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EL PEQUEÑO SALO

EL PEQUEÑO SALO

Mi nombre es Salomón y todos me conocen como el pequeño Salo. Es porque desde siempre me dicen así, porque fui siempre de baja estatura, a eso responde mi apodo de pequeño, que a mis dieciocho no me molesta, es mas estoy acostumbrado a eso.

Lo que debo decir también es que soy de tez oscura, y ojos que brillan de color muy negro azabache, embrujadores me han dicho más de una vez, además embrujador es mi trasero, que a más de uno le encanta sea hombre o mujer, y a mí eso me encanta. Digo que les gustaba mi culo, y mucho, en especial los hombres maduros, se han vuelto loco más de uno con mi cola intrépida y majestuosa, casi perfecta.

Unas montañas de deseo así las han llamado alguna vez, y yo me reñía, siempre me reí. Aunque reconozco que también me gustaba mucho ser adulado, y ser admirado, aunque mas no sea que por mi cola.

Mis ojos además eran muy llamativos y embrujadores. Cuerpo fibroso. Mi altura  no era para apreciar, pero nunca me sentí menos que nadie.

En fin así andaba por la vida. Practicando deportes que era el lugar donde conseguía mas miradas y acercamientos con otras personas, en general del sexo masculino y como ya dije maduros insatisfechos en sus hogares. Maestros, educadores, padres de compañeros, en fin, la lista podría a llegar a ser muy larga.

Mi deporte favorito era el futbol come casi el 99 por ciento de la humanidad, sin ánimo de exagerar.

Bueno en uno de esos encuentros, sentí un fuerte dolor en la espalda que me dejo muy mal, muy incomodo y tuve que ir a un médico y el médico me receto que viera a un kinesiólogo y allá partí a uno que me recomendaron los propios compañeros que habían pasado por dolores semejantes y lesiones duras.

Baltasar me recibió en su bata azul sonriente. Era un hombre grande, de contextura fuerte, pecho ancho y brazos gruesos, todo eso lo vi apenas entré. Algo en mi se movió y fue chispazo de calentura, algo se encendió dentro de mí, como cada vez que me gustaba alguien.

Observe que tenía las manos grandes y dedos muy marcados y de formas delicadas a pesar de ser gruesos y bien formados.

__Así que dime Salmon que es lo que te ha sucedido corazón…__ ese trato termino de ablandarme para que quedara rendido ante aquel gigante de ojos mansos y claros como el día.

__Bueno vera…__ se rio de forma empática y agradable

__No me trates de usted por favor…ya se que eres muy jovencito y que podrías ser mi hijo, pero no me trates de usted, por favor…__ casi me rogo

__Esta bien Baltasar

__Es mas puede llamarme Balt, aquí todos lo hacen…__ en ese momento me di cuenta de que no estábamos solos. Había varias camillas y en ellas había gente. Estaban separadas por cortinas de color celeste fuerte y no dejaban ver quien estaba del otro lado, pero las voces se escuchaban igual.

Bueno entonces reate lo que me había sucedido y rápidamente tomo cartas en el asunto. Me hizo colocar cola hacia arriba en una camilla libere y note muy sutilmente como cambió el tono de voz cuando vio mi hermosa cola.

Trago saliva, lo sé, aunque no vi su rostro y es más, estoy seguro de que tuvo una erección violenta. Suspiro varias veces mientras colocaba unos electrodos para darme corriente. Luego me dijo allí hablándome suavemente al oído

__En un ratito estoy contigo Salomón…__ dijo susurrando y casi jadeando

__Puedes llamarme Salo…__ contesté yo a media voz.

Ese fue el primer día de mi tratamiento. Tenía que ir lunes, miércoles y viernes. Siempre que iba,  había uno o dos pacientes, entonces nuestros diálogos eran escuetos y medidos.

Por supuesto que yo notaba que su excitación y su deseo crecían y eran notorios. Sobre todo en los días, en que, tuvo que bajar un poco mi bóxer, y sus gruesa manos se acercaban cada vez más a descubrir despacio la plenitud de mis hermosas nalgotas. Sus manos iban y venían haciéndose lugar, su respiración se alteraba y me producía risa, una risa contenida, tanto como la tremenda calentura que se acrecentaba en mi, masaje a masaje, caricia a caricia.

