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Categoría: Orgías

Amarrados para mi

Me costó trabajo perder pero lo logré: ya bebidos y fumados, los amigos
habían estado insistiendo en que el juego de la botella, que el juego
del beso, que les enseñáramos las tetas, hasta que Karla dijo:

-Yo diría que sí, pero no quiero perder el virgo hoy, con ninguno de
ustedes, ¿qué me lo garantizaría?

-Lo juraríamos -dijo uno de los chicos.

-No te creo -contestó ella-. Me han dicho que la verga parada no
entiende razones.

-¿Y si los amarramos? -sugerí yo, atendiendo una vieja fantasía.

-Cámara -dijo Luisa.

Jimena, la cuarta chica, quiso protestar pero fue rápidamente
mayoriteada. Los chicos discutieron un poco, pero al final quedaron los cinco
bien amarrados a sendas sillas, cuando les juramos que la perdedora los
masturbaría a todos.

Una vez amarrados, nosotras nos sentamos en la mesa y acordamos el
juego (un dominó, beis-ball de cuatro, lo que significa que, cada entrada,
una de las cuatro descansaría, es decir, que se jugarían 12 entradas en
total), y lo que las perdedoras de cada mano debían hacer.

1ª mano perdida: quedarse solo con la blusa y el pantalón.
2ª, fuera blusa.
3ª, fuera pantalón.
4ª, fuera brassier.
5ª, contoneo frente a ellos.
6ª, beso a los cinco.
7ª, fuera panty.
8ª, mostrarnos ante ellos en la posición que cada uno pida.
9ª, si alguien perdía TODAS las entradas, chuparles las vergas en lugar
de masturbarlos.
Y todo, en total silencio, salvo el buen rock del estéreo.

-Pero eso, ni sueñen que va a pasar -les dijo Karla.

Una última condición, pedida por Jimena, fue que las no masturbadoras
tuvieran que salir de la habitación, para que la perdedora lo hiciera en
priovado. La idea me gustó y me prometí perder... de hecho, empezó a
hacérseme agua la boca... del sexo.

En verdad, ni Luisa, ni Karla, ni yo éramos vírgenes, pero no tenía por
que enterarse todo mundo, y menos nuestros calenturientos amigos de lo
escuela, los cinco babosos ahí atados... a nuestra disposición, con sus
vergas firmemente enhiestas desde antes de que nosotras empezáramos el
juego. De Jimena no se nada, porque no era nuestra amiga o, al menos,
no como lo éramos las otras tres, inseparables y casi hermanas. ella
estaba ahí casi por accidente y a juzgar por su juego, no estaba muy de
acuerdo.

(Juro que me entretendré muy poco en el juego en sí).

Luisa, Karla y yo sabíamos que jugaríamos a perder. Somos muy buenas
para el dominó, así que estaría duro. En la primera mano descansó Karla y
la ganó Luisa, de modo que Jimena y yo quedamos listas para empezar en
serio. La segunda mano, en que descansó Luisa, ganó Jimena, así que me
saqué la blusa mientras Karla se quitaba los zapatos. La tercera
entrada, en que descansó Jimena, la ganó Karla, y me quedé sin pantalones.
Las miradas de los cinco chicos mientras me los sacaba, mostrando a la
luz mis morenas e interminables piernas, me erizaron la piel y me juré
que perdería todas las manos y mamaría las cinco vergas que me esperaban.

Descansé la cuarta mano, que ganó Jimena, de modo que Karla y Luisa se
quitaron las blusas. La quinta Karla descansó y ganó Luisa. Jimena se
quitó la blusa, pero apenas la miraron, porque solo tenían ojos para mis
pechos, morenos, puntiagudos, de grandes y morados pezones erizados por
sus solas miradas.

¡Sí!, también perdí la sexta mano, ganada por Jimena (Luisa descansó) y
me moví cachondamente ante los chicos mientras Karla se quitaba el
pantalón. Y también perdí la séptima, ganada por Luisa (Jime descansó).
Esperé que Karla se quitara el bra mostrando sus rosados y bien formados
pechos y, una por una, probé las cinco bocas de los chicos.

Los besé con cuidado, sin tocar ninguna otra parte de su cuerpo con el
mío. Lamí sus labios, succioné sus lenguas, pasé lamía por su cavidad
entera, poniéndoles sus vergas más duras, si es posible, de lo que ya
estaban y yo, también si es posible, más caliente aún.

Descansé la octava, que ganó Jimena, única que jugaba para ganar.
Karla, alta, delgada, guapísima, bailó ante ellos mientras Luisa se quitaba
los pantalones. Cuando Jimena ganó la novena entrada pensé que estaba a
punto de lograrlo. Luisa se quitó el bra y mostró sus excepcionales
melones, sueño maternal de todos ellos que, no obstante, también miraron
con hambre cómo me sacaba las empapadas pantys mostrando mi peluda
panocha.

