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Categoría: Incestos

Strip póker en familia. 4º Capítulo 3ª parte

Nadia remata el día con una felación a su PADRE



Tras lo ocurrido con mi tío ya podía estar más que segura que al menos otros tres miembros de mi familia querían repetir el juego de Strip Póker, de hecho podía afirmar que tenían tantas ganas como yo de hacerlo, pero aún faltaba mi padre, no sabía por qué me costaba tanto hablar del tema con él, tal vez porque lo veía como una figura de autoridad o porque era con el que más fantaseaba y me ponía sumamente nerviosa al tenerlo cerca, no podía decirle a mi madre que organice un sábado de póker sin antes estar segura que para papá no había sido sólo una noche de locura y descontrol que no se debía repetir jamás. En uno de los intentos por retomar mi vida normal accedí a tener una cita con un chico que venía insistiéndome desde hacía unas semanas, él no me caía mal pero sus invitaciones habían llegado en mal momento, cuando yo tenía cosas mucho más importantes en la cabeza, supuse que verlo durante un rato no estaría mal y quién sabe, en una de esas me hacía olvidar un poco de mi familia. Nos reunimos en un bar que estaba mucho más cerca de su casa de la mía, supuse que me había citado allí para que tengamos la opción de trasladarnos hasta su apartamento, tal vez esto me hubiera molestado en otras circunstancias pero últimamente estaba viendo el sexo con otros ojos y acostarme con él ni siquiera me parecía descabellado, además era apuesto. No se trataba de ningún galán de cine pero si era agradable a la vista y su sonrisa era muy simpática y sincera. Como era de noche acompañamos la charla con algunas cañas de cerveza, al principio todo marchaba de maravilla, yo estaba dispuesta a todo aunque no lo conociera muy bien, me lo había presentado una amiga que teníamos en común y supuse que ella conocía mis preferencias en cuanto al sexo masculino pero al parecer mi amiga no me conocía tanto como yo pensaba, el tipo me pareció de lo más pesado, muy arrogante y vanidoso. Debía admitir que parecía inteligente pero arruinaba esta buena cualidad cada vez que intentaba idolatrarse a sí mismo. Llegué a pensar que se trataba del polo opuesto de Unai, mi hermano podía ser algo bruto y limitado pero era humilde y honrado, nadie podía decir que fuera mala persona, hasta las miles de veces en las que yo me molestaba con él era porque cometía errores estúpidos, no porque hiciera las cosas con maldad buscando perjudicar al otro. Mientras mi ilusión se desvanecía llegué a la conclusión que ya no quería acostarme con este individuo y poco a poco las ganas de marcharme se hicieron evidentes. -Estás inquieta, ¿pasa algo? Me dijo él después del cuarto vaso de cerveza. -Es que ya es muy tarde y me tengo que ir, le contesté de forma automática, en ese momento me percaté de lo poco que había abierto la boca durante la charla, que en realidad se pareció más a un monólogo. -¿No quieres que te lleve? O tal vez quieras ir a un lugar más tranquilo, aquí hay mucha gente. -No, está bien. Me pasan a buscar, mentí mientras me ponía de pie, abrí mi bolso y saqué algunos billetes. -Toma, para que pagues las cervezas. -No te preocupes, yo invito. Perfecto, dije guardando otra vez el dinero, estaba molesta con él por haberme hecho perder el tiempo. Me voy porque ya me deben estar esperando. -Estás segura que no quieres que te lleve, vine en el coche y mi casa está…No me quedé a escuchar sus últimas palabras, éstas se perdieron entre el murmullo de la gente y luego éste quedó opacado por el repiquetear de la lluvia. No lo podía creer, llamarla lluvia era quedarse corta, esto era un diluvio ¿en qué momento había comenzado a llover? Antes de venir vi que estaba nublado y recordaba que mi madre me había dicho que llevara un paraguas pero ¿quién hace caso a las madres en estas cosas? Uno siempre las ignora hasta que se dan cuenta que tienen razón. Me quedé bajo el toldo del exterior del bar y me apresuré a llamar a mi casa, en pocos segundos una voz gruesa me saludó, era mi papá. -Hola papá, ¿podrías venir a buscarme? Está lloviendo a cántaros y conseguir un taxi va a ser un poco difícil. Uno de los grandes defectos de mi ciudad era que en los días en los que uno necesitaba más un taxi, como cuando llovía, más difícil era hallarlos ya que muchos preferían no trabajar para no ensuciar el coche al pasar por una calle inundada.



