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Categoría: Confesiones

Una putita posesiva con un maduro

En esta oportunidad les contare algo que me ocurrió en un momento de mi vida que estaba en un muy mal momento, mi último novio me había abandonado, me habían negado un préstamo para el pago de mi universidad, no tenía para pagar mi departamento y mi mundo se venía abajo por falta de dinero.

Tenía un trabajo a medio tiempo en un lugar de comida rápida, pagaban muy poco pero era lo único que tenía y se adaptaba a mi horario de estudios, no me agradaba mucho pero me distraía del desastre que tenía allí afuera, el dueño, un señor de unos 40 años era todo lo que podía esperar y desear, alto, fuerte, con clase y estilo, sin perder su humildad con sus empleados.

Un día, yo estaba haciendo inventario en el depósito del lugar, como en cualquier deposito, habían lugares altos a los que, para llegar, necesitabas una escalera, después de tantos problemas que estaba teniendo no había podido dormir muy bien, también estaba deprimida y distraída, después de verificar las cosas que estaban en la parte de arriba volteo y veo al dueño del lugar parado en la puerta del depósito con una cara de estúpido que es típica cuando están viendo un culo que desean.

Gaby: señor, que hace allí parado?

Dueño: hola Gaby, estaba viendo que estas bastante dedicada en tu trabajo, me gusta eso.

Gaby: pues gracias supongo.

Dueño: que pasa Gaby? Te noto distinta, normalmente estas sonriendo.

Él fue la primera persona que noto el hecho de que estaba triste, le conté todo, esperando que me ofreciera un aumento como por arte de magia, había elogiado mi trabajo hacia un momento así que no era tan descabellado, pero no, no hubo nada, solo palabras de aliento que no me ayudaban a solucionar nada.

A partir de ese día, siempre que iba al depósito el dueño me veía parado en la puerta, mirándome el culo, ya a veces ni siquiera disimulaba el deseo y las ganas que tenia de cogerme, como todo hombre era torpe para ser directo y solo me veía, así estuvo una semana, mi situación empeoro, ya estaba desesperada, así que decidí aprovechar esa peculiar situación que tenía en mi trabajo, si no lograba el aumento no sabía qué hacer, me coloque una falda de color negro, corta y pegada que resaltaba mis nalgas demasiado delicioso, sin brasier y con mi franela del trabajo por dentro para que mis tetas se marcaran, la meta era provocar una reacción en mi jefe.

Estando en la escalera como siempre note la presencia del dueño del lugar allí, parado en la puerta, no voltee y disimule como que no lo había visto, me incline hacia adelante y levante mi falda, dejando ver mi coño debajo de una panty de encaje negro, termine arriba y voltee, cuando lo hice, allí estaba el, parado casi babeado por lo que veía.

Gaby: señor, que tiene?

Dueño: na…nada Gaby, que linda estas hoy.

Gaby: gracias supongo, seguro no tiene nada?

Mientras le decía esto me sentaba en la parte alta de la escalera y abría mis piernas para su mirada, ese hombre quedo atónito, salió de allí sin decir más nada, de verdad quede decepcionada y mis problemas se agudizaban.

Estaba realmente triste, ya mi turno había llegado al final y estaba lista para salir, me coloque una chaqueta sobre mi franela del trabajo y salí a mi casa caminando, ya no tenía ni para el transporte público, en eso mi jefe en su auto me alcanzo en su auto y me invito a subir.

Gaby: gracias por llevarme.

Dueño: Gaby, debo serte sincero, te tengo una propuesta.

Gaby: qué clase de propuesta? Mi cabeza empezó a imaginar todo tipo de situaciones locas.

Dueño: tengo 300$ en efectivo para ti, solo déjame matar las ansias de cogerte como quiero.

Llevo una semana mirándote ese culo y ese coño y ya no aguanto más, déjame cogerte.

Eso me tomo demasiado por sorpresa, nunca espere que hiciera algo así, yo estaba súper desesperada y pues ese dinero me caía como anillo al dedo.

Gaby: está bien, pero debe darme el dinero antes.

Dueño: si claro, vamos entonces a un hotel, quiero cogerte como me lo he estado imaginando en mi mente todos estos días.

Llegamos a un hotel de la zona, entramos y yo estaba dispuesta a todo por ese dinero.

Este hombre tenía un deseo tan grande que se acercaba hacia mí, ni siquiera lo había tocado y estaba con la verga súper dura y parada. Era torpe y tosco al tocarme, apretaba mis tetas muy fuertes, me tenía muchas ganas pero era demasiado torpe.

Gaby: espera! Esto lo hare yo, me voy a ganar ese dinero como se debe.

Dueño: que pretendes Gaby?

Lo empuje hacia la cama, le quite la ropa y empecé a chuparle la verga, lo masturbaba con mis manos, volvía a chuparle la verga, alternando así y pausando para jugar con mi lengua en la punta, lo escupía y volvía a masturbar, chupaba esa verga pensando en el dinero, realmente empecé a disfrutarlo.

Dueño: si! Si! Gaby! Diosa sigue comiéndote mi verga! Sigue!!

Seguí chupando y se corrió en mi boca, dios!!! Que rico sabia esa lechita!! La disfrute al máximo, sobre todo pensando en que iba a recibir un buen dinero por eso.

Luego de tragarme todo su semen, me coloque sobre él, su verga justo entre los labios de mi coño, lo paseaba sobre mi clítoris, lo frotaba contra mi coño, todo completo, mi flujo caía y mojaba su verga, yo gemía fuerte, muy fuerte, este hombre eso lo volvía loco, con solo frotarme sobre su verga se corrió sobre sí mismo, con mi lengua lamí su abdomen y su verga de nuevo para limpiarla bien.

Cuando esta estuvo bien limpia me la metí completa justo como me gusta, fuerte, hasta el fondo, me senté duro sobre este y el hombre se volvió a correr esta vez dentro de mí, lo sentí, pero no me importo, tenía demasiadas ganas de coger y ya tenía esa verga dentro de mí, no la iba a dejar ir.

Seguí moviéndome, entrando y saliendo se veía la verga, bañada en semen y mis fluidos, sentía de todo, me sentaba fuerte sobre él y hacia mía esa verga dentro de mi coño, gritaba de placer y el hombre que tenía debajo estaba casi por desmallarse.

Empecé a brincar muy rápido sobre la verga y estaba casi por venirme, mis manos se entumecieron y se me erizaba la piel.

Gaby: ohh sí!! Ahh ahh ahh!! Maldición!! Que rico! Me correré sobre ti.

Le decía todo esto al dueño de mi lugar de trabajo, aproveche y desahogue un poco cacheteándolo un poco mientras le hablaba, también ayudaba para que no se desmallara, mientras le pegaba en la cara sentí un chorro fuerte y tibio dentro de mí, se volvió a correr mientras yo me venía también sobre él, una cogida muy productiva.

Aún sigo estudiando y buscando colaboradores.

Datos del Relato
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