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Jessy y sus dos primeras veces

~Paolo me volteo sin sacar su verga de dentro de mi rajita, colocó mis piernas sobre sus hombros y empezó a culearme nuevamente, yo sentía que me abria completamente otra vez y mis orgasmos se sucedían en serie, mis meneos eran desenfrenados, deseaba terminar en un orgasmo final pero que fuese gigantesco, que me hiciera llorar de lo intenso y asi fue, ambos estábamos tan excitados que cuando empecé a sentir ese orgasmo final, sentí que el se venia conmigo, sentí como el me llenaba otra vez de su ardiente semen, mezclándose con los jugos mios haciendo rebalsar mi conchita y mojándome toda la entrepierna, muslos y sabana. El se levanto y me dijo algo en portugués que no entendí, yo no podía moverme, me sentía la rajita muy abierta, casi partida, cansada, agotada, pero satisfecha, Paolo se me acerco, paso su mano por todo mi cuerpo, me dio un beso de despedida y se fue al baño.

Yo segui acostada en la cama con los ojos cerrados, me sentía dolorosamente partida en dos pero muy feliz, en la posición que estaba casi no me podía mover, oi sin abrir los ojos que alguien entraba a la habitación y subia a la cama, era Paolo quien sentandose en el borde de la cama me pidió que se la mamara, yo me levante y arrodillándome frente a el procedi a complacerlo tomando su fláccida verga con la mano, aun asi se veía atemorizante, primero la lami hasta que comenzó a erectarse, luego trate de metérmela toda en la boca pero era imposible, asi que se la mordisqueaba y la chupaba además de recorrerla con mi lengua desde las bolas hasta la cabezota, estaba feliz y desconectada del mundo adorando a esa verga que tanto placer me había dado cuando sentí que lamían mis muslos y luego mi rajita, como limpiandome el semen que escurría de ella, levante y gire mi cabeza y me encontré con la cabeza del pastor alemán entre mis nalgas, era una sensación diferente pero excitante, era algo loco, quise levantarme pero Paolo me lo impidió y Gerson que había entrado con el animal me dijo que lo disfrutara y ya, como dije, primero sentí miedo, pero luego ese miedo fue cambiando por el placer que me daba esa lengua limpiando mi conchita asi que me relaje y me dispuse a disfrutarla.

La lengua del pastor alemán era diferente a todas las lenguas que habían acariciado mi conchita, era totalmente diferente, era humeda, muy gruesa y muy larga, algo áspera, pero al mismo tiempo muy caliente y dura, era muy excitante. Me deje llevar de momento por la situación, pronto sentí llegar mi primer orgasmo con la lengua de un animal, fue intenso y estallo en mi sin aviso, meneaba mis caderas para seguir recibiendo placer de aquella lengua canina cuando vi como la verga del perro iba aumentando de tamaño, entonces el pastor alemán se subió sobre mi como intentando penetrarme, quise hacerme a un lado, pero Paolo me sujetaba, mientras yo sentía la verga del pastor alemán golpeando contra mis nalgas intentando meterla en algún lado. Asustada les pedí que no, que yo haría todo lo que quisieran pero que eso no, aunque ya de tanto sentir los piquetes y roces de aquella humeda verga ardiente y resbaladiza entre mis nalgas, ojito del culin y a lo largo de mis labios vaginales, comenzaba a hacer efectos en mi excitándome y abriendo mi mente y deseo a aquella novedad, ya comenzaba yo a sentir curiosidad sexual por aquel acto que normalmente no lo hubiera ni pensado, además de que sentirme sexualmente deseada por aquel hermoso perro me halagaba.

Mientras intentaba soltarme de las manos de Paolo, el enorme pastor alemán continuaba moviéndose, como culeándome y golpeando su verga contra mis nalgas y muslos una y otra vez, hasta que en uno de esos movimientos y al abrirle inconscientemente yo un poco los muslos el perro consiguió clavarme su verga hasta la mitad en la conchita, eso hizo que se me saliera un alarido de dolor, al ver esto, Gerson se acomodó detrás del pastor alemán y empezó a guiarlo, yo les pedía que no, que me dejasen, pero el perro no dejaba de moverse metiéndome su inmensa verga y yo de rotar mis caderas tratando de acomodarme para recibirla, metiéndomela el cada vez un poco mas hasta que la tuve toda enterrada en mi vagina y utero.

La verga del animal era dura, inmensamente larga, muy gruesa y caliente, me repletaba la vagina, era totalmente diferente, podía sentir una especie de rica rugosidad en la verga que estaba en mi conchita, para mi esa primera vez con un animal fue una culeada inolvidable, porque cuando la verga del perro salía y entraba de mi conchita lo hacia a tal velocidad que la placentera sensación que daba era de tener adentro una verga del doble de lo inmensa que ya era, pero además como ya dije era muy caliente, gruesa y lubricada, yo me sentía en la gloria a pesar de que la idea de estarlo haciendo con un perro me seguía pareciendo algo muy anormal, rápido todo mi cuerpo y mente se concentraron en mi rajita y en el doloroso placer que este perro y su deliciosa verga me estaban proporcionando, una serie de intensos orgasmos al hilo pronto comenzaron a estremecer mi cuerpo sin piedad asi como tambien la bella culeada aumento de ferocidad en su ritmo.

