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Categoría: Infidelidad

Caí por ingenua

Me llamo Dayana tengo veinte años por fin me independice y me fui a vivir a un piso de estudiantes. No aguantaba más vivir en casa de mis padres. La relación con ellos era buena, pero la que tenía con mi hermano mayor, Pablo, dejaba mucho que desear.

Antes nos llevábamos bien, pero todo cambió cuando sorprendí a mi hermano besándose con una chica, cuando él tenía novia. No lo dude, y se lo conté a ella. La relación se rompió, cosa que molesto mucho a Pablo, ya que su posible futuro con la hija de uno de los hombres más ricos de la ciudad se había esfumado. Nunca me perdonó eso, y desde ese momento, siempre que nos veíamos acabábamos discutiendo.

Pero eso ocurrió hace ya dos años, y ahora vivo felizmente con mi novio Antonio en un piso bastante modesto. Tengo veinte años, pelo largo y castaño, con unos pechos que no resultaban indiferentes para los hombres, y un trasero bien formado. Por otro lado está Antonio, dos años mayor que yo. Un chico bastante normalito, pero educado y amable.

Nos conocimos el año pasado, y a los pocos meses ya estábamos buscando un piso donde vivir juntos. Él está acabando ya sus estudios universitarios como contable, mientras que yo estudia medicina. Ambos teníamos una vida alegre y sencilla, con una relación basada en la sinceridad y en la confianza. Pero un día, todo cambió.

Era por la mañana y estaba estudiando para los exámenes finales. Antonio no llegaría hasta la noche, ya que se fue temprano a la facultad para preparar una exposición que realizaría por la tarde. Estaba concentrada estudiando cuando de repente llamaron al timbre, extrañada, fui a ver quién era.

- ¿Diga? – pregunte

- Hola Dayana, soy Fran. ¿Puedo pasar un momento?

Fran era un amigo de mi novio. A mi particularmente no me caía bien. Cuando estaba con Antonio, parecía una persona agradable y amable, pero cuando Antonio no estaba presente, se comportaba de una manera totalmente distinta. Nunca entendi esto.

- Ahora mismo Antonio no está en casa, está en la facultad. – le dije.

- Ya lo sé, pero no es con él con quién quiero hablar, sino contigo.

No me hacía demasiada gracia dejar pasar a Fran no estando Antonio, y más aun estando sola, por lo que intente poner alguna excusa.

- Pero es que ahora mismo estoy muy ocupada estudiando para los exámenes. ¿No puede ser en otro momento?

- Es importante Dayana. Por favor, déjame pasar. – insistía Fran.

Contrariada, para no ser maleducada, me vi en la obligación de abrirle la puerta y dejarle pasar. Ambos entramos al salón, y le pregunte qué quería. Él se sentó en el sofá, aunque yo seguía de pie.

- Dayana, será mejor que te sientes. Lo que quiero contarte no es fácil, y me ha costado mucho decidirme si contártelo o no.

Todo esto me parecía bastante raro, pero estaba intrigada sobre que quería decirme. Decidi hacerle caso y me sente en el sofá a una distancia prudencial de él. Fran comenzó a hablar.

- Bueno Dayana, tú sabes que yo tengo una muy buena relación con Antonio, ¿verdad? Nos conocimos al empezar la carrera, y llevamos ya unos años siendo buenos amigos. Es por eso por lo que me ha costado mucho venir hasta aquí y contarte lo que he estado viendo últimamente. Me siento como si le estuviera traicionando por hacer esto, pero creo que deberías saberlo.

- ¿De qué hablas? – le pregunte extrañada.

- Pues verás, resulta que el otro día me despedí de él en la facultad, pero me olvidé algo y tuve que volver pasados unos minutos. Pasé por el parking y… vi a Antonio besándose con otra chica. – me dijo Fran en un tono serio.

- ¿Cómo? – pregunte con una media sonrisa. No me estaba creyendo nada de lo que me contaba Fran, y me lo estaba tomando en broma. – Fran, no tengo tiempo para bromas ahora, de verdad.

