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GESA LA GERENTE DE LA OFICINA PT I

"Me comenzó a latir el corazón rápidamente. sentí como las manos de Gesa bajaban por mis piernas y pude notar que ella desciendia para quedar arrodillada en el último escalón. me jalo hacia ella para que quedamos de frente uno del otro."

 

Hace un par de años, mi en ese entonces novia y yo logramos colarnos a una mediana empresa que se encontraba cerca de donde vivíamos, mi novia terminó como ayudante de tesorería, y yo como officeboy, no era mucho, pero no era una empresa nada mal y podíamos tener bastante crecimiento con un poco de dedicación, así que ambos nos esforzamos, hasta que eventualmente, comenzaron a notarnos, ella logró ser del agrado de la gerente, así que en un par de meses subió a asistente secundaria, y la estaban perfilando para algo más. Por mi parte me encontraba haciendo lo mejor que podía, y ayudaba a todos a quien podía, tratando de aprender un poco de esto y de aquello, pero sin mucho éxito.


Sería una mentira pues, si dijera que mi ascenso fue mérito completamente mío, y es que, al estar más cerca de la gerente, esta solía invitar a mi novia a comer y a pasar el rato, por supuesto yo entraba en el paquete, por lo que pude llegar a conocer mejor a la gerente y de esta manera agradarle un poco. Así fue ciertamente, como se me propuso un puesto en recursos humanos, el cual acepté sin dudarlo un segundo.

Debo decir que, si bien no había estudiado nada de ello, no estaban tan mal preparado para el cargo, pues con cierta cotidianeidad ayudaba a Gesa, quien estaba en recursos humanos en ese momento. Ella era muy amable, y cuando había periodos en los que mi actividad era poca, ella terminaba por llamarme para que le ayudara cuanto más pudiera. Era sin duda una mujer muy agradable, chistosa y muy atractiva, con pocas ataduras en la lengua. Hablar con ella era una mezcla entre la seriedad de una plática con tabaco y la espontaneidad de una con cerveza, podía tomar un tema tan serio y ponerle su toque personal. De modo que sentía un gran afecto a Gesa además de encontrarme agradecido con ella, por lo que de vez en cuando (y con el permiso de mi novia) le llevaba uno que otro presente, nada pretencioso o costoso, simplemente un detalle; como un dulce, o material de oficina con figuritas de animalitos, de esos que tanto les gustan a las mujeres, o algún juguetito para su hijo, quien era apenas un bebé.

Sin embargo, al cabo de unos cuantos meses, mi novia y yo comenzamos a tener diferencias, tantas que eventualmente, terminamos. Y si bien, logré llevar con mi habitual madurez esta situación en mi trabajo, creo que, mi ahora exnovia, no pudo, y se notaba a leguas, hasta el punto en el que la actitud de la gerente comenzó a cambiar conmigo. Nunca fui su santo preferido, pero siempre fue bastante amable conmigo y muy atenta, muy diferente a como se comportaba ahora. Quisiera no pensar que mi ex le llenó la cabeza con mentiras, pero nunca tuve la oportunidad de esclarecer este tema. Ciertamente para este punto las cosas comenzaban a estresarme un poco, ya que, con tal de no llevar la contraria la gerente, algunas personas de la oficina comenzaron a guardar su distancia conmigo, suena inmaduro, lo sé, pero la gerente es ese tipo de persona, que toma las cosas personales, de manera que entendía la actitud de los demás conmigo, después de todo nadie quiere disgustar a la persona que puede decidir sobre tu puesto, salario, y horas de jornada. Aun así, Gesa me trató con la amabilidad de siempre y con su mismo afecto. Quizás hasta un poco mejor, siendo una de las pocas personas con las que aún podía hablar tranquilamente en ese lugar.  

