Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Relato
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Relato
Categoría: Gays

Esclavo sexual 2 (el enema)

Esclavo sexual 2 (el enema)

Aquella noche había ido con Asdrúbal a un departamento para tener sexo con él. Asdrúbal era un hombre bastante mayor que yo, que gustaba mucho de los juegos sexuales de dominación/sumisión, dónde me sometía a su antojo. Dos encuentros anteriores con él me habían dejado bastante claro las maldades y ociosidades que era capaz de hacerme. Sin embargo, acudí aquella noche a la cita, al entrar al departamento todo estaba a oscuras, finalmente, teniéndome esposado, el encendió la luz. Al abrir los ojos pude ver al fondo la sorpresa que había preparado. De inmediato, experimenté una sensación de temor y arrepentimiento por haber ido hasta allá.

Giré mi cuerpo hacia la puerta, como si pudiera escapar. Al girar me topé con Asdrúbal de frente, quien aún se mantenía con su par de dedos dentro de mi culo, me apretó con fuerza y dijo, vamos, qué pasa, tranquilo. Vamos para presentarte a los muchachos para que no te quejes que no sabes quién te coge.

Yo dije, pero esto no es en lo que habíamos quedado. El respondió, es verdad, pero tú me dejaste varado el viernes, entonces estamos a mano.

Giró mi cuerpo poniéndome frente a ellos, mantenía sus dedos a fondo en mi culo. Así esposado, me hizo avanzar un par de pasos hacia adelante, pasos cortos que di con dificultad, pues mis pantalones y calzones estaban en mis tobillos.

Uno de los tipos se paró de la silla y se acercó con una sonrisa morbosa, otro también se puso de pie y un tercero se quedó sentado.

En verdad me asuste mucho, no sólo porque eran 4 tipos en total (contando a Asdrúbal) si no que él, en ocasiones anteriores, había sido bastante sádico conmigo. Sentí una especie de mareo, un escalofrío, impotencia.

El tipo se acercó hasta nosotros y le comentó a Asdrúbal, en verdad es jovencito como dijiste, qué edad tiene?, Asdrúbal respondió 18, la edad perfecta, aún es lo bastante joven para darse un banquete, pero lo bastante viejo para no atragantarse, no meterse en problemas (se refería que con 18 se alcanza la mayoría de edad) El tipo me dijo, no tengas miedo, si te gusta que te den machete (pene) no tienes porque tener miedo.

Me llevaron hasta el centro de la sala, bueno, en verdad era un lugar de un solo ambiente, con una cama, una mesa un par de sillas y un banco de patas metálicas, tapizado en cuero, que parecía un banco de ejercicios, pero era para follar.

Asdrúbal me terminó de desnudar completamente. Abrió una de las esposas para quitarme la camisa. Luego dijo, bueno, ya que vas a ser nuestro servicio te toca esto. Me puso un delantal de sirvienta, de esos que tienen una parte superior, digamos cubren el pecho y el frente, quedando mi culo expuesto. Asdrúbal volvió a cerrar las esposas, pero quedando mis manos al frente.

Entonces me presentó a quienes serían mis amos por esa noche. El primero, un hombre musculoso, en sus 30 y tantos años, blanco, con un tatuaje mal hecho en el hombro. Me dio la mano firme.

El segundo, era quien antes se me había acercado, un flaco alto, con bigotes. Me dejó la mano extendida, dijo, date vuelta para ver el culo. La mirada de Asdrúbal me indicó que debía hacer caso. Me di vuelta y el dijo, agáchate, así lo hice y el abrió mis nalgas, examinando mi orto.

Luego vino el último que se había mantenido un poco distante. Blanco pero muy bronceado, de rasgos más finos, en fin, bastante bien parecido y más joven. Me dio la mano y dijo su nombre.

La verdad, admito con un poco de vergüenza, recuerdo muy vívidamente las vergas de cada uno, pero sólo recuerdo el nombre de este hombre (Horacio) de los otros dos no puedo acordarme por más que me esfuerce.

Entonces Asdrúbal me ordenó servir los tragos, dijo que siendo su sirvienta debía atenderlos y servirles. Era whiskey, entonces les pregunté cómo los querían, todos pidieron el trago con soda y hielo. Fue bastante incomodo con las esposas pero lo pude hacer.

El de bigotes propuso un brindis, por una noche de placer, porque yo fuera una buena puta y otras vulgaridades que presagiaban lo que sucedería y el tipo de trato que yo recibiría aquella noche.

El bigotudo sacó su pinga y me ordenó acariciarla, así fui uno a uno, sobándole la pinga y masajeando sus bolas. Mientras sus manos toqueteaban mi culo, nalgas, bolas y pene. Las pollas se ponían duras gracias a mis caricias, eran digamos normales, ni enormes ni cortas, con un grueso normal, la de Asdrúbal destacaba, siendo bastante más gruesa que la del resto.

