Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Relato
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Relato
Categoría: Confesiones

Para mi s. (III)

Desde Colombia Tatiana nos pide que sigamos, así que con mucho gusto añadimos ahora un tercer capítulo a esta historia que no es un cuento por partes, sino piezas sueltas y alternadas de lo que pasó a lo largo de dos años entre S. y yo.

S. aprendió mucho y rápido tras la primera experiencia. Al año siguiente volvimos a las mismas fiestas de pueblo y las cosas habían cambiado mucho. S. ya no sólo era una experta conocedora de muchas artes amatorias, sino que había ganado una soltura muy cachonda. Era capaz de proponer las ideas más fantasiosas. Juzguen ustedes mismos.

Eran las 12 de la noche y tres o cuatro grupos de jóvenes bebían y hablaban en corros en la larga playa o en el paseo de cemento que la recorre. El grupo mayor lo formarían unas 20 personas, el menor escasa media docena. Algunos se veía que jugaban con cartas o juegos de rápidas preguntas y respuestas y el que perdía bebía.

Paseando por entre los grupos comentábamos que jugar a prendas eróticas tenía que ser más divertido que jugar a beber.

Un turista joven probablemente del camping cercano paseaba por la orilla, ajeno a la fiesta. Había pasado antes por nuestro lado y su buena planta había despertado el interés de S.

S. debía de seguir pensando en el juego de prendas mientras caminábamos porque de pronto me dijo:
- ¿te atreves tú a hacer un juego?
- ¡Venga!

Me lo explicó atropelladamente, entre vergonzosa y excitada. Tal vez temiera que me fuese a escandalizar. Pero me gustó la idea.

Yo me puse a pasear por la playa a unos 100 metros por detrás del chico moreno. Cuando éste llegó al final de la playa dió media vuelta y yo seguí como si nada hasta el final, nos cruzamos sin mirarnos.

Nunca supimos su nombre, pero para no llamarle siempre "el chico moreno" digamos que es M. Pues bien, M. tenía unos 25 años, alto y fuerte, de una belleza varonil pero añinada, moreno y ojos verdes. Llevaba un traje de baño largo y su camiseta blanca de playa.

Cuando M. pasó a la altura de uno de los grupos, como a unos 50 metros, S. salió casi corriendo desde un punto cercano al grupito, casi parecía que salía del mismo grupo. Corrió aparentando nerviosismo hacia M. y le dijo en el papel de jovencita en fiestas, alegre y bebida:
- Perdona que te moleste, pero estamos en ese corro mis amigos y yo jugando a las prendas y me ha tocado una muy difícil. Me da mucha vergüenza pero a lo mejor me puedes ayudar.

La noche, imagino, ayudaba a hacerlo todo más fácil. El grupo no se veía bien y alguno de sus miembros podría parecer que miraban a la orilla. S. se sentía protegida por la oscuridad.
- Claro que te puedo ayudar- le contestó M. sin saber todavía de qué se trataba.
- Es que es muy... atrevido.

S. me contó luego que ahí M. empezó a sonreir pícaro y confiado adivinando que algo saldría ganando.
- Díme lo que es. Si quiero hacerlo, lo haré; si no, me voy y ya está. - Hay que reconocer que supo decir las palabras adecuadas.
- Pues bien, déjame que te cuente. Es muy guarro, pero me ha tocado y no quiero hacer perder a mi grupo. Si no te gusta te vas, como tú dices. Lo diré rápido, que así es más fácil. - S. tragó saliva y soltó rápidamente :
- Tengo que llevar esta tanga de vuelta al grupo con la mancha de dos tíos, todo en 15 minutos... la mancha... de semen - S. abrio la mano para mostrarle la tanga y miró al suelo esperando la respuesta. Pero M. quedó callado.
- Sé que es una guarrada, pero a nosotros no nos conoce aquí nadie así que a mí me da igual.- concluyó S. para dar mayor credibilidad a la historia.
- No, si yo también soy de fuera- acertó a decir M.
- Si quieres vamos un momento tras esos arbustos, ¿podrías intentalo?
- Vamos.
- Sí, pero tengo sólo 15 minutos y necesito dos tíos. Me tienen que ver marchar con dos tíos. Pero me muero de vergüenza, ¿me puedes ayudar a convencer a ese hombre? Es también joven como tú, seguro que se apunta...
En este punto estaba yo como a 20 metros paseando y acercándome a ellos.

Cuando disimuladamente pasaba por su lado no sabía si S. habría sido capaz de seguir el atrevido guión de su fantasía o si habría convencido a M. para cumplir su parte. Pero al ver que M. se dirigía a mí supe que el plan iba bien.

- Perdona, ya sé que es un poco extraño, pero... - M. comenzó a explicarme la prueba con mucha seguridad. - ¿Nos ayudas?- terminó.
Su excitación deformaba el traje de baño.
- ¿Pero la chica nos ayuda?- pregunté malvado.
M. no entendió, pero S. sí. Se acercó y dijo:
- vale, pero sólo con la mano... - dijo como resiganada, como si estuviera nerviosa y con ganas de terminar la fase de negociación para llevar a tiempo su prenda al grupo.- ... por favor, que me quedan sólo 11 minutos... - dijo como mimosa.
- ¿y esa tanga es tuya?- pregunté sólo para ponerles nerviosos.
- sí claro.- contestó como si estuviese perdiendo la paciencia.
- entonces no llevas nada bajo ese vestidito. - la situación me estaba poniendo muy cachondo.
-no, nada, mira. - S. se levantó el vestidito rojo y ceñido, de algodón ligero y veraniego y nos mostró sólo por un par de segundos ese sexo que la víspera había yo mismo depilado. M. me miró como si estuviese soñando, casi como si pensara "en mi pueblo no pasan estas cosas".
- Vale - dije yo - pero no sólo nos ayudas con tu mano, sino que nos dejas tocarte tu cuerpo... y ese sexo depiladito- era evidente que el tiempo jugaba en su contra y mi papel de aprovechado negociador parecía creíble. M. me miró admirado por mi manejo de tan delicado momento, tal vez temiendo que arriesgara demasiado y frustara su pajita.
- Venga, vale -dijo S. aparentando rabia, como si lo hiciera obligada, como si me estuviese aprovechando de su situación. Nos cogió de la mano y nos empujó hacia una pequeña zona en que las hierbas se mezclan con la arena y dejan pequeños oasis de privacidad.

M. miró al grupo. Había tres o cuatro mirando y cuando vieron que una tía se llevaba a dos hombres a esa zona parece que hicieron algún comentario porque todos miraron. M. debió quedar convencido de que el grupo estaba al tanto de todo.

Llegamos al sitio, los tres de pie, en corro, y S. muy acelerada nos dijo:
- Bueno, quitaos el pantalón, ¿no?
M. tenía ya su traje de baño en los tobilos y yo me desabrochaba el pantalón. La polla de M. era grande y recta, estaba tiesa como un mástil y la cara de S. cambió. Seguro que pensó que había acertado.

- ¿Empiezo yo o me ayudas? - preguntó M. por ver si había suerte.
Y hubo suerte. S. le contestó:
- Siéntate guapo, que con lo bueno que estás ya te voy a ayudar yo con mucho gusto.
Se sentaron en la arena y S. empezó a masturbarle.
- Me gustaría hacertelo con más calma y cuidado, pero tengo mucha prisa- se disculpó S. mientras maniobraba con verdedera fruición.
- Ya- acertó a decir M. comprensivo.
Yo me había sentado al otro lado y tenía también mis pantalones en los tobillos. Comencé a tocar los muslos de S. por debajo de su vestidito y M. me imitó, nuestras manos se mezclaba en los muslos y en el sexo de S. que estaba húmedo y caliente. S. lubrica siempre muy bien su sexo, y esa noche estaba especialmente húmeda.
- Veo que está muy húmedo - dije yo.
- Calla y córrete - me contesto como si no le hiciesen gracia mis comentarios. Pero su mano libre pasó a mi sexo y empezó también a masturbarme.
Fue la primera vez que S. tenía dos pollas en sus manos y cuatro manos en sus muslos.
- Si me lo haces con la boca seguro que voy más rápido - dije, aprovechando que estábamos todos muy excitados.
Ella pareció pensárselo, pero sin parar de maniobrar.
- Vale, pero sólo una chupadita a cada uno.
La muy zorrita empezó por M. que, a los pocos segundos, avisó que se venía. S. sólo prueba el semen de los hombres que de verdad le gustan mucho. Y sólo traga a quienes tiene mucha confianza, por eso me extrañó que no se apartara y siguiera comiendo con ansiedad la polla de M. Esta se va a tragar todo, pensé y dijé sólo para molestar:
- Oye, ¿no lo querías en el tanga?
S. reaccionó rápidamente pero ya era tarde un primer chorrito colgaba por sus labios. Afortunadamente la carga de M. era abundante y entre lo que restaba por descargar y las gotitas que S. se limpió de la barbilla como si su tanga fuera una servilleta, tuvo todo el líquido que supuestamente quería.

- Bueno, y ahora tú- dijo mientras dirigía su boca hacia mi excitadísimo sexo.
- No creerás que me vas a chupar con el semen de éste aún en la boca... me da asco. Nada. - Rechacé sus labios.
- Bueno pues termina ya, que me quedan - miró el reloj sin dejar de pajearme- 5 minutos.
- Pero no voy a poder... a no ser que me dejes meterla un minuto por aquí - le dije mientras mis dedos compartían con los de M. su sexo.
M. quedó alucinado. Y S. no podía creérselo. No sabía si podría contener la risa.
- Mira, no necesito tu leche. Ya tengo suficiente cantidad con la de este tío y mis amigos me han visto marchar con dos, así que me puedo volver y decir que esto -dijo sosteniendo con su mano libre la tanga- es de los dos.- Ambos estábamos jugando duro y yo no me quedaría atrás:
- Muy bien, vete, eres libre.
S. lo pensó dos segundos:
- Si ni siquiera te conozco, ¿y si tienes alguna enfermedad?.
- Te juro que estoy sano - le contesté mirándola a los ojos.
S. miró a su vez a M. y le preguntó:
-¿me fío?
M. sólo quería ver el espectáculo así que contestó muy imprudentemente:
- Parece de fiar.
Sin más palabras S. se dió media vuelta, se puso de rodillas y en la posición de perrita me dejó todo su culito medio cubierto por el vestido rojo a mi vista.
- Venga, rápido - dijo mientras con una mano sostenía su peso sobre la arena y con la otra se levantaba el vestido hasta dejarlo descansar sobre los riñones.
Yo coloqué mis manos sobre sus caderas y metí mi polla en ese sexo que tan bien conocía. Sabía perfectamente que, tal como estaba de húmeda, entraría fácilmente de un sólo golpe hasta adentro. Así lo hice. El gemido de S. fue glorioso. En unos pocos rápidos rápidos golpes, con las manos de M. en sus pechos, S. se estaba viniendo y yo esperé galante a que terminara para salir, coger la tanga y colaborar en la prueba.
- S. se levantó como un resorte, se bajó el vestido medio temblando todavía, cogió el tanga y sin resuello se despidió con un simple "Gracias".

- ¿Nos darás tu email?, le pregunté a S.
- ¿porque? - preguntó ella, casi saliendo.
- para comentarte lo que nos has parecido.
S. nos lo dijo de corrido mientras salía corriendo. Yo saqué una nota de mi pantalón y copié esa dirección que conocía de sobra. M. me miraba y no puedo evitar pedir:
- Cópiamelo a mí también que seguro que se me olvida. Aunque seguro que nos ha dado uno falso.
- No creo - le contesté con seguridad, como quien conoce bien el proceder de las personas.
Nos levantamos. Le pasé la notita y todo lo que dijo fue:
- Increible, ¿no?
- Increíble - le contesté.
Y cada uno salió por un lado.

S. me esperaba en el coche.
- Déjame que te felicite- le dije - has estado estupenda.
- Y tú como un cabrón poniéndomelo difícil. - me contestó entre risas.

Desde entonces, cada cierto tiempo M. escribe a S. intentando quedar con ella y escribiendo fantasías. S. y yo nos divertimos contestándole juntos pero nunca quedaremos con él. Lo siento, fuiste la fantasía, de carne y hueso, de una noche de verano.
Datos del Relato
  • Autor: Miguel
  • Código: 3410
  • Fecha: 08-07-2003
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 5.96
  • Votos: 57
  • Envios: 2
  • Lecturas: 3068
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.149.214.37

4 comentarios. Página 1 de 1
MICAELA
invitado-MICAELA 30-08-2003 00:00:00

excelente! , son muy creativos , continuen por favor.......please....si?

plinka
invitado-plinka 15-07-2003 00:00:00

Llevo apenas 2 dias en esta pagina y me ha encantado tu historia, se parece un poco a la mia con el que ahora es mi esposo, pero fui su amante. yo no me queria casar con el pero me volvia (vuelve) loquita. sigue con la hitoria

viviana
invitado-viviana 09-07-2003 00:00:00

Trata , en lo posible, de continuar con la historia, creo que no sólo estás educando a S. sino que a mí también. ¿Qué otro episodio puedo aprender con tu historia? Continúa... creo que soy buena aprendiz!!!!

Jana
invitado-Jana 09-07-2003 00:00:00

En respuesta a Viviana d Chile. Si, ha sido un maestro increible y yo una alumna envidiable,eh?este cuentito es uno d tantos los q podemos compartir y q iran subiendo d tono si lo pedis...

Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Relatos: 37.917
»Autores Activos: 2.207
»Total Comentarios: 11.830
»Total Votos: 511.726
»Total Envios 21.926
»Total Lecturas 99.353.188