Durante ese tiempo Gesa, y yo fuimos hablando más, independientemente de que pocos allí conversaban conmigo, el conversar con Gesa era sencillamente un gusto. Y conforme pasaban las semanas y los días, dada la actitud de mi exnovia, Gesa comenzó a simplemente no tragarla, pensando que era una persona más madura. Por lo que, como juego de niñas de secundaria, se propuso a poner celosa a mi ex, me abrazaba con más cotidianidad y me traía de aquí para allá, al principio fue bastante complicado para mí, pues Gesa es casada y con un hijo, no quería traerle problemas, pero conforme pasaban las semanas, deje de tomarle mucha atención, y por qué no, simplemente me deje querer, aunque poco entiendo porque Gesa tomó esa actitud.

Y así como pelea de egos en el recreo del instituto, la gerente tomó un papel más cerrado a mí, y por lo tanto de Gesa, pero siendo que ella era bastante buena en su trabajo, dudaba mucho que tomarán represalias en su contra. Eso sí los chismes no se hicieron esperar, como era predecible, se rumoreaba que Gesa engañaba a su marido conmigo. Posteriormente teniendo algunos problemas con esté y por lo tanto distanciándose de mi un poco. De manera que los chismes se detuvieron, aunque de buena fuente sé que nadie en particular los creyó.

Poco tiempo después, y debido a movimiento fiscal, una parte de nosotros sería transferida a otra pequeña oficina (una pequeña casa en renta), que resulta es el domicilio legal de una empresa a la que le estábamos haciendo el favor de recibir una visita del SAT, y ya aprovechando el movimiento, se reorganizó el personal, siendo Gesa una especie de gerente en la nueva oficina, y finalmente yo en recursos humanos. El movimiento se haría en dos semanas, y por tiempo indefinido, así que comenzaron los arreglos y el transporte de equipo y archivos.

Por un momento llegué a pensar que mi ascenso se había frustrado con la actitud que había tomado la gerente conmigo, pero al parecer conservó su decisión. Eso me alegró, y con el cambio de oficina creí que el trago amargo por la ruptura de nuestra relación, sería más digerible, de modo que mire con optimismo el porvenir.

Sin embargo, una semana antes de dicho movimiento, llegó el día de mi cumpleaños un día catártico en muchos sentidos. Ese día hubo una gran cantidad de movimiento pues la obra para la que trabajábamos estaba por cerrar y las bajas de personal y finiquitos se acumulaban por montones, además de la nómina y otros movimientos del IMSS, por lo que Gesa estuvo muy atareada, pero pude notar que parecía un poco molesta y no precisamente por trabajo, de manera que estábamos trabajando la más rápido y callados posibles, durante todo el día, y a pesar que realmente no eran movimientos urgentes, Gesa era una fanática del “just in time” por lo que no dejaba nada para el día siguiente a menos que fuera más allá de su jurisdicción. Ese día los demás salieron en el horario de siempre, la gerente fue la primera en salir, y poco a poco los demás comenzaron a dejar las instalaciones, hasta eventualmente solo quedamos ella y yo.  Así que estando ahí, tan aparentemente solos, quizás exceptuando la vista de las cámaras de seguridad, me atreví a preguntar