Yo por esto y por el aumento en el grosor de la verga supe que el perro estaba a punto de venirse, cuando sentí un intensísimo dolor como si me estuvieran partiendo literalmente en dos la rajita, ahi supe que me metia su bola para engancharme y sellar asi nuestra unión, casi desmayandome aguante aquel momento, el perro se calmo al tener su bola dentro de mi vagina y la punta de su enorme y pulsante verga mas alla de la cérvix, firmemente metida dentro de mi utero ahora totalmente abierto y expuesto a su semen, pronto comenzó a eyacular golpeando muchas veces el fondo del utero con rapidos y poderosos chorros de leche ardiente y no tan espesa como la humana, pero si muchisimo mas abundante, muy pronto tenia repletos el utero y la vagina lo cual me causaba una deliciosa presión en todo mi sexo ya que la enorme bola no permitia adecuadamente que el semen saliera y el perro seguía eyaculando a raudales.
Esto aunado al pulsamiento de la verga y su tamaño me tenían ahora loca de placer y lujuria, a pesar del dolor de la presión, sentía que estaba en un permanente estado de orgasmo intensísimo y continuado, algo que jamás con ningún hombre había experimentado, aquella prolongada y deliciosa agonia de goce sexual me estaba consumiendo como una llama, yo gritaba y lloraba de lujuria y placer convulsionando por la increíble sensación, cuando comenzó a bajar la presión en mi vientre supe que disminuia el tamaño de la inmensa bola, de pronto el perro se bajo de mi sacándome la bola y su verga permitiendo que todo el semen acumulado se liberara y saliera como una caudalosa catarata, causándome una sensación extraordinaria de alivio, aunque ya extrañaba la verga del perro dentro de mi.

Yo me deje caer al piso sobre el charco de semen perruno totalmente exhausta y me quede asi descansando y recuperándome por unos minutos, comenze a lamer el semen del perro del piso y a tragarlo, luego sentí las dos patas del perro a mis lados y me gire para quedar con la enorme verga roja y aun dura colgando sobre mi cara y lanzándome chorros intermitentes de leche sobre las tetas y cuello, saliendo de mi sorpresa agarre la verga del perro por la parte después del bulbo y abriendo los labios me la meti en la boca para mamarsela y recibir los chisguetes de semen en la garganta, trague lo mas que podía en forma constante mientras saboreaba con gusto aquella leche perruna y la verga de donde salía, esta al al rato se expandió de forma tal que casi me llega al estomago y el perro se vino nuevamente ahora en forma tan abundante que no pude tragarme la leche lo suficientemente rápido y se me salía por los labios, al punto que tuve que sacarme la verga y esta siguió disparando semen llenadome cara, pelo, tetas, y hombros de espermatozoides de mi nuevo amante, “ahora si soy una perra callejera y puta de verdad”.

Respirando agitadamente mientras me limpiaba un poco los restos de la acabada del perro, les pedí que por favor me llevasen al hotel, yo aun temblaba del enorme placer que me había causado la culeada del perro, ellos me entregaron mi ropa y me subieron al auto, en el camino de regreso al hotel mientras me vestia, fui sintiendo, fui asimilando lentamente la extrema culeada del perro, mi rajita reaccionó positivamente al recuerdo al humedecerse como una fuente, le agarre la verga a Paolo por encima del pantalón y el sonriendo se lo bajo y se la saco, yo comencé sin ningún preámbulo a mamarsela como desesperada mientras la parte que no me entraba de verga en la boca se la masturbaba con ambas manos.

Paolo me dijo que con lo caliente que yo era estaba seguro que me había gustado la sorpresa del perro, mientras sonreía pensando que ellos no tenian ni idea de lo que había sido aquella culeada para mi, lo hice acabar en mi garganta tragándome toda su leche, al subirle el pantalón le dije que lo del perro tal vez podríamos volver a intentarlo pero en el proximo viaje con mas calma, en ese momento cruzo mi cabeza un pensamiento, como seria que el perro me cojiera por el culo, o mejor aun, hacerlo con un caballo?, me estremeci de solo pensarlo y me sonreí sabiendo que ahora no habriá poder que sacara estas dos interrogantes de mi mente hasta que las despeje. Me dejaron en el hotel y quedaron en llamarme al día siguiente

Datos del Relato
  • Categoría: Zoofilia
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1 comentarios. Página 1 de 1
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invitado-ru 12-05-2016 00:45:55

y..? por el culo, qué va a ser..? te va a romper el orto, nena...!!

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