió comiéndose mi polla. Entonces, empecé a lamerle la rajita, a buscar el clítoris para morderlo. Estaba buenísimo. Era el caramelo más dulce que jamás haya comido. Continué lamiendo su coño, metiendo la lengua lo más adentro que podía, arañando con mis dientes y mientras mi cuñada, seguía chupándomela y parando de vez en cuando para gemir de placer.
Su coño cada vez estaba más húmedo. Sus jugos llenaban mi cara y lubricaban su coño y su culo. Empecé a meterle un dedo por el culo mientras le comía ese delicioso coño.
No aguantaba más. Quería follarla. Meterle la polla hasta lo más profundo. Llenarla con mi rabo. Así que la empujé y la dejé tumbada boca arriba con las piernas abiertas y el coño empapado. Sin que pudiese reaccionar, me coloqué encima de ella y le metí la polla de la forma más salvaje posible. Ella dio un grito de placer y parecía que la habían poseído. Empezó a mover todo su cuerpo, de forma que mi polla entraba y salía de su coño de una forma bestial. Estábamos follando como animales. Con mucha fuerza. A cada embestida que le daba con mi polla ella respondía con un movimiento que la succionaba hacia dentro de su coño.
Yo no podía más. Me iba a correr, pero quería aguantar para sentir como llegaba ella al orgasmo. Ella no dejaba de moverse y todos mis esfuerzos estaban en aguantar sin correrme.
De repente noté como ponía todo el cuerpo rígido, cerraba las piernas y su coño agarraba mi polla como si quisiera que se fundiese dentro y salió un grito de su cuerpo, que empezó a temblar. Yo me corrí en ese mismo momento y después nos quedamos los dos parados, sin hablar, sin mirarnos durante unos minutos.
Finalmente me quité de encima suyo y ella se levanto y se fue a su cuarto.

Los últimos días que pasamos sin mi esposa descubrí los secretos más escondidos de mi cuñada. Desde que llegó mi mujer, la historia con mi cuñada se terminó, pero nos hemos convertido en muy buenos amigos.
Datos del Relato
  • Autor: Fran
  • Código: 4339
  • Fecha: 12-09-2003
  • Categoría: Incestos
  • Media: 5.94
  • Votos: 110
  • Envios: 27
  • Lecturas: 5330
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