•Oye, ¿Estás molesta? - Le miré por encima del monitor.
•No, como crees - Me respondió apenas con un tono amable.
•Es que mira la cara que traes - Le dije mientras le miraba teclear continuamente, susurrando números y letras a la par que las escribía. pasaron unos largos segundos en el que continuó tecleando hasta que por fin respondió.
•Pues… - Se detuvo al par que dejaba de escribir, se dejó caer sobre el respaldo de silla y suspiró - Qué te puedo decir... - Me miró a los ojos - El idiota de mi marido, se fue a un putero y se acostó con la mujer más barata que encontró… - se quedó callada por unos momentos - Estaba tan ebrio al llegar a casa que no pudo guardarlo, y me lo contó todo como un  niño que no puede soportar la culpa de su última travesura… me pidió perdón de tantas maneras mientras estaba arrodillado, lleno de sudor y lágrimas - Dijo finalmente. No pude contener mi cara de desagrado.
•Oh vaya, eso es vergonzoso - Le dije mientras me dejaba caer en mi silla.
•Oh sí, no sabía que sentir en ese momento… sentía tanta tristeza… igual de vergüenza por el escándalo que estaba haciendo… y al mismo tiempo me sentía completamente furiosa y asqueada de la persona que tenía enfrente… -  Hubo una pequeña pausa - Lo mejor que pude hacer fue meterlo a bañar con agua caliente, y después limpiar el desastre que había hecho en la sala… después de eso se quedó completamente dormido - Cruzó los brazos y se hundió más en su silla - En la mañana me volvió a pedir perdón, y me dijo que estaba tan metido en su idea de que lo engañé que simplemente no pensó… - Concluyó. No pude evitar sentirme indirectamente culpable de aquello, pues yo era la persona que le había causado problemas en un inicio. 
•Lamento escuchar eso, sé que ya habían tenido problemas antes, pero creo que puedo entender cómo te sientes ahora…- dije.
•Si bueno, para desgracia mía tengo un hijo con él -
•Y piensas seguir con él después de esto - pregunté. 
•Sí - respondió con sencillez - pero que se olvide del sexo, que le vaya a pedir las nalgas a esa que se cogió, al menos espero que esté mejor que yo, porque si no, ya se chingó - Agregó con la misma sequedad - Y de su pendeja que le hace desayuno todas las mañanas, y deja de salir con sus amigas para que no se ponga celoso, o que tiene que eliminar todas las conversaciones con hombres por lo mismo …. - Le miré justo a los ojos, se veía más molesta que antes, se levantó de su asiento, y comenzó a caminar mientras continuaba hablando

Me platicó de muchas cosas que le molestaban y que permite con tal de no pelar, me contó sobre un par de mujeres con las que ella cree que coqueteaba, además de cómo la hizo sentirse mal cuando pensó que lo estaba engañando con alguien de su trabajo (es decir, yo), y la fuerte mujer que siempre estaba de buen humor, que podía tomarse todo a juego y bromear sobre las cosas más delicadas, se fue transformando en una frágil señorita, con la voz quebrada y sollozante, que continuamente se llevaba las manos a los ojos enjugando sus lágrimas con el puño de su blusa. Finalmente se detuvo, me levanté de mi asiento y le abracé, no dije nada, simplemente nos quedamos ahí un par de minutos, hasta que me separé de ella coloqué su silla frente a la mía y me senté, invitandola a imitarme. Así lo hizo, mi miró a los ojos, y antes de que pudiera decir una palabra, rompió en llanto otra vez, a abracé nuevamente, ella me me abrazó con fuerza, y se acercó tanto a mi que de un momento a otro terminó sentada sobre mis piernas, llorando en mi pecho, y debo admitir que estaba conmovido así como ligeramente excitado con la escena. Nuevamente los minutos pasaron, y logró calmarse, aun permaneciamos abrazados, buscó mi mirada, y yo me encontré con la suya, el tiempo se detuvo en ese momento, hasta que comenzó a acercarse a mí, sus labios quedaron tan cerca de los míos que, me encontraba respirando su aliento, aun tenia sus ojos clavados en los míos y dado que no parecía querer moverse más, me arme de valor para eliminar la mínima distancia que nos separaba, fundiendonos en un beso, uno largo y apasionado. Finalmente nos separamos, ella se levantó y miró su reloj marcaba las ocho y media de la noche, tomó sus cosas y con naturalidad tomó la decisión de dejar lo poco que había por terminar para el día de mañana, normalmente ella no asistía los sábados, pero en ese caso haría una excepción. Para ese entonces era ridículo pensar que alguien más estuviera ahí.

Comencé a guardar mis cosas, me encontraba por apagar mi computadora cuando ella se me acercó, se sentó en el borde de mi escritorio, se percató entonces de la fecha, y dio un salto.

•¡Oh my gosh! - Exclamó, de manera que me asusté, dando un brinco en mi asiento
•¿Qué sucede? - Me giré para observarla
•Hoy es tu cumpleaños - Gritó, acentuando más mi susto.
•Si hoy es - le dije riendo.
•¡No inventes, y que haces aquí! - exclamó - ¿Porque no te fuiste temprano, en lugar de esta acongojándote por los problemas de los demás, muchacho? - Preguntó, casi ignorando todo lo que había pasado, pero rápidamente se le vino otra pregunta que casi al momento escupió - Espera un momento … - ¿Eso quiere decir que la Lic no te invitó a comer? - Terminó
•¿Que? - Fingí no saber de qué hablaba, aunque no estoy seguro de por qué.
•Ya sabes, ya ves que la Lic invita a comer a todo mundo cuando alguien cumple años, ya te ha tocado ir - Respondió.
•Ah sí - Dije tratando de no darle importancia - Pues creo que solo lleva a la gente más cercana a ella - Respondí.
•¡Cómo crees! - Exclamó - Se pasan - Dijo - ¡No manches, que poca madre, y de seguro es por la pedejita esa de tu ex, pinche vieja chillona, ya que te supere! - Continúo maldiciendo a mi ex por un momento más. Yo no sabía exactamente cómo sentirme en ese momento, ella actuaba como si nada hubiera pasado, y yo aún tenía la sensación de sus labios en los míos, así que simplemente me limité a reír con disimulo, ya que no quería arruinar el momento.
•No le des tanta importancia - Solo es comida.
•¡Y el regalo! - Gritó con intensidad - Tu sabes que la Lic da unos regalos bastante buenos ¿Te acuerdas el collar que me regaló a mí el cuándo me cumplí años? - Me preguntó - La otra vez lo vi en Liverpool ¡Estaba en cinco mil pesos! -
•Bueno, pues ni hablar supongo que eso me gano por no saber llevar mis relaciones intrapersonales - Dije levantando los brazos, con pesadumbre, aunque no le di importancia a aquello.
•¡Ah! la verdad, eres medio bruto en eso - Dijo y comenzó a reírse, le respondí riendo también.

 


Por un momento me quedé pensativo, Gesa lo notó

•¿Qué sucede? - preguntó.
•Nada - Dije y permanecí callado por unos momentos - Solo que, ahora que lo recuerdo, en estas fechas el único regalo que esperaba, era el de ella - Gesa me miró con dulzura.
•Supongo que con 4 años de relación se entiende - Me dijo sobándome la cabeza - vámonos, que no nos pagan hora extras - Dijo finalmente.

Tomamos nuestras cosas y salimos de la habitación, para nuestra sorpresa, nos topamos con una fría oscuridad que recorría todo el pasillo, de manera que no podíamos ver más allá de la puerta, Gesa salió primero de la habitación, yo apague la luz al salir y todo quedó a oscuras, por un momento no vi ni escuche nada, temí porque Gesa tampoco y tropezara con las escaleras

•Gesa - la llamé
•Buuhhh - Me contestó con un tono ridículo. 
•No te vayas a tropezar - le dije
•Aquí estoy - Dijo con tono relajado - Ven - me llamó

Con pasos pequeños y las manos adelante me acerqué a ella, alcancé a tocar su brazo, ella tomó el mío
•En donde está el interruptor, no veo nada - Estuve tentando la pared, pero no lograba encontrarlo, la mano de Gesa seguía tomada de la mía - 
•Oye - me llamó.
•¿Qué sucede?  - Le respondí, por unos minutos se quedó pensativa.
•No nada, olvídalo - 

No le di mucha importancia y continué buscando el interruptor sin mucho éxito.

•Mierda, sabes algo, voy a encender el de adentro - Pero antes de que pudiera dar un paso en dirección a la puerta, el brazo de Gesa me aló con firmeza
•Espera - susurró - En las escaleras no hay cámaras verdad - Preguntó.
•No, en todo el pasillo, solo en las oficinas y la puerta de entrada - respondí - porque - pero no obtuve respuesta, todo estaba en silencio, el brazo de Gesa seguía aferrado al mío. de pronto me soltó, pero pude sentir sus manos en mi cintura, y como se acercaba a mí -
•Porque es hora de darte tu regalo - Me susurró en la cara.