Por suerte no tuve que darle muchas explicaciones a mi padre, le di la dirección y me dijo que en pocos minutos pasaría a buscarme. Cuando terminé de hablar con él miré hacia dentro del bar a través de la puerta de vidrio y el muchacho vanidoso me miraba con el ceño fruncido mientras tomaba uno de los dos vasos de cerveza que tenía en la mesa, en ese momento recordé que habíamos pedido una siguiente ronda antes que yo me levantara y me fuera. No sólo estaba distraída sino que los cuatro vasos que tomé ya me estaban afectando un poco, mi tolerancia al alcohol no era muy buena y no me avergonzaba decirlo. Me alejé unos metros del bar para no tener que verle la cara al imbécil y no tuve más remedio que quedarme bajo la lluvia, la cual me empapó en un abrir y cerrar de ojos. Me molestó muy poco, hacía calor y necesitaba algo fresco para que me quitara esa espantosa sensación de mareo. Mientras aguardaba por mi padre me percaté que tendría varios minutos a solas con él, el bar estaba como a media hora de viaje en coche y no sólo debería esperar ese tiempo bajo la lluvia sino que también debería pasarlo con él a solas. Me invadió el recuerdo de su cuerpo desnudo, especialmente el de su cipote erecto dentro de mi boca, los minutos pasaban y yo no hacía más que pensar en eso, lo cual era bastante contraproducente, no sólo me estaba excitando sino que también me recordaba que aún debía tener una charla complicada con él para averiguar si quería o no una nueva ronda de Strip Póker. Como vine con la intención de caerle bien a este muchacho opté por ponerme una blusa blanca bastante escotada, la cual estaba hecha sopa, el chaval me había mirado las tetas durante toda la charla y ahora me sentía molesta conmigo misma por haberle regalado semejante espectáculo pero allí recordé el consejo de Mayra, si debía hablar de ese tema tan delicado con mi padre, debía hacerlo con un buen escote, eso haría que su atención se disipara, me dije que ya tenía un punto a favor. Comencé a pensar en qué podría decirle, cómo podría iniciar la charla ¿y si él no se fijaba en mis ubres y sólo prestaba atención a la calle? No quería que tuviéramos un accidente por distraerlo pero alguna miradita de reojo me favorecería y también alimentaría un poco mi ego, me causaba mucho morbo saber que yo podría excitar a mi propio padre, nerviosa y llena de dudas actué de forma imprudente e impulsiva.