Por último, la del musculoso, era larga, pero tenía una especie de malformación o curva extraña, el glande en lugar de seguir derecho, tenía un ángulo como de 45 grados respecto al cuerpo del palo. Parecía uno de estos consoladores especiales, para estimular el punto G, que tienen una curvatura. Era una poronga larga, cabezona con esa curva hacia abajo, en la dirección del frenillo.

Este tipo no se conformó con las caricias, empujó mi cabeza por la nuca hacia abajo, en clara señal que debía chuparle el palo. Titubee un segundo, pues estaba todavía muy nervioso, había pasado de un acontecimiento a otro en cuestión de minutos y crease o no, sentía vergüenza de introducir aquella verga en mi boca delante de todos. Sin embargo, me incliné e introduje su pene en mi boca sin más preámbulo.

Estando así de pie, uno de ellos me mamó el culo, lo sentí delicioso, comencé a relajarme un poco. Luego el más joven se paro frente a mí y turne mamando una verga otra, traté de acariciar una mientras mamaba la otra, pero me era muy difícil debido a las esposas, entonces daba 3 ó 4 chupadas a uno y luego al otro.

El olor inconfundible de sus pollas inundaba mi entorno, mis manos, cara y boca, estaban impregnadas de ese olor. Uno de ellos abría mis nalgas y hurgaba en mi recto con su dedo. Mientras me daba suaves nalgadas. En ese momento sentí un deseo irrefrenable de entregármeles.

Un par de minutos después, Asdrúbal introdujo una cánula en mi recto, venía junto con una bolsa plástica llena de agua, todo ello para hacerme un enema. Yo me había habituado a hacerme lavados, usando la manguera de la ducha teléfono en el baño, en esas ocasiones llenaba mi recto con agua y la expulsaba unos segundos después. Pero en esta ocasión fue algo distinto.

Me distraje un poco mirando la bolsa y todo eso, pero enseguida ellos dirigieron mi cara nuevamente hacía su garrote para que siguiera mamando como una buena puta. Mientras mamaba, sentía como mi recto se llenaba de agua poco a poco, no sé cuanto sería, tal vez un litro o algo así.

Después Asdrúbal retiro la cánula y me dijo, no botes el agua, aguanta un poco, no es mucho así que puedes aguantar un buen rato.

Luego me ordenó servir los tragos nuevamente, esposado y con el recto lleno de agua. A medida que caminaba y pasaba el tiempo, comencé a sentir deseos de expulsar. Quise ir al baño pero el bigotudo me dijo que no, que aguantara un poco.

Tuve que contener las ganas cada vez más fuertes, comencé a sentir escalofríos, pero de pronto, aunque tenía la sensación de expulsar, ya no la sentía fuerte, había logrado contenerme.

Asdrúbal me ordenó servir un trago para mí y luego propuso un brindis. Todos hicieron comentarios lascivos, tales como que me iban a dar con todo, llevaría mucha polla, etc.

Después del brindis Asdrúbal me pidió que recogiera un vaso que estaba en el piso, cuando me agaché, tuve de inmediato la sensación de evacuar muy intensa, al instante me erguí pero fue inútil, un chorro de agua salió disparado de mi culo mojando el piso.

Mierda, bárbaro, qué pasó. Fueron algunas de las expresiones de ellos, mezcladas con risotadas burlonas. Corrí al baño para botar el agua que aún quedaba dentro.

Al regreso, Asdrúbal me regaño, me insultó, me dijo que si era pendejo, que como hacía eso. Replique diciendo que era culpa del enema, que ellos no me habían dejado ir al baño. Entonces él respondió, dirigiéndose a los otros, dijo, ustedes ven como es la cosa, uno trata bien a esta puta y se alza, me contesta y todo.

Me dijo “entonces es culpa mía, no tuya que no aguantaste marico del coño”. El de bigotes dijo, tienes que castigarlo, tienes que enseñarle. La verga de Asdrúbal se notaba hinchada debajo de su calzón. Entonces entendí, que todo era una excusa para escarmentarme y disfrutar con ello.

Hasta aquí lo dejo por ahora. Me encantaría saber si te gusta el relato y más aún, saber qué opinas de la situación que viví y si tu hs estado en situaciones similares, jugando un rol u otro. Gracias por leerme.

JP
Datos del Relato
  • Categoría: Gays
  • Media: 5.43
  • Votos: 40
  • Envios: 0
  • Lecturas: 9620
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.137.172.68

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Relatos: 37.835
»Autores Activos: 2.203
»Total Comentarios: 11.826
»Total Votos: 511.803
»Total Envios 21.937
»Total Lecturas 93.975.994