Me comenzó a latir el corazón rápidamente. sentí como las manos de Gesa bajaban por mis piernas y pude notar que ella desciendia para quedar arrodillada en el último escalón. me jalo hacia ella para que quedamos de frente uno del otro.

•¿Qué haces? - Pregunté excitado y nervioso.
•Considéralo… el mejor regalo de cumpleaños - Dijo sensualmente - Y la venganza de una esposa molesta - Concluyó.

Entonces sentí sus dos manos en mi bragueta, escuché el sonido cuando bajó el cierre, tomó entonces mi cinturón y lo desabrochó, para posteriormente bajar mi pantalón junto con mi bóxer lo suficiente como para introducir su mano en ellos. Sentí rápidamente el contraste de temperatura de sus delgados dedos con mi piel íntima, tomó mi miembro con delicadeza y lo dejó liberó de su encierro.

•¿Está bien que continúe? - preguntó
•Si - Dije embelesado y con voz de idiota

Para este momento, mi falo estaba completamente erecto, casi podía sentir su aliento en el glande, y la boca se me hacía agua. Colocó sus manos en mis piernas nuevamente, yo estaba expectante, ahora podía ver su silueta en la oscuridad, arrodillada frente a mí, a pocos centímetros de mi pene. así estuvo unos largos segundos, hasta que finalmente pude percatarme de que comenzaba a acercarse los últimos centímetros. De la nada sentí su cálida lengua lamiendo poco más allá del glande, como probándolo, fue una única lamida, imaginé cómo regresaba su lengua a su cabida, y allí degustaba con timidez la sensación y el sabor que había dejado en ella. Estoy seguro de que desde ese momento el líquido preseminal comenzó a salir de la punta, podía sentir como expulsaba de mi cuerpo ese líquido transparente que, ahora coronaba mi falo. Nuevamente pude sentir su lengua repitiendo el mismo proceso, al notar el líquido su lengua palpitó como queriendo retroceder, sin embargo, continuó, llevando nuevamente todo mi sabor a la boca, esta vez uno más fuerte. Una vez más sentí su lengua lamiendo a la misma altura, pero esta vez poco se separó de él, continuó lamiendo, tal cual una paleta, su lengua iba de arriba abajo saboreando en mayor proporción el frenillo. Finalmente se posó en la punta, empujándola suavemente hacia abajo, y comencé a sentir como empezaba a acomodarse, levantándose ligeramente, para así colocar sus labios en el filo de la corona y el principio del prepucio, solo para retroceder recorriendo con sus labios ese pequeño tramo, para concluir con un beso en la punta. Yo solo podía imaginarme esos labios rojos besando mi verga con dulzura, y la sensual cara que debería tener en ese momento. Gesa lentamente ingreso mi pene de nuevo a su boca, esta vez poco más allá del prepucio, retrocediendo nuevamente, enfundado mi pene, repitio el proceso con mi falo cubierto por el prepucio, ella abría bastante la boca al ingerirlo, de manera que solo sentía la presión de sus dos labios juntos, cuando estos ya estaban por la mitad de mi pene.  

Me estaba derritiendo en ese lugar, el nerviosismo que sentía paso para dejar lugar a un relajamiento total, mientras sentía las repetidas caricias de su boca, ahora se había detenido con mi miembro en su cavidad bucal, lamia la punta con la misma vehemencia con que lo hizo en el principio, durante unos segundos continuó así, hasta que se desprendió de mí, tomó mi falo con una mano y lo peló, nuevamente lo introdujo a su boca y comenzó un ligero vaivén con un ritmo lento pero persistente. Gesa era de las mujeres que no iban más allá de la mitad del tronco por lo que me había percatado, se mantenía concentrada en el glande y en frenillo, lo cual era bastante excitante, pero me molestaba el no poder ver su cara, necesitaba verla mamando de esa manera tan sensual. Ahora con la vista más aclarada busqué el interruptor, que siempre estuvo del lado donde se encontraba ella, estiré mi mano lo más cuidadosamente posible, tratando de no importunarla, y encendí las luces, por un momento me quedé deslumbrado, y sus labios se separaron de mí, evidentemente por la misma situación. Cuando pude ver claramente, me encontré con una hermosa mujer de cabello y labios rojos, arrodillada en una escalera frente a mí, tapándose los ojos con una mano, y con la otra sosteniendo mi pene firmemente. Me miró por unos segundos, yo estaba extasiado por la escena.

