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Categoría: Confesiones

Mi amante me demuestra que siempre puedo superar mis limites

Alejandro y yo ya llevábamos más de seis meses de novios, nuestros encuentros sexuales eran esporádicos, pero explosivos; dado a que vivíamos lejos, cada vez que nos podíamos ver, aprovechábamos la oportunidad al máximo. En esa ocasión mi mamá se había ido de viaje por unos días para España, por lo cual en mi casa sólo quedábamos mi hermana y yo; y nos vino como anillo al dedo, puesto que mi hermana se quedaría ese fin de semana en la casa del que era su novio en aquél momento y yo podría pasar ese fin de semana con Alejandro; después de organizar cómo sería todo, finalmente llegó el momento más esperado.

Nos conseguimos en la parada donde se agarraban los buses para ir a mi casa, ambos estábamos muy excitados y emocionados, pues sería la primera vez que pasaríamos una noche juntos; desde que nos montamos en el bus empezó el juego, ésta vez estábamos sentados en el antepenúltimo puesto, él hacia el pasillo y yo hacia la ventana… En mi cara se podía notar la excitación, no me podía ver, pero estaba muy segura de eso; Alejandro pone música en su celular y decide compartir un auricular para que yo pueda escuchar lo mismo que él “Pruébame y verás que todos somos adictos, a estos juegos de artificios, voy a hacerte un macro porno intenso… Lo que sucede, nunca suele estar donde se piensa”, es Zoom de Soda Stereo, justo lo que me faltaba para iniciar con mi plan; mi mano fue en búsqueda de su entrepierna, que iba tapado por su bolso, empecé a mover delicadamente mi mano de arriba hacia abajo, mientras notaba como su miembro iba creciendo, como pude bajé su cierre y empecé a masturbarlo muy lento y duro… No era la primera vez que le hacía esto en un bus, pero lo que nos ayudó fue que ya era de noche y que las luces del bus iban apagadas; era un viaje de 30min aproximadamente, pero aún quedaba mucho por hacer.

Otra cosa que nos ponía en ambiente, era darnos cuenta que en el mismo bus, había otra pareja haciendo exactamente lo mismo que nosotros, pero ellos fueron muchísimo más obvios y la atención de los pasajeros se centró exclusivamente en ellos. Al llegar a casa, dejamos nuestras cosas en mi habitación, a lo que siguió el recorrido correspondiente por el apartamento; Alejandro se excitó demasiado imaginando cómo sería tener sexo en la cama de mi mamá, por lo que se dispuso a acostarme en la cama, bajar mi pantalón y mirarme fijamente mientras me decía “Necesito que te dejes llevar lo más que puedas”, seguido de esto, introdujo su dedo medio con delicadeza a mi vagina, mientras me besaba apasionadamente, como si nunca antes lo hubiese hecho; a medida que el beso se iba tornando más apasionado, su dedo se movía un poco más rápido… Y ya no era sólo su dedo medio, ahora también era el anular; en este punto yo ya estaba muy lubricada y eso excitó muchísimo más a Alejandro, quien decidió bajar a realizarme uno de los mejores cunnilingus que me han hecho en mi vida.

Primero terminó de recostarme en la cama, se agachó frente a mí, de manera que su boca quedara a la altura de mi vagina; posó mis piernas sobre sus hombros y comenzó a escribir sus palabras favoritas con su lengua… P U T A, lo hacía con tanta precisión y delicadeza, que yo le pedía más “Escríbela otra vez”, P U T A… Ahhhg, así ¡Ahora la otra! P E R R A… Mmmm así, sigue, sigue. Pero Alejandro tenía otros planes para mí; como pudo me levantó de la cama y me llevó hacía mi habitación, como pude le desabroché su cinturón, le quité el jean y el bóxer; ahora era yo quien lo arrecostaba en la cama, de forma en que él quedara apoyado sobre la almohada y yo pudiera quedar justo entre sus piernas… Mi lengua empezó el recorrido desde su ingle, pasando por sus bolas, hasta llegar a su erección; me encontré con su glande, al cual empecé a lamer, como si fuera un chupetín, lo hacía lento, con muchas ganas y tratando de absorber su sabor; luego me dispuse a chuparlo lento y hasta el fondo, sus manos ayudaban a marcar el ritmo, el cual era tosco, rápido y hasta el fondo, llegando incluso a causarme un poco de ahorcajadas; lo cual empezaba a disfrutar –su cara de morbo era realmente excitante- me toma por el cuello y me besa lentamente, pero apasionado; demandando tiempo y dedicación, me acomodo encima de él buscando su erección, una vez adentro comienzo a moverme en círculos, lento, pero de tal forma que puedo sentirlo hasta el fondo; Alejandro me aprieta hacia él desde mis caderas, está gruñendo como loco, yo me muevo ahora de arriba hacia abajo, duro, salvaje; mientras él empieza a darme nalgadas, pero yo no dejo de moverme y él no deja de besarme.

Ahora me agarra fuerte por las nalgas, me coge duro, salvaje; como la puta en celo que soy…

“¿Quién es mi puta? Pregunta mientras me agarra por el cuello”

YO, Yo soy tu PUTA, respondo mientras me muevo duro.

“¿Quieres que acabe adentro, verdad putica?”

Oh sí, lo deseo.

Me para en seco y hace que me sienta a la altura de su cara, de forma que mi vagina vuelva a quedar cerca de su boca… “Mmmm estás muy mojada ¡Me encantas!” y vuelve a escribir sus palabras favoritas con su lengua.

P U T A… Mmmm así, así.

P E R R A –seguido de un breve mordisco en mi clítoris-.

Z O R R A, M Í A, P U TA… Uffff, mis caderas se mueven al compás de su lengua, y justo en ese momento empieza a chupar, lento, duro, estimulando mi clítoris al máximo; siento como mi cuerpo se empieza a tensar, mi espalda se va arqueando poco a poco, el orgasmo está cerca… ¡Ponte en cuatro! A lo que obedezco gustosamente, me penetra duro, lento, pasional; una nalgada, dos nalgadas, tres nalgadas… Mis piernas no aguantan más, una nalgada más ¡Ahhhhg así, así! Él se mueve un poco más rápido y duro y puedo sentir cuando acaba adentro, dejando caer su cuerpo sobre el mío; haciéndome sentir plena.

Pasado un rato nos dimos un baño refrescante y nos fuimos a dormir… Me siento descansada, me siento plena, me siento satisfecha; y me doy cuenta que hay algo que se mueve entre mis piernas, es Alejandro haciéndome sexo oral de nuevo.

La noche apenas comienza…

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