__¿Te sientes mejor pequeño Salo?__ pregunto uno de esos días, tal vez habían pasado ya dos semanas de tratamiento.

__Balt…tienes unas manos…divinas…__ le conteste zalameramente, adulador. Sentí en ese instante que sus dedos rozaron el filo de una de mis nalgas, y uno de sus gruesos dedos casi se hundió en mi preciada zanja.

__Ohhhhhh…__ suspire hondamente, profundo y casi inaudible para los vecinos de camilla. Creo que había uno o dos, uno en cada lado, puesto que yo estaba en la camilla del medio. Balt intensifico sus masajes, pero, sin hundir sus dedos y sin bajar más mi bóxer. Ardía en deseos y creo que el también.

Una voz de pronto nos saco de aquel trance. Dejo lo que estaba haciendo y como ya había pasado la hora que generalmente me tendía, me indico unos ejercicios para hacer en casa, y lentamente me senté en la camilla, y pude notar, aunque trato de ocultarlo, su bulto crecido y estaba duro debajo de su pantalón.

Al llegar a casa yo estaba muy caliente. Sí que pase directo al baño y mientras me duchaba, me hice una furiosa paja pensando que estaba con Balt, en sus brazos y con su pedazo en mi boca.

Creo que esa noche hasta soñé con aquel pedazo de hombre, que me rodeaba con sus fuertes brazos y me lamia y me besaba mis nalgotas, rendido a mis pies.

Un día viernes me encamine a mi turno de la kinesiología. Iba ardiente. Pensando en aquel hombrón que me tenía muy loco, muy caliente. Tal vez el no se daba cuenta de lo mucho que me gustaba, de lo mucho que me alzaba. Ese día estaba decidió a que pasara algo.

Llegué a horario como siempre. Balt abrió la puerta sonriente como de costumbre, dándome la mano, sonriendo.

__¿Cómo estas pequeño Salo?, corazón…__ saludó y mi corazón y mi culo y mi pija saltaron de emoción. El olor a incienso era fuerte y penetrante, casi un elixir, los sentidos se me trastornaba, poco a poco, confundió y erotizado cada vez más.

Se sentía mucho silencio, y las cortinas que separaban las camillas estaban levantadas, mostrando que no había nadie allí.

__¿Que pasa que no ha venido nadie hoy Balta?__ pregunté y mi corazón latía tanto que creí se saldría de mi pecho pequeño pero fuerte.

__Oh, eso…es que hay algunos que avisaron que no podían venir por cosas particulares y hay otros que han terminado el tratamiento y bien tu eres el del último turno, ya no vendrá mas nadie…__ acto seguido Balta, fue hasta la puerta y dio un vuelta de llave, una música suave y a poco volumen empezó a sonar, mi cuerpo vibro de emoción y calentura.

__Ven pequeño Salo…__ me llamo__ acuéstate__ casi fue una orden.

__¿Como lo hago boca arriba o boca abajo?__ la baba le caía por la comisura de los labios

__Boca abajo…corazón…__ dijo y mis sienes estaban a punto de estallar, creo que tuve una erección de manera brutal y espontanea. Sudaba.

Coloque mi cuerpito gentil boca abajo y mi cola era un llamador vibrante y caliente para cualquiera. Bart suspiro y sus manos tocaron mis nalgas por sobre la tela, creo que ahí se dio cuenta de que no llevaba ropa interior. Se sintió un suspiro largo y quejumbroso, como de alguien que se altera, o que se emociona en demasía, como sea creo que volaba de calentura, tanto como yo.

Corrió la tela del pantalón, mas debajo de lo que lo hacía normalmente, yo por supuesto lo dejaba hacer, complacido, ardiente, enloquecido de placer.

Comenzó a tocarme de manera suave en la zona lumbar, la crema que usaba era de un olor penetrante, fuerte, mi erección era molestaba ya que me aplastaba contra la camilla.

Me moví de un lado a otro despacio, fue bajando sus dedos gruesos y lindos, mi cuerpo estaba muy sensible a sus masajes. Hundía los dedos en mi piel y su respiración se agitaba cada vez un poco más.

__Soy yo o hace calor…mira como estoy sudando…__ levanté mi cabeza y su frente chorreaba sudor, sentí unas gotas cuando en el nacimiento de mis nalgas.

__Ohhh mira te estoy ensuciando con mi sudor…

__No es suciedad…__ dije. Pronto estuvo con su lengua, pasándola, en esa zona casi llegando a mis nalgas, en el nacimiento de las mismas.