Desabroché mi sujetador y me lo quité por debajo de la blusa, luego lo guardé dentro de mi bolso procurando que no mojara mi teléfono móvil. Miré mis tetas y me quedé sorprendida, la tela blanca ya era casi transparente y mis pezones se traslucían mucho, para colmo estaban erectos y parecía que en cualquier momento agujerearían la tela. No tuve tiempo para arrepentirme, en ese momento vi la furgoneta “Berlingo” gris oscuro de mi padre doblando la esquina y deteniéndose frente a mí, me hizo señas para que suba abriéndome la puerta y me apresuré a hacerlo. -Perdona papá…, te voy a mojar toda la furgoneta, me disculpé apenas tomé asiento y cerré la puerta. -No te preocupes, tu hermano la ensucia todos los días, un poco de agua no le vendría nada mal… se detuvo en cuanto vio mis voluminosos pechos traslucirse bajo la tela de la blusa, fue tan obvia su mirada que no pude disimular. -Maldita lluvia, me mojé toda, mi cabello aún seguía chorreando agua. -Lo peor es que se me marca todo. -¿Qué haces así vestida? Preguntó mientras ponía el vehículo en marcha. -Es por culpa de la lluvia, créeme que no se nota nada cuando la blusa está seca, se usa así, sin sujetador, sabía que no me discutiría eso ya que no sabía nada de moda femenina. -De todas formas, te veo más arreglada de lo normal, sus ojos espiaron rápidamente mis blancas tetas, supuse que se centraban más que nada en la amplia parte central, la cual la empapada tela de la blusa ni siquiera cubría. -Ah, eso es porque vine a ver a un chico… comenté restándole importancia a lo sucedido. Tomamos algo juntos pero no me cayó tan bien como yo esperaba, por eso te pedí que vinieras a buscarme. Por cierto, tardaste mucho menos de lo que yo creía, hice memoria y no debían haber pasado más de quince minutos desde que lo llamé por teléfono. -Es que estaba en la casa de cliente arreglando unos detalles para mañana, estamos con una obra bastante grande en un edificio de…me miró otra vez, mis pezones se notaban bastante a pesar de la escasa luz en el interior del vehículo. -¿Tenías pensado hacer algo más que tomar algo con este chico? No sabía si me lo preguntaba por deber de padre o por puros celos, al menos estaba charlando con él y supe que debía ser yo la que llevara la conversación a un territorio más íntimo y personal. -No te voy a mentir, en un momento pensé que podía pasar algo más, creo que hasta vine con esa intención, me temblaban un poco las manos, nunca había hablado de estas cosas directamente con mi padre. -Pero después lo pensé mejor y me dije que no valía la pena hacerlo con un tipo así, era demasiado egocéntrico para mi gusto. -Comprendo, dijo mi padre con la vista al frente como si no comprendiera nada, tal vez su cabeza estaba intentando procesar la información. -¿Te parece mal que venga a ver a un chico con esas intenciones? -Tú ya eres mayor de edad con valores consolidados y puedes hacer lo que quieras. -Es que en realidad ni siquiera sé si quería, intentaba actuar con normalidad a pesar de estar virtualmente desnuda de la cintura para arriba. -Por un lado quería hacerlo pero por el otro sabía que al chico ni siquiera lo conocía y no me animaba, dejando de lado que al final me cayó mal. -Las mujeres siempre sois indecisas con esos temas, bromeó y lo vi sonreír. -Los hombres somos más básicos, por naturaleza. Si hay sexo de por medio es difícil que nos neguemos… es el instinto básico animal de aparearse con cualquier hembra a nuestro alcance. Expandir nuestra semilla lo llevamos en los ADN…



-No creas que todas las mujeres piensan muy diferente a los hombres, yo no veo el sexo como algo malo… me gusta y me atrae pero a veces me acuerdo que tampoco es bueno hacerlo con alguien que uno no conoce, lo especial del acto es tener cierta confianza con la otra persona, conocerla mejor… eso calienta más ¡El sexo no es solo procrear… es una manera más íntima de conocerse y unir lazos de confianza! Miré por la ventana de mi lado para no tener que cruzar la mirada con él pero lo vi por el espejo retrovisor exterior, sus ojos volvieron a clavarse en mi escote en un fugaz movimiento. -Pero en un principio quería hacerlo con este chico porque tenía ganas de volver a probar algo. -¿Qué cosa? -Me da vergüenza decirlo… bah, en realidad me da miedo que te moleste. -¿Por qué debería molestarme? Puedes contarme. Me di cuenta que viajábamos a velocidad moderada ya que la lluvia no menguaba, supuse que tendríamos un largo viaje hasta casa y una vez más me invadió el típico nerviosismo que me producía estar a solas con mi padre, especialmente tras lo que pasó ese sábado, aquella vez la lluvia contribuyó mucho para que mi vida cambie totalmente, tal vez ahora la lluvia me ayude a seguir adelante con estos cambios que tanto me atraían. -Quería volver a probar el sexo oral con un hombre, me apresuré a decirlo para desligarme lo más rápido posible de la frase. -Nunca lo había probado hasta el día de la timba… y me resultó atractivo, eso era una inequívoca indirecta hacia mi padre. -Ah, comprendo, era una de sus típicas respuestas que sólo evidenciaban la confusión que tenía. Froté mis brazos con las manos, si bien hacía calor el agua de la lluvia había enfriado considerablemente mi cuerpo. -En la guantera debe haber una toalla de mano, con eso te puedes secar un poco. Abrí la guantera y efectivamente había una toalla que aparentaba ser blanca, no estaba en las mejores condiciones pero supuse que mi padre y mi hermano la usarían para secarse las manos después de trabajar y era lógico que estuviera en ese estado. Primero me sequé las gotitas de agua acumuladas en mis brazos, luego la cara y el cabello lo mejor que pude… olía a sudor masculino, se me impregnaron las fosas nasales del aroma varonil a tal punto que me excité sintiendo un calambrazo por todo mi cuerpo… luego pasé a la parte que más llamaba la atención de Pepe, introduje la toalla por mi escote para secarme los pecho, actué como si estuviera sola, sin siquiera mirarlo pero sabía muy bien que él si me estaba mirando. Extraje mi teta izquierda completamente y pasé la toalla una y otra vez por él, luego repetí la acción en mi teta derecha, dejando ambas fuera de la estirada camiseta, de vez en cuando miraba hacia la calle pero como estábamos transitando una zona poco frecuentada no había curiosos que repararan en mis melones blancos.



El saber que esto podría estar provocando a mi padre comenzó a encender una pequeña llama de lujuria en mí y ésta fue creciendo poco a poco. Volví a guardar mis atributos dentro de la blusa sólo para que se mojaran otra vez pero ya había dado un buen espectáculo y el marcado bulto en la entrepierna me lo demostraba, tuve que esforzarme para no esbozar una sonrisa. No pude hacer menos que sonreír al verlo así, él no tenía forma de cubrirse o disimular, miré fijamente esa loma asomando de su pantalón indicándole que ya me había percatado su tremenda erección. Me temblaba todo el cuerpo y no era sólo por el frío, estaba sumamente nerviosa y mi cabeza trabajaba a toda prisa, me estaba desesperando por dar el siguiente paso…, pero temía a las consecuencias, lo peor de todo era esa maldita sensación de haber llegado demasiado lejos, una cosa era que mi padre me viera desnuda frente a toda mi familia en las mismas condiciones y otra muy diferente era exhibirme ante él estando sólo nosotros dos en espacio tan reducido, con muestras de querer tener relaciones sexuales explícitas, arrastrándole a ponerle los cuernos a mamá. -Me dijeron que algunas mujeres creen que hacer bien lo del sexo oral pero en realidad no saben hacerlo, dije como si estuviera hablando conmigo misma. -¿Eso es cierto papá? -No lo sé, titubeó. -Creo que depende mucho de la actitud de la mujer. Si cree que todo lo hace bien sin siquiera preguntar ya está cometiendo un error. -Entonces supongo que hago bien en preguntar, porque yo no creo haberlo hecho bien. -¿Al hombre que se lo hiciste le gustó? Noté que aferraba con fuerza el volante, estaba tan nervioso como yo. -No lo sé dímelo tú… ¿Te gustó? Me miró con los ojos de un perro callejero. -Porque la primera vez que lo hice fue contigo... durante el juego de póker. Lo dices en serio? -Si papá, nunca lo había hecho. No sé qué imagen tendrás de mí pero no soy tan promiscua como doy a entender…, al menos no lo era antes de jugar al póker con mi familia. -No dije eso, pero como has tenido varios novios...pensé que en algún momento habían hecho eso… hacerle una paja y una mamada, es lo siguiente… -La verdad es que a mí me daba un poco de asco, por eso nunca me animé a hacerlo, pero esa noche no me dio nada de repulsión. Al contrario, me gustó. Me agradó saber que con eso podía hacer que un hombre disfrute mucho… Yo también lo disfrute, no lo niego. Su bulto seguía creciendo, supuse que estaba recordando lo ocurrido en aquella ocasión cuando se la mamé arrodillada, sumisa ante aquel cetro que me engendró…, para colmo su pantalón era de una delgada tela deportiva y no disimulaba en lo más mínimo el gran tamaño de su miembro, le iba creciendo hacia el muslo esa anaconda de 25 cm y de un grosor apoteósico.



Disimuladamente froté mi entrepierna por arriba de mