Melva era su nombre, tenía doce años de edad, rubia, ojos verdes, tez blanca y boca sensual de labios carnosos, como de 1.68 de estatura, piernas largas torneaditas, cintura fina, culo precioso y sus teticas eran chicas, más parecían limones, pero muy duros, y su pezoncito eran como rajaditos. Todas las tardes cuando llegaba a casa siempre la veía en la calle con su bicicleta. Era muy atrevida, siempre que nos saludábamos me decía que el día que se casara sería con un hombre como yo, rubio y de ojos azules y de cuerpo fuerte, y que algún día cuando recibiera su primer beso, deseaba ser yo quién se lo diera.

Un día sábado sus padres y su hermana mayor salieron a efectuar compras y regresarín pasado el mediodía, ella se negó ir aduciendo que tenía tareas de escuela pendiente, como a las nueve de la mañana tocaron el timbre de la puerta de mi casa, y era Melva, me pidió entrar y ya en la sala me dijo: con estos binoculares te veo todos los días desde mi habitación, quiero mostrarte como, y fuimos a mi dormitorio, y me dió los binoculares, y me dijo hacia donde viera, y exactamente su habitación quedaba frente a la mía, al otro lado de la calle, y en la ventana estaba colgando una tanguita y un brassiere. Luego me dijo que quería ver y tocar mi pene, que tantas veces lo había visto de lejos, esto a decir verdad me estaba excitando, me baje el pantalón, y ella se apresuró a tomar mi verga en sus manos, empezando a sobarla, no tardó mucho en estar en su esplendor de 8 pulgadas la verga, y ella fascinada la acariciaba de arriba hacia abajo, empezó a salir líquido y la tomé de la cabeza y a modo de que su boca llegara a la verga y empezó a mamarla, era excitante ver su boquita carnosa tragandose la cabeza del pene, no tardé mucho en venirme en su boca, y le dije que se tragara mi leche. Nos acomodamos sobre la cama y empezé a besar sus labios y a chuparle su lengua, le quité la blusita, dejando al descubierto sus pequeñitos pechos, lamiendolos con mucha sutileza,ella cerraba los ojos de placer, metí mis manos bajo su faldita, para acriciar su vulva, y su clítoris, estaba mojadita ya, y quité sus braguitas, para hundir mi lengua em su rsjita, ls tuve mamandola largo rato, hasta que empezó a subir sus nalguitas, y apretando su vagina en mi boca, fué un quejido largo y suspiros, su cuerpecito temblaba, su calor fué en aumento, hasta venirse en su primer y delicioso orgasmo, seguimos besandonos por la largo rato con deseo y pasión, me quito el pantalón y se sento sobre mí, para frotar el tronco de mi verga en su vaginita, quería que la penetrara, pero yo le dije que aún no era oportuno, que con el tiempo lo íbamos a hacer, se colocó la cabeza de la verga en la entrada de su panochita y me dijo que quería ver hasta donde le llegaba, le entró la cabeza y un poco más, hasta sentir la dureza de su himen, lo que le entró, lo sacaba y volvía a meter, empezó con sus movimientos circulares sobre mi pene, pero no cabía duda que la excitación la estaba matando, se colcó la punta de la verga en su conchita hasta llegar al himen, respiró profundo, y de un sentón se la metió, sentí desgarrase su himen y la pija se fué mas de la mitad, se dió otro envión y se clavó las ocho pulgadas al fondo, lentamente empezó a cabalgar, sus ojos estaban en blanco, pero quería llegar a lo máximo, después de estar cabalgando como diez minutos aceleró el ritmo, puso uno de sus pezones en mi boca, y de nuevo empezó su cuerpecito a temblar, para correrse en un nuevo orgasmo con la pija metida al tope, yo estaba por explotar la tomé por la cinturita la topé y luego derrame mi semen en su inteior, la verga salió, roja por el roze en la estrechez de su vagina, empapada de semen, jugos y sangre, y en la cubrecama las señales de la pérdida de la inocencia de tan angelical criatura. Continuará.