•Hola - Me dijo con una ligera voz, yo solo pude sonreírle - Feliz cumpleaños -

Y dicho esto prosiguió con el vaivén cerrando los ojos. me sentía extremadamente caliente, demasiado excitado, así que coloque mi mano sobre su cabeza y trate de empujar mi miembro por toda la garganta, sin embargo, antes de que pudiera hacer algo, solo mi falo y su mano se postró sobre la mía, quitándola de su cabeza.

•Esas manos quietas muchacho - Me miró frunciendo el ceño con picardía - No querrás que me enoje verdad - sentenció.


Ni hablar, las cosas serían a su ritmo, de manera que, dada mi intromisión, aceleró el ritmo, del vaivén se hizo más rápido. De un momento a otro llevo los dedos de su otra mano a mis testículos, acariciándolos, masajeándolos. Poco después de esto su mano también comenzó con el vaivén, pajeandome al ritmo de su mamada.

Sentía que la mamada de Gesa no era tan experimentada o atrevida, pero al mismo tiempo, podía notar demasiada sensualidad en ella, mucha clase debería decir, a la hora de proporcionar placer oral, veía su hermoso rostro, lamiendo, besando y recorriendo mi pene, de la manera más sutil y coordinada posible. De un momento a otro sus dos manos se colocaron en mi falo, y lo acariciaron con dulzura, haciendo pequeños círculos con el dedo en la corona, mientras me miraba fijamente con esos ojos eróticos, era la mamada más sensual que haya recibido nunca.

 

Tomó el falo con ambas manos, comenzaba a ingerir poco más allá de la mitad de mi miembro, podía verlo brillar ligeramente gracias a su saliva y la luz del foco, de pronto, con su lengua, comenzó a realizar algo extraño mientras su cabeza retrocedía, sacaba la lengua, y la colocaba un poco de lado, dando un lamento en la punta, y regresando mi miembro a su cavidad con la mueca de un beso. Las ganas por tomarla de la cabeza y follarle la boca me estaban matando.

Gesa levantó ligeramente mi verga, se acercó lo suficiente a mi como para besar mis testículos y lamerlos, mientras me pajeaba a un ritmo acelerado, nuevamente sus besos eran sensuales y coordinados, podía sentir su lengua jugando con mis testículos.  Los dejo lubricados con su saliva, se retiró dejando sus dedos en su lugar, nuevamente clavó su mirada en mí, aumento el ritmo de la paja y sensualmente abrió la boca. La abrió como una perra que espera recibir esperma justo ahí, era increíble lo mucho que podía hacer esa mujer con una cuantas lamidas y unos gestos bien practicados. Yo ya no podía más, había pasado poco tiempo quizás apenas unos 15 minutos, pero esa mujer me tenía bailando en sus manos, o mejor dicho en su boca, comencé a respirar agitadamente, ella lo notó enseguida, se acercó aún más al glande posándolo sobre su lengua.

•oh Gesa, yo… - gemí 

Ella solo permanecía ahí, con la boca abierta lo suficiente para recibir mi leche, y así fue, con un gritó ahogado, libere chorro a chorro, mi leche dentro de su boca, ella rodeo el glande con sus labios para retenerla, yo la tome de los hombros mientras salían los últimos chorros, y cuando ya no hubo nada más que sacar, retrocedió, llevando lo más que podía en su boca. tras unos segundos, se levantó y con tranquilidad y se dirigió al baño a través del pasillo.

 

Pude escuchar como escupía mi lefa. Por mi parte me acomode los pantalones. y me compuse de aquel bestial orgasmo. de manera que cuando me encontré mejor, tenía a Gesa frente a mí, me tomo la cara y me dio un beso en las comisuras de los labios.

•vámonos, es tarde - me dijo dulcemente.

Datos del Relato
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