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COMPAÑERA MADURA PARTE 2

Había transcurrido una semana desde que la bella Leslie y aquél desconocido chico de la calle empezaron su prohibida relación y también desde la primera vez que hicieron apasionadamente el amor.



Los días pasaban normales, ella me trataba como a cualquier vendedor desconocido cuando nos cruzábamos por las calles de aquel vecindario de clase media, por lo que nadie nunca sospechó de algún favoritismo por mí.



Siempre buscaba una excusa para ir a la casa de Leslie y hacíamos el amor como locos, pero siempre lo mismo, ella me lo chupaba, yo le hacía lo mismo a ella, luego la hermosa señora se ponía en cuatro pues sabía que me encantaba cogérmela en esa pose, mientras le agarraba sus nalgas y dejaba que me viniera sobre su cuerpo, siempre era igual, claro que por ese tiempo ella me obligaba a usar condón.



En un sábado por la tarde, estaba con mis amigos en la “Casa Colorada”, una construcción abandonada que de día las parejas ardorosas de colegiales la usaban a modo hotel por un rato y que por las noches servía a drogadictos y alcohólicos de refugio, mis amigos eran mayores, la mayoría rondaba los 25 y 30 cuando apenas pasaba los 19.



Hablaban de las mujeres del vecindario, de algunas actrices y del sexo oral, ¡de lo rico que era cogerse a una madura y del sexo anal!



La conversación con mis amigos me puso cachondísimo, yo quería algo más de ella, algo que muchos tipos y chicos de su edad deseaban cada vez que veían pasar a esa hermosa y refinada señora, quería poseer todo el cuerpo y pues me faltaba el culo de Leslie, aún no le había pedido que me dejara metérsela por atrás, así que ya era el momento de decírselo.



Fue el lunes, Leslie entraba a la tienda a hacer sus pequeñas compras, ese día ella iba con un pantalón fino tipo calzas, tacones negros y una blusa blanca escotada que tapaba su enorme culo, pero hacia verlo más parado y grande. Al pasar por la calle un ciclista que pasaba por ahí le chifló y le dijo -"mamacita, que rica estas", Leslie sonrío acostumbrada a los piropos, desde su juventud, por la forma de vestir de ella le parecía sorprendente la manera en que aún a sus 42 años, levantaba pasiones adondequiera que iba.



Al entrar a la tienda se encontró con dos chicos Alfonso y Luis ambos de 18 años, ella les sonrío y les dijo "¿hola, chicos, ¿cómo están?". Ambos al verla sintieron el estómago vacío pues siempre habían deseado a Leslie secretamente, mientras ella escogía las compras ellos se turnaban para platicar con Leslie y mirar su imponente trasero, pues sobre la ajustada licra se podían adivinar los contornos de un calzón tipo bikini en (V) que se le incrustaban un poco entre las nalgas, más de una vez estuvieron tentados a tocarlo deteniéndose solo por el pensamiento y el castigo que sufrirían de parte de la señora.



Saliendo de allí se cruzó conmigo y le ofrecí mis plantas en la esquina de siempre, pero mi cabeza estaba volando en la imaginación, me imaginaba a ella en cuatro, alzando su hermoso blanco y rechoncho culo hasta que vea su huequito posterior, me imaginaba introduciendo un dedo y luego dos conforme se iba dilatando, y luego acercando la punta de mi largo pene, penetrarla despacio, disfrutando el glorioso momento, para luego empezar a lanzar fuertes embestidas para finalmente derramar la cálida esencia de mi juventud en ese hermoso agujero posterior!



Pero a todo eso me preguntaba si ella iba a aceptar, tenía dudas pues en uno de nuestros encuentros sexuales ella estaba montándose y le acariciaba las nalgas, hasta que traté de introducir un dedo por atrás, ella reaccionó y me sacó la mano de allí, me hice el que no pasó nada y ella se hizo la desentendida y siguió moviéndose encima de mí, pero aun así quería darle pro atrás, ¡así que decidí proponérselo!



