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Su mano en mi polla

~~Recuerdo
 especialmente mi tercer año de carrera. Llevaba ya algo más
 de dos años en la ciudad, viviendo con otros compañeros
 en un piso de estudiantes, pero a mediados de ese mismo curso y por
 varios problemas con la casera, tuvimos que cambiar de piso. Éramos
 4 pero al final nos acabamos dispersando todos. Era una situación
 difícil pues me encontraba sin piso donde vivir y con el curso
 ya iniciado.
 Pero una vez más la suerte se puso de mi lado. Uno de mis compañeros,
 Luis, había encontrado dos habitaciones libres en el piso que
 su prima Cristina compartía con otra amiga. Cristina
 y Paula eran dos chicas simpáticas y atractivas. Cristina era
 la típica rubia oxigenada, de estatura mediana, delgadita,
 bien proporcionada y con unos bonitos ojos negros. Sin embargo Paula
 era muy diferente. Alta, esbelta, con una preciosa melena negra y
 con unos profundos ojos verdes, que unidos a sus insinuantes labios
 le hacían ser una mujer muy seductora. Sus curvas eran sinuosas,
 a pesar de que ella siempre tratase de ocultarlas con ropas muy discretas,
 a diferencia de su amiga que siempre vestía ropas muy ajustadas
 y llamativas que ensalzaban su bonita figura. Cristina era dos años
 mayor que yo y Paula tenía mi misma edad. Sólo había
 un problema, ambas tenían novio. Con lo cual cualquier posible
 intentó de acercamiento era misión imposible.
 La convivencia con ellas era agradable y ciertamente nos llevábamos
 muy bien entre todos. Había buen rollo. De vez en cuando nosotros
 traíamos alguna chica y ellas venían con sus novios.
 Sin
 duda uno de los mejores momentos que recuerdo de aquél piso
 sucedió a los dos meses y pico de nuestra convivencia. Era
 principios de primavera y aún hacía algo de frío.
 Fue un jueves por la noche. Yo volví pronto de tomar unas copas
 con unos amigos. No era tarde, debían ser sobre las dos de
 la madrugada. Abrí la puerta del piso, deje la cazadora en
 mi cuarto y me fui a la cocina a tomar un poco de agua, antes de irme
 a dormir. Pensé que no había nadie en la casa, pues
 Luis se había ido con unos amigos y Cristina y Paula me dijeron
 que saldrían con sus novios. Pero al salir de la cocina me
 cruce con Paula que estaba saliendo de su habitación. Nos saludamos
 brevemente y ella se metió en la cocina. Tenía mala
 cara, parecía algo enfadada, le pregunté si estaba bien
 y me dijo que sí y que estaba con su novio Alex. Me volví
 a mi cuarto y a los pocos minutos empecé a oír como
 discutían. 5 minutos más tarde la puerta se cerró
 bruscamente. Alex se había marchado. Pensé
 durante unos segundos, no sabía si ir o no ir. No quería
 hacer leña del árbol caído pero al fin y al cabo
 nos habíamos hecho amigos y me importaba. Finalmente me levanté
 de mi cama y me dirigí a su cuarto, toque la puerta, y ella
 me dijo que pasará. Le pregunté si estaba bien y me
 respondió que sí, que habían discutido porque
 él le había engañado con otra. Me dijo que no
 pasaba nada y que no iba a llorar por él. Paula era una chica
 de carácter fuerte y con las cosas muy claras. Tras una breve
 charla me volví a mi habitación y me acosté a
 dormir. Pasaron
 alrededor de 10 minutos cuando de repente, ella tocó a mi puerta,
 le dije que pasará y ella se acercó a mi cama. Yo estaba
 dentro bien tapado puesto que habitualmente para dormir solo llevo
 slips. Fue entonces cuando ella, sin decir nada, levantó las
 sábanas y se introdujo en mi cama, al tiempo que comenzó
 a besarme. No
 podía creerlo pero era cierto. Sin perder un minuto, su mano
 se dirigió directamente a mi slip y allí se encontró
 con mi sorprendido y abultado sexo. Yo tampoco perdí el tiempo
 rápidamente mis manos se posaron sobre su fino camisón
 y se lo quite drásticamente, sin contemplaciones. Su cuerpo
 estaba totalmente desnudo a excepción de su pequeño
 tanga y a total merced de mis inquietas manos. Recorrí de arriba
 abajo toda su sinuosa figura, situando mi mano derecha estratégicamente
 sobre sus erguidos pechos mientras la otra continuó explorándola.
 Ella seguía besándome ardientemente, transmitiéndome
 todo su calor mientras su mano comenzó a obsequiar a mi sexo
 con continuos movimientos oscilatorios, arriba y abajo. Firme pero
 lentamente. A cada segundo mi excitación iba subiendo progresivamente.
 Paula lo sabía bien y por ello me arrancó los slips
 sin dudarlo. Ante tal perspectiva, la giré, la puse sobre la
 cama y le rebané su minúsculo tanga sin pensarlo. Rápidamente
 comprobé su humedecimiento y la penetré sin compasión.
 Ella soltó un profundo alarido de placer. Desde ese momento
 los gemidos fueron continuos. La hice mía una y otra vez hasta
 agotar mis fuerzas, al tiempo que sujetaba con fuerza sus manos.
 Mi éxtasis estaba a punto de llegar pero aún así
 yo continué penetrándola incesantemente. No podía
 controlar mis instintos más primarios y el momento cumbre no
 se hizo esperar. Aquél río de placer se desbordó
 sin control alguno e inundó el cuerpo de la dulce Paula sin
 reparo alguno. Nuestra
 convivencia continuó siendo tan buena como lo había
 sido hasta entonces. Aquella noche fue la primera de otras muchas,
 Paula siguió con su novio y yo con mis líos pero nuestros
 escarceos continuaron durante prácticamente dos años
 más. Me encantaba vivir en aquél piso tan acogedor.
 Autor: jerkan

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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