La 10ª entrada fue para Karla, así que yo sentía tocar el cielo. Nadie
peló que la Jime se quitara el pantalón porque yo, totalmente en
pelotas les mostraba el culo en popa, la panocha abierta, la mano
acariciándome, en fin, que yo estaba a punto de turrón, ellos también, y la Karla
y la Luisa también un poco moviditas, je je.

Pero las malditas jugaron juntas contra mi la 11ª ronda, última mía (y
que descansaba Jimena), así que gané (es decir, perdí), y Karla besó a
los chicos mientras Luisa bailaba ante ellos y yo, disimuladamente, me
acariciaba, porque la escena era digna de un oscar. Durante la última
entrada seguí acariciándome, hasta alcanzar un orgasmo silencioso. Por
supuesto, ganó Jimena, así que tocó a Luisa besar a los chicos y a
Karlita quedar en pelotas, con el coño al aire.

Luisa los besó rápido, porque apenas acabando de hacerlo, dijo:

-Pues ahí están, Aurora, todos tuyos.

Era verdad: aunque perdí más manos que ellas, en puntos quedé muy, muy
cerca de Karla, pero de todos modos era la perdedora... o ganadora. Mis
queridas Karla y Luisa salieron, mirándome con ojos entre malos y
divertidos. Creo que las muy putas sabían bien que no me conformaría con
masturbarlos.

Yo me acerqué a los cinco chicos y con unas tijeras, rompí, uno a uno,
sus calzoncillos.

-No les importa, ¿verdad? -les pregunté.

No. No les importaba, obviamente.

-Se mantiene la prohibición de hablar -les recordé.

Empecé por el primero de la izquierda, llamémosle Abraham. Tenía una
vergota como de 20 centímetros, blanca, curva, muy peluda en la base,
delgada, que acaricié con mis dos manos, sopesé, medí, sentí cómo
palpitaba y lo masturbé con cuidado al principio y violentamente después.

No podía hacer solo eso. La panocha me ardía y sentía un conocido
desasosiego en todas mis entrañas. Cinco pares de ojos masculinos admiraban
mi desnudez mientras cuatro palpitantes vergas esperaban mis manos a
falta de otra cosa mejor.

Dejé a mi mano izquierda alrededor de la verga de Abraham haciendo
movimientos casi mecánicos y llevé la derecha y la atención al segundo
chico, Braulio, cuya gruesa y corta verga estaba tan necesitada que se
derramó en menos de dos minutos, casi al mismo tiempo que Abraham.

Me limpié las manos con la camisa de uno de ellos y me coloqué entre
los tres, pues me acababa de formar un nuevo plan, al calor de sus
vergas. Con la mano izquierda empecé a sacudir la verga de Carlos, el tercer
chico; con la derecha, atendí a Ernesto, el quinto; y llevé mis labios
a la voluminoso y sonrosado glande de Daniel.

Mientras mis manos trabajaban mecánicamente, mi lengua acariciaba todo
el tronco, mis labios sentían la delicada piel del glande, mi boca
entera percibía su sabor y su calor, la consistencia de sus venas, su
palpitar, los suspiros que dilataban su pecho.

Succioné con ansia, con prisa: quería que terminaran los cinco antes de
gozarlos, aunque mi panocha exigía verga a gritos. El aire contenido en
los pulmones, el vacío de mis entrañas, el escozor de mi clítoris, todo
era un fuego que exigía una manguera, pero yo aguantaba, mamaba con
violencia y masturbaba con igual prisa.

No sentí llegar el semen de Daniel hasta que explotó en mi boca. Nunca
me ha gustado el sabor, así que me hice a un lado rápidamente. Miré a
uno y otro lado los rostros de Carlos y Ernesto y supe que este no
aguantaba más y efectivamente se vino entre ahogados gritos. Llevé entonces
mi boca a la negra verga de Carlos para obtener, menos de medio minuto
después, una nueva y generosa ración de lechita caliente.

Había llegado el momento de sentarme, por fin...

Pero eso se los contaré otro día.
Datos del Relato
  • Autor: Erika
  • Código: 12712
  • Fecha: 06-01-2005
  • Categoría: Orgías
  • Media: 5.84
  • Votos: 49
  • Envios: 2
  • Lecturas: 3401
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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3 comentarios. Página 1 de 1
AOA
invitado-AOA 06-01-2005 00:00:00

Genial, sencillamente genial. Me ha encantado el relato. Todavía la tengo durisima de imaginarme la escena. Como me hubiera gustado ser uno de ellos.

Eduardo
invitado-Eduardo 06-01-2005 00:00:00

Que cachonda y aprovechada de esos muchachos. Que fantasia ton excitante... espero con ansia la continuacion.

xxxxxxxx
invitado-xxxxxxxx 06-01-2005 00:00:00

realmente ,fabuloso,no sabes como quede,como me hubiese gustado ser yo la que estaba ahi.Espero la continuación.ojala la envies pronto

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