Al salir de la tienda, Leslie preguntó por una de sus plantas y luego de una mirada cómplice y disimulada me dijo: “Esta bien hijo, ¿por favor podrías llevármela a mi casa?” “como usted diga mi señora…”. Ninguno de sus amigos, vecinos ni vendedores que transitaban por esas limpias calles, se imaginaban lo que estaba pasando entre la esposa de Don Rafael Rubio, el ingeniero Petrolero y aquél chico desconocido, y ninguno de los dos hablaría de eso tal como se habían prometido.



Una hora después estaba tocando el timbre de la casa, ella hizo que pasara y cerrando la puerta me recibió con un beso, fuimos a la sala y puse un video porno en el DVD, ella lo miró con cierto deseo, le comenzó a tocar primero desde el pecho hasta llegar a sobarme la verga sobre su short, estaban cómodamente sentados sobre el mueble grande de la sala, con sus caricias hizo que mi verga se parara con deseos de entrar en ella, entonces intentó bajarme el short y le dije que se espere, porque quería que viera algo del video.



No pasó mucho para que ella viera lo que quería, en la cinta estaba la pareja de actores, él estaba encima de ella penetrándola por la vagina, cuando de pronto saca su miembro hace que ella se coloque en cuatro y en términos vulgares le dice que se la va a meter por atrás y claro la actriz lo aceptó con una sonrisa de complicidad y placer, y en seguida empezó a introducirle, lentamente, su verga por el ano de ella.



Note que Leslie se quedaba expectante de este acto, pero no vi ningún temor en su mirada, sólo curiosidad, entonces me anime a decirle lo que deseaba:



L: ¡Quisiera hacerte eso!



Les: ¿Quieres metérmela por atrás?



L: Sí, su culo es lo más hermoso de su cuerpo, y quiero tenerlo.



Les: Pero me da miedo, dicen que es muy doloroso.



L: ¿O sea que nunca se lo han hecho por atrás?



Les: Sólo tuve una pareja sexual, y no, nunca dejé que me lo haga por allí.



L: Pues entonces yo seré el primero, ¿me deja?



Les: Tengo miedo, Luis, me puedes lastimar.



L: Tendré mucho cuidado, ¿Qué dice?



Les: … ¡Bueno, está bien, pero ten cuidado!



L: ¡No se preocupe señora, le va gustar!



Luego de eso fuimos a la habitación y empezamos a besarnos apasionadamente, las manos de Leslie recorrían mi delgado cuerpo, mi verga se paró como nunca antes y lo sobaba en mi vientre, le acariciaba los senos, y me las ingenie para sacarle el sostén por sobre su blusa, lo logre y sentí las preciosas tetas sobre la suave tela de la blusa, la bella y recatada señora estaba bastante excitada, gemía con desespero mientras que su joven amante le apretaba, sobaba y pellizcaba los pezones y todo el entorno de sus senos, luego baje mi mano derecha y alcance sus piernas, las separe buscando tocar su sexo por encima del pantalón licra y la masturbe sobre su prenda, con sus mis dedos medio e índice, era delicioso ella estaba a punto de estallar de placer, lo sabía por sus gemidos, Leslie agarró mi cabeza y la aplastó contra sus senos, luego me puso tras de ella y sobó mi verga sobre la suave y fina tela del ajustado pantalón como simulando una penetración.



L: ¡Nena que rico!



Les: ¡Que dura, uhm!!



Luego comencé a bajar lentamente la calza y ella comprendió que debía ponerse en cuatro, la posición que más me gustaba y así lo hizo, con su calza bajada hasta su cintura me mostró su hermoso culo aún con su ropa interior puesta, pero era excitante ver como el calzón bikini se le metía en toda la raya de su culo, eso me dio una idea y empecé a acariciarle sus rechonchas nalgas, las estruje y apreté con ganas, como si las estuviera amasando, ella alzó más su trasero y luego cogió la parte superior de su calzón y lo jaló hacia arriba para que el hilo que estaba metido en su culo se sobara con las paredes y el hueco de su ano; esto la encendió, contorneaba su culo de un lado a otro y note como la prenda se empapaba con los jugos provenientes de su cálida vagina, me detuve nuevamente para terminar de quitarle las calzas dejándola en calzón y con los tacones puestos, luego la jale tirándola a la cama y tendiéndome sobre ella apunte la cabeza de mi verga hacia su vagina, hice a un lado su calzón y la introduje de un solo empujón!