- Dayana, te estoy hablando totalmente en serio. Al principio pensé que se trataba de un error, y de que no podía ser él. Me alejé de allí bastante extrañado, y en los días siguientes Antonio se comportaba como siempre, por lo que cada vez estaba más convencido de que no era él a quien había visto en el parking. Sin embargo, seguía teniendo una mínima duda, y decidí seguirlo. La cosa es que… no estaba equivocado. Le volví a ver con la misma chica.

Yo seguía sin creerme todo aquello, iba a replicar cuando de repente Fran sacó el móvil y me enseñó tres fotos. En ellas, se veía a Antonio muy cerca de una chica morena y bastante guapa. En una de las fotos, de hecho, se estaban besando.

Me pareció que se me caía el mundo encima. No había duda de que era él. Al principio pensaba que todo era una broma de mal gusto de Fran, ya que le creía capaz de eso por cómo se comportaba a veces. Pero ahora todo parecía verdad. No pude evitar ponerme a llorar. No podía creer que me hubiese engañado. No él, que siempre se portaba tan bien conmigo, y que parecía ser un buen hombre.

Fran, con mucho cuidado, se acercó a mi y me pasó el brazo por encima. Estuve a punto de decirle algo, pero en ese momento ni siquiera tenía fuerzas para eso.

- Yo tampoco puedo creerme lo que te ha hecho, Dayana. Parecían una buena pareja. De verdad que lo siento mucho. La verdad, hay que ser bastante tonto para engañar a una chica tan guapa como tú.

En ese momento, estaba bastante triste y enfadada a la vez con Antonio, y las palabras de Fran me parecieron algo reconfortantes. De repente, sin previo aviso, Fran se acercó aún más y me plantó un beso. Me quede sorprendida con los ojos abiertos, y me apartó de él.

- ¿Pero qué haces, Fran?

- Lo siento Dayana, no he podido contenerme. Siempre me has parecido una chica maravillosa, y he sentido envidia de Antonio por tenerte como novia.

Todavía estaba en shock. Me estaban pasando muchas cosas al mismo tiempo, y no sabía ni cómo reaccionar. Todo me parecía muy extraño. Fran me acarició la cara, quitándome alguna lágrima que todavía tenía en la mejilla, y volvió a besarme. Esta vez, no pude evitarlo, y me deje llevar, abriendo la boca, y dando paso a la lengua experta del amigo de mi novio. Estuvimos así unos segundos, hasta que me di cuenta de lo que estaba haciendo, y me apartó de él levantándome del sofá.

- Mira Fran, será mejor que te vayas. Haré como que esto último no ha pasado, y tú deberías hacer lo mismo. Esto no puede…

- ¿Qué no puede ser, quieres decir?- me interrumpió Fran, levantándose también del sofá, y acercándose a mi.- Porque esto es lo que ha hecho tu maravilloso novio con otra chica, y a saber cuántas veces se la habrá tirado ya.

Ahora lo entendía todo. Fran había llegado a mi piso haciéndome creer que se sentía mal por traicionar a su amigo, cuando en realidad quería aprovecharse de lo sucedido. Aun así, estaba muy enfadada con Antonio, y sabía que Fran tenía razón en sus palabras. No sabía qué hacer. La verdad es que me parecía atractivo físicamente, aunque siempre me había caído mal.

Fran notó que sus palabras habían tenido efecto en mí, y me volvió a besar por tercera vez. Esta vez nos comimos la boca durante bastantes segundos, mientras Fran se recreaba acariciándome mi magnífico trasero. Pasó a besarme el cuello, y acto seguido me quitó la camiseta, quedando a la vista mis grandes pechos en un sujetador blanco. Me desabrochó el sujetador con maestría, y empezó a comerme las tetas.

Estaba suspirando de placer. Todo estaba ocurriendo muy rápido. Todavía no me creía lo que estaba pasando. Hace apenas unos minutos que me había enterado de que mi novio me había puesto los cuernos, y ahora me estaba entregando a su amigo. Yo que me consideraba a mí misma reservada y tímida, y que solo había tenido relaciones con mi novio, ahora me estaba dejando hacer por un chico al que siempre había detestado.

Fran también se quitó la camiseta, y me cogió con los brazos, poniéndome boca arriba sobre el sofá. Me quitó los pantaloncitos cortos y las bragas, y empezó a comerme la vagina. Empecé a gemir.

 -¡Ahh, ahh, asiií, ahhh, ahhh, asiií, ahhh, ahhh!

-¡Aaaaaahhh! ¡aaaaahhh! ¡siiiiiiiiií! ¡siiiiiiiií! ¡aaaaahhhh! ¡asiiiiiiií!

 Pocas veces Antonio me había hecho sexo oral, y no tenía ni punto de comparación a como lo hacía Fran. Me estaba muriendo de placer, y tuve el primer orgasmo, corriéndome sobre la boca experta de él.

Fran se quitó la ropa que le faltaba, y se disponía a penetrarme en la posición del misionero. Me restregó el pene sobre la vagina sin llegar a meterla, para mi desesperación. La necesitaba dentro ya. Fran estaba disfrutando mucho de la situación: siempre había deseado follarse a la novia de su amigo, y ahora me tenía a su merced.

De repente, me la metió hasta el fondo. Pegue un grito de placer que se oyó por todo el piso.

- Aaaaaaaah!

Empezó un mete-saca lento, pero muy profundo, y fue aumentando el ritmo mientras me comía la boca. Estuvimos así varios minutos, hasta que Fran me cogió y me llevó en brazos hasta el dormitorio. Quería hacermelo en la cama donde dormía con mi novio. Todo aquello me estaba dando un morbo increíble. Esta vez fui yo quien puso a Fran boca arriba, encima de la cama, y empece a darle pequeños besitos a su pene. Me consideraba buena haciendo sexo oral, ya que siempre hacía estallar a Antonio de placer.

Empecé lamiéndosela, hasta que me la metí en la boca. Durante algunos minutos, solo se escuchaba en la habitación como le succionaba el pene. Fran estaba impresionado. Me dijo que nunca se la habían chupado tan bien. Vi que si seguía así, no tardaría en correrse, así que pare y me subió encima de él, dispuesta a cabalgarlo.

Me colocó encima de él, me introduje su pene en la vagina y me deje caer. Tuvimos un ritmo rápido, mientras Fran me comía las tetas. Ambos estábamos muy cachondos, y no tardaríamos en corrernos. Espere el momento adecuado, y acelere la cabalgada. Ambos gemimos de placer, y Fran se corrió dentro de mí.

Quedamos rendidos, yo encima de él. En cuanto pasaron unos minutos, volvimos a darle, y Fran no se fue hasta bien entrada la tarde…

Luego de que se fue Fran me puse a llorar recordando que Antonio me era infiel desde hace mucho tiempo y yo acababa de hacer lo mismo con un tipo que me caía mal, decidí que lo mejor era terminar nuestra relación a pesar que lo amaba.

Antes de irme le dije una nota.

 “Lo sé todo. No te molestes en llamarme. Lo nuestro ha terminado”

Llegue a casa de mis padres y les pedí que me dejaran quedarme y aceptaron gustosos y les dio mucha alegría que volviera con ellos.

Al subir a mi habitación escuche a mi hermano pablo hablando por video llamada con alguien así que me acerque a oír.

- ¿Lo has conseguido? – preguntó mi hermano

- Por supuesto. La relación de tu hermanita con Antonio se ha terminado.

- Perfecto, mañana mismo te daré lo acordado. –Le respondió Pablo.- Por cierto, ¿cómo lo has conseguido?

- Solo tuve que falsificar alguna que otra foto, ya sabes que eso se me da bien… De todas formas, has esperado mucho para vengarte, ¿no?

- Es como debía ser, si no, no hubiese tenido gracia...

Acto seguido, Pablo colgó. No pude evitar irme a mi habitación llorando, ya sabía toda la verdad mi novio no me engaño todo fue una trampa.

Pero yo si le había sido infiel con el que el pensaba que era su mejor amigo, no se que hacer estoy muy desesperada, yo lo amo pero no sé si Antonio me perdone no haber confiado en él y peor aún haberme acostado con su amigo en nuestra propia cama.

Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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