__¿Sigo?__ pregunto Balt emocionado y con voz cascada.

_Siii hazlo…por favor…__ dije suspirando alzado

__Ohhh corazón…cariño…__ su lengua comenzó a pasear por mi zona baja. Sus manos se posaron en mis caderas. Yo estaba totalmente dispuesto y entregado. Pronto la saliva de su boca fue regando por donde se situaba. Fue bajando y también fue bajando más y más mi pantalón hasta las rodillas. Mi culo quedo a su merced, ya que yo seguía boca abajo, sintiendo sus caricias.

La lengua fue dibujando círculos y líneas, pronto fue besando mi zanja, la línea gruesa entre mis nalgotas. La baba corría hacia mi interior de las dos medias lunas, mi verga pronta a estallar, el gozo era increíble, paso mucho tiempo desde que deseaba aquello y hora que estaba sucediendo mi cabeza estaba pronto a explotar de placer.

__Ohhh, que divina criatura eres Salo…tienes un perfume muy bello y una fragancia que calienta a cualquier, eres un vicio…ahhh pequeño…cuanto te deseaba…__ decía Balt y sus manos abrían mis nalgas, y su lengua viboreaba cerca del anillo, mis gemidos se alzaban un poco más.

__Ahhh Balta…cuanto me clientas…eres un gigante que me hace vibrar tanto…ohhh cuanto me gustas…__ decía yo desfalleciente efebo. Su lengua acaricio mi anillo, se fue abriendo como una ostra. Chorreaba su saliva encima de mi agujero palpitante. Dilataba velozmente para que su lengua se metiera en lo profundo y empezara a socavar hasta donde pudiese llegar. Mis gruñidos explotaban en aquella sala caliente y ardiente. Dos seres experimentando aquel bello encuentro de sexo y pasión, contenido durante tanto tiempo.

Al apretar mi verga en la camilla y moverme para un lado y otro, acompañando las chupadas de culo y las lamidas que me daba Balta, empecé a chorrear leche por toda la camilla, pegoteándome todo y alcanzando un orgasmo como nunca hasta ese día había experimentado. Mis manos apretaban la camilla y mi ojete se abría para que Balt me poseyera con su lengua, ensanchando mi culo de manera desconocida.

__Ohhh haz acabado solo con mi lengua pequeño Salo, eres un calentón increíble…me gustas mucho pequeño…ahhh…

__Es que tu eres un macho, ahhh, increíble Balt, ohhh, ahhh da gusto lo que me haces, sigue, sigue, ahhhh…__ besaba mi culo, lo volvía  chupar, lo salivaba y yo sentía que se abría unos milímetros a cada roce y golpe de su feroz lengua de macho avezado y conocedor del cuerpo del otro. Si estuvo un buen reto, además pasaba su enloquecida lengua por mis bolas, lamiendo, besando, le daba besos, y eso era realmente exquisito, tanto que pronto mi pija estuvo dura una vez más.

__Gírate pequeño Salo…ponte boca arriba, hazlo mi querido bebe…__ sus palabras era ordenes para mi, así que prestamente me di la vuelta. Balt se acerco a mí y mirándome a los ojos se fue quitando su ropa y un enorme palo apareció ante mis ojos y ante mi boca. Lo acerco para que pudiera verlo y olerlo.

Así lo hice, luego estiré mi lengua hasta llegar a él. Empecé a pasar mi lengua como si aquel pedazo de carne fuera un helado. El me lo acercaba y yo con mi lengua jugaba con ese pedazo que me encantaba, era un miembro hermoso, muy cuidado, limpio, sin vellos, los huevos eran de un toro, colgaban desnudos y aceitunados.

Parecía que Balt solo quería que lo lamiera, porque cuando abría la boca para tragarlo, lo retiraba de forma gentil, tenía el dominio de la situación.

Un rato después Balta estaba chupando y mordiendo mis pezones, con una mano apretaba mi verga, la sacudía y jugaba con ella. Yo gemía.  Y estaba a punto de explotar otra vez. Me sentía tan caliente, tan excitado y de alguna manera, tan potente, que no me importaba acabar otra vez, si eso es lo que quería aquel macho tremendo.

__Te vas a acabar para mi…ohhh siii otra vez dejaras que mis manos tomen tu leche de nenita, ven, hazlo en mi mano, acábate, lárgalo ya, no tengas temor, quiero tu leche de nenita, ahhhh…__aquel macho me hacia acabar entre sollozos, lloriqueos y gemidos nuevamente y un ardor gigante se sentía en mi cuerpo enloquecido de calentura, de pasión, de vibraciones.