Leslie lanzó un pequeño grito de placer, no fue difícil metérsela pues ella estaba bastante mojada, un movimiento rápido de atrás hacia delante y por ratos me movía en círculos, ella estaba en cuatro y yo metiéndosela frenéticamente mientras le agarraba las nalgas y las usaba como asas para lanzarse con más fuerza en cada embestida, ella pedía que se la siga metiendo, que no pare,



Les: ¡Así nene, que rico, uf!



L: ¡Mamacita que rico, que nalgas, que piernas, uf!



Les: Bebe me matas, ¡sigue así uhm!



Hasta que no pudo más y entre gritos, gemidos y palabras algo incoherentes tuvo un abundante orgasmo que inundó mis testículos.



Descansamos un momento, me puse detrás de ella, estábamos de costado, entonces tomé mi pene y empecé a sobarlo en medio de esas carnosas nalgas, Leslie entendió lo que se venía, y entonces tomé sus caderas y la puse en cuatro nuevamente.



En la ventana con la persiana bajada que daba a su balcón vio reflejada mi imagen, observaba como su aprendiz la veía con ojos de deseo, con ardiente pasión y apretando duro los labios por la pasión.



Sentía como le acariciaban la espalda y con sus manos el muchacho le apretaba y le acariciaba los senos, ante este escenario, la hermosa mamá bajo la cabeza y se entregó; le tome sus nalgas y empecé a amasarlas, eran suaves como el terciopelo y al estar agachada parecía un corazón enorme, "qué belleza de culo", no espere más, me acerque al orificio de su ano y lo lamí, pase mi lengua en ese agujero, era la primera vez que a Leslie le hacían algo así, a ella le gustó, me pidió que siga, pero no por mucho tiempo.



Tomé mi pene con las dos manos, como siempre, y lentamente se lo introduje a la señora en su vulva húmeda. Desde esa posición podía ver fácilmente como entraba y salía mi pene envuelto en una suave humedad, retuve un poco la respiración, vi lo bien mojado que estaba mi pene y con un leve esfuerzo lo introduje lentamente en el culo de la señora.



Ella reaccionó instintivamente, pero era tarde, la tenía dominada, no podía zafarse de él, la tenía ahora tomada por la cintura, sentía como poco a poco le metía mi enorme pija por el culo.



No había dolor, el sobresalto no permitió que el dolor se presentara, ella no podía creer que ese muchacho desconocido actuara de esa forma tan básica, animal y deliciosa, Leslie sabía que no debía hacer resistencia alguna, pues dolorosa se podía convertir esa penetración, así que trato por todos los medios de relajar su cuerpo para sentir como ese hermoso manjar le entraba y le salía, la vista de la hermosa madura era impresionante, aquel culo blanco, grande y bien formado por las horas del gym latía!



Les: ¡Agh, si, ahí!!!



L: ¡Que rico culote señora!!



Ella gimió mientras le penetraba las perfectas, gordas y apetecibles nalgas de Leslie, a cada centímetro que entraba producía en ella gemidos de gozo, mientras sentía la opresión que ese deseado culo le daba a mi verga.



L: ¡Señora, señora, que rico me la estoy cogiendo ah!!!



Les: ¡Ay mi niño coges bien rico!



L: ¡Siempre quise cogérmela así!



Les: Ah Así mi niño, así mi amor, ¡no pares! ¡NO PARESSS!



L: ¡Ah señora!! ¡Cada vez que la veía me la quería coger!



Les: Oh mocoso pervertido, ¡cójase a esta señora que tanto quería!



L: ¡Quiero que sea solo mía señora!



Les: ¡Si mi niño, soy solo tuya!!!



Agilice mis movimientos, en un momento mi pene se salió del culo de Leslie, debido a la rapidez con la que lo hacía, ¡apunte de nuevo hacia su orificio anal poniendo mi glande apoyado en el ojete rosado de aquel blanco culazo y de un empujón la penetre y se lo metí de una sola estocada!



Les: ¡Ah! ¡Más duro amor más duro!



La hermosa y recatada esposa fiel de Don Sánchez le suplicaba a aquel desconocido chico que se la metiera por atrás.



L: ¡Ah, señora, que nalgotas, que nalgotas!!!



Estuvimos al menos 10 minutos con arremetidas y vaivenes, fue muy excitante, el culo de Leslie empezó a palpitar, mi verga y el esfínter palpitando sobre él hacía que su placer fuera enorme, ¡ya estaba al borde de la eyaculación y se lo hice saber!



L: ¡Me corro señora, me corro!



Les: ¡Oh sí!! Córrete mi amor, córrete!!!



¡Finalmente, eyaculé en el trasero de Leslie, en su culo como nunca antes lo habían hecho, chorro tras chorro saliendo de mi verga, dejándola bien llena de leche mientras seguía con leves movimientos hasta que al final dejé todo dentro de ella!



Les: ¡Ay mi nene, que rico agh!



L: ¡Uf, que culazo, agh!!!



Leslie sintió el escozor de la leche caliente en su interior, quedamos exhaustos, satisfechos y nos dormimos unos minutos.



Les: ¡Que fantástico, ni con mi marido gozo así!



L: ¡Pues aquí estoy mi señora!!



Les. ¡Que me digas Leslie o Les!!



L: Jajá, lo siento, ¡a veces se me olvida!



Leslie estaba boca abajo temblorosa, excitada, con sus blancas nalgas en popa y con su ano bien abierto lleno de leche chorreando.



Al cabo de un rato nos metimos a bañar, ya estábamos en la regadera cuando ver a Leslie de espaldas a mí, con sus hermosas y respingonas nalgas rosadas hizo que otra vez la verga se me pusiera bien parada.



Tenía las hormonas revolucionadas, algo propio de mi edad, y bajo el chorro de la ducha caliente la tomé de sus caderas y la volví a penetrar frenéticamente por el culo, pues no sabía cuándo iba a tener otra oportunidad, así que la aproveché al máximo.



L: ¡Que rico culo, agh!



Les: ¡MI amor, dios mío!



L: Uf, que rico, aprieta, ¡aprieta mi verga!



Les: ¡Luis, que rica verga, agh!!



Mientras me la cogía, la hermosa madura recordaba aquella primera vez que sorprendió a aquel chico de la calle pajeándose en la ducha, pero esta vez él, le comía a besos el cuello y la oreja para luego desde atrás sodomizarla a gusto penetrando salvajemente el carnoso culo de esa hermosa y recatada esposa que gemía de placer y recibía nuevamente de su joven semental intermitentes chorros de leche, mientras ahogaba sus gemidos en el vapor de la ducha.



L: ¡Mi señora, eres una mujer excitante!



Les: ¡Mi amor tienes que irte, ellos pronto llegaran!



L: ¡Espero poder hacértelo de nuevo!



Les: ¡Sabes que soy tuya!



El haberle sido infiel a su esposo despertó en Leslie la puta que llevaba dentro, desde ese día cuando ella se queda a solas hemos cogido tantas veces, satisfaciendo todas nuestras fantasías, que nadie en su familia ni su vecindario lo ha sospechado hasta hoy.



El humor de la señora Leslie desde ese día cambió para siempre.



Unos meses después me contacto con un amigo que me metió a trabajar y enseñar las artes gráficas, a lo que hoy me dedico, ¡ahí fuimos compañeros de trabajo ya que ella era vendedora de medio tiempo y hasta apenas hace poco le di su regalo de 50 años!


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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