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Categoría: Masturbación

La fantasía de semana santa sigue...

El día siguiente me despierto con 1 fuerte sacudida por todo mi cuerpo. Me encuentro algo perdida pero al abrir los ojos y mirar a mi alrededor me acuerdo de todo y con quién estoy y ya me pongo a cien.

La sacudida era que, estando tumbada sobre él, Marcos me había vuelto a meter la poya por el culo. Por 1era vez, aún con los ojos cerrados, le oigo hablar.

- Me has puesto como una moto, mi zorrita… - dice, cariñosamente, y besándome, metiéndome la lengua lo más dentro que puede de mi garganta – que gusto verte… ver por fin tus enormes tetas… - mientras dice eso me las empieza a sobar, poniéndome más caliente aún - ¿te gusta eh? – dice, chupándolas bien fuerte y haciéndome gemir. Una de sus manos baja directa a mi coño, metiéndome dos dedos. – Abre los ojos, venga, quiero que me veas…

Obedezco, mientras iba diciendo eso había cogido su poya con una mano y le apretaba los huevos con la otra. Abro los ojos y me quedo muda al verlo. Tengo ante mi un chico guapísimo, lo había visto un poco la noche anterior mientras lo cabalgaba pero unos segundos solo, ahora puedo verlo y observarlo mejor. Tiene cuerpo de modelo y se le marcan los músculos. Dejo de apretar sus huevos para acariciar todo su cuerpo. Él me contempla sin decir nada ahora, empezando gemir y lleno de excitación. Es mulato, algo que me fascina aún más, con la piel morena, unos inmensos ojos negros, pelo largo y oscuro atado con una coleta. Su voz es grave y autoritaria, pero dulce también. Miro hacia abajo, a su polla, y en ese instante noto como aprovecha para meterme su mano entera en mi coño y no puedo evitar correrme. ¡Es enorme! Lanzo un gritillo de placer, no creía que me hubiera metido todo eso, debe hacer unos 22 cm, más grande que el palmo de mi mano, al igual que sus huevos, que veo durísimos y sin duda llenos de la rica leche. Él coge la mano con la que lo acarició y la pone en sus huevos, gimiendo y se los aprieto.

- ¿Te gusta todo eso? – dice y sigue chupándome las tetas de nuevo.

- Me encantan y también como me chupas las tetas que rico! – digo, hablándole por primera vez – pero más me gustaría si estuviera en otra parte.

Separa su cabeza de mis tetas y me mira con curiosidad.

- ¿Dónde?

Sonrío, agarrándole la polla. Dios, que dura está… me encanta ese tacto, me vuelve loca…

Sin decirle nada me tumbo en la cama con los pechos hacia arriba. Él lo entiede, deja ir un poco de leche en mi mano de la excitación y se tumba en posición para empezar un 69, solo que además yo le masajeo la polla haciéndole una cubana. Retira su mano de mi coño de golpe y me corro por completo, y al instante empieza a lamerlo y comerlo todo. Pero yo voy corriéndome más ya que de vez en cuando mete su lengua en mi clítoris moviéndola en circulos y haciéndome gritar y temblar entera. Al final me tiene tan caliente que cada vez que su capuyo sale de mis tetas se lo chupo, y no tarda en dejar salir sémen, llenándome los pechos de él y luego mi boca. Me lo trago todo aunque al sacarlo de la boca aún me tira un poco en mi cara, cosa que hace que me excita más y más y llego al orgasmo. De golpe se separa de mí y me coge en brazos.

- Hemos sudado un poco – dice, morreándome excitadísimo. Noto su polla debajo de mí, mmm, durísima y en plena erección – vamos a bañarnos.

Me lleva al baño y deja que se llene la bañera. Mientras nos metemos dentro. Yo estoy de pie, apoyada contra la pared, y él sentado debajo mío. Me chupa el coño y me soba las tetas sin dejarlas descansar. Al final se levanta, se pone por detrás, me agarra por las nalgas y me folla por el culo. Gemimos y temblamos como locos y no para de follarme.

Lo hacemos de todas las maneras hasta que los dos terminamos rendidos, y tumbados, yo encima de él, enjabonándonos, con las respiraciones agotadas aún y estremeciéndonos a cada caricia y beso. Empieza a masturbarme sin parar, quiere que llegue al orgasmo otra vez, solo con sus manos, y yo hago lo mismo con él. No tardamos mucho, me hace tener varios orgasmos y yo a él también, y ahora si, llegamos al éxtasis de nuevo, creo que los dos a la vez.

Ahora si, los dos caemos rendidos, acariciando nuestros cuerpos solamente y besándonos sonrientes.

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