Un huracán de sensaciones hizo que largara una abundante cantidad de semen en su mano grande y protectora. Luego el comenzó a masajear mis pezones, mi vientre, mis muslos con aquella crema. Nadie me había hecho aquello jamás. Era una sensación descontrolada. Y entonces por primera vez me beso en la boca. Profundamente. Su lengua se perdió en mi emputecida boca, deseando, babeando, despidiendo fuego cual si fuera un dragón encendido.

Paso su lengua, por toda la profundidad, acariciando los dientes, checando mi lengua, salió y volvió a entrar cuanto le dio la gana. Ese macho era un volcán. Nuestros gemidos se hacían cada vez más evidentes. Lamia y chupaba mis labios sedientos de goce y placer. Lujuria permanente.

Mientras me besaba de forma ardiente tenía una rodilla sobre la camilla, entonces llevo una de mis manos a su firme garrote. Lo pude apretar y acariciar a destajo. Llegue a tocar y palpar sus enormes huevos de toro se sentían sensacionales. Arrebatadores. Una increíble sensaci0on de poder, estaban llenos de leche, esa leche seria para mi imaginaba y palpitaba yo, deseado, como nenita emputecida y salvaje.

Su lengua jugaba con la mía de tal manera que hacía que mi pija tratara de levantarse nuevamente. Mi cuerpo estaba en constante excitación. No me calmaba, no me apaciguaba, al contrario me sentía mas y más caliente a medida que sus caricias y las mías se volvían mas pasionales.

Su pedazo en mi mano parecía crecer y crecer, aumentando su inflamación. Babeaba, y eso me daba un placer infinito.

__Ohh nenita tu boca es tan caliente…ahhh y tus manitos saben dar placer a un macho como yo…ohhh nenita, corazón, eres tan genial pequeño Salo…quiero tenerte así siempre…

__Ahhh papi…yo también quiero que me des verga hasta morir…

__La tendrás nenita, la tendrás, te daré toda la verga que quieras…ohhh que encanto eres nenita, tu papi te dar la leche ya verás…ahhh…__ mi mano apretaba aquella dura herramienta, el se fue corriendo y colocándose de manera de quedar casi sobre mi cuerpo. Su garrote se puso tan cerca de mi boca que solo tuve que abrirla para comer.

__Ahhh siii cómelo todo nenita…siii trágatelo es todo para ti nenita…ohhh Salo, Salo…__ gemía aquel hombrón que se había despojado por completo de su uniforme. Y yo no había visto como ni cuando, solo sucedió. Trague la cabezota de su vergota, que era opulenta y muy redonda, brillaba, y manaba un jugo que me encanto desde el principio, era un poco pegajoso pero sabia tan bien. El gusto me encantaba. Mi boca y mi lengua rodeaba aquel capullo enorme y grueso. Oli fuerte y palpitaba en mi cueva, haciendo que mi cuerpo se tensara y mi culitos se abría listo para recibir aquella herramienta gruesa. Busque sus bolas y llegando hasta ellas les daba una buena chupada, babeándolas por completo mientras los gruñidos de Balt eran cada vez mas exasperantes y calientes.

Balta en tanto hurgaba en mi orificio nuevamente con su demoniaca lengua. Otra vez hacia que me abriera para él, como una flor, y mi verga dura bailoteará para aquí y para allí de forma inquieta, hormigueante. Yo comía aquella poderosa verga que aquel impresionante macho me brindaba. La baba caía y chorreaba por el mástil duro, desafiante. Mi baba no dejaba de salir y volver a resbalar por el machete.

__Ahhh nenita que boquita tienes perrita, como me gustas, chúpame, chupa tu garrote… pronto te poseerá y será todo para ti zorrita dulce…ahhhh….__ decía retorciéndose para volver a chupar mi ojete rendido.  A sus pies, aunque debería decir a su vergota, a su miembro, a su garrote, a su espada.

De pronto Balt hundió un dedo en mi ojete y empezó a ir y venir por mi túnel. Mi grito fue de felicidad, de calentura, de placer, el hombre se había puesto alguna crema o gel, entro con mucha facilidad y yo me prendí a su garrote con más ahínco y con mas deseo, con más pasión si es que aquello era posible.

Luego fueron dos dedos que Balt metió en mi culo y yo mordisqueaba su pedazo de carne cada vez más duro e inflamado.

__Ohhh pequeño Salo, ahhh, despacio con mi miembro, no voy a darte la leche todavía…pero sigue así, ohhh si nenita…cómelo que es para ti…ahhhh…lindoooo__ así gemía y hablaba Balt mientras yo jugaba con su pedazo de carne en mi boca, en mi lengua, con mis manos tiraba de sus bolas y las retorcía suavemente, eran dos globos inflados repletos, colmados y era todo para mí.

Así fue que Balt llego al momento en que me coloco a cuatro patas en la camilla y con la cola bien levantada, tocando mi rostro sobre el acolchado cómodo de la camilla, beso una vez más  mi ojete, resopló y me lleno de saliva, sentí que su carne se paseaba por mis nalgas apetitosas, sabrosas, hundió su perno entre las media s lunas y lentamente fue acariciando mi anillo dilatado, abierto, expectante y caliente.

Su pedazo empujo, creí que moriría de placer, entro velozmente y sin escala, mi ojete se ensanchó, no sin cierto dolor, aunque yo no era virgen, nunca me habían cogido con semejante vergón, pero la piel de mi túnel se estiro, de manera caliente y febril, ahogue un llanto, un lloriqueo pero al final el placer fue ganando terreno y se apoderó finalmente de mí y me entregue por completo a gozar de aquella poronga monumental sintiendo como sus huevos golpeaban en mis nalgas jóvenes, de puta, de nenita como me decía Balt.

__Ahhh pequeño Salo tu ojete es lo máximo bebe, nenita ohhh como me haces gozar, tu culo es mejor de lo que pensé, ahhh, ahhh…__ gemí mientras me bombeaba de manera veloz, agitada y salvaje.

Balt fue empujándome de manera en que caí, con mi panza contra la camilla y mi verga dura otra vez, prácticamente se quedo unos minutos encima de mi sin moverse, sentí su pedazo palpitante dentro de mi ojete, hundido allí, solo latiendo, pensé que largaría su leche, pero aun no. Volvió a moverse, suave, despacio, muy despacio, mordía mi cuello y mis orejas, bufaba en mi oído, sentía su cálido aliento.

Me fue corriendo para colocarse de costado, estábamos muy al borde de aquella camilla, que aunque ancha, para dos cuerpos, aunque el mío pequeño, parecía que nos iríamos al suelo en cualquier momento, pero eso no ocurrió, lo que si ocurrió que una de sus manos se prendió a mi pija que echaba fuego, y empezó a masajearla, a apretar y estirar, a mover, hasta hacerme aullar acabando por tercera vez en aquella tarde increíble. Sin dejar de clavarme su herramienta una y otra vez en mi culo dilatado.

Luego aquel macho llevo sus manos a mis pezones erguidos y duros, apretando, haciéndome gemir y refunfuñar de lujuria. La calentura que sentía no se extinguía con mis acabadas, al contrario parecían magnificarse.

Sentí que su vara se agrandaba un poco mas y que sus suspiros se escuchaban mas fuerte, sus bombeadas se encendían mas y mas, hasta que empezó a llenar mi cola de leche. Un tremenda acabada hizo que l catarata de semen se chorreara velozmente hacia mis nalgas, entre mis muslos, llegando  caer en mis bolas.

Dejó un momento su pedazo clavado en mi cola mientras yo jadeaba y el suspiraba en mi oído, besándolo y mordiéndolo y chupando mi cuello, mi hombro. Apretando aun mis pezones que continuaban erguidos.

__Ohhh nenita eres tan hermosa, tu cola vuelve loco a cualquiera….me tienes muy caliente…__ sentía latir su pedazo en mi ojete, hasta que lo saco y lo que aun había en el túnel salió inundando toda la camilla.

Nos pusimos de pie, el me beso largamente en la boca. Recogíamos nuestras prendas desperdigadas por ahí.

__¿Tienes apuro?__ pregunto

__No claro que no…__ dije pegado a él.

Subimos a su auto. Llegamos a su casa. En el trayecto me conto que estaba casado, que su mujer se había ido unos días y que tenia la casa solo para él.

Bueno pasamos unos días increíbles que nunca olvidaré. Y que quizá cuente alguna vez.-
Datos del Relato
  • Autor: MARIO
  • Código: 67291
  • Fecha: 06-10-2023
  • Categoría: Gays
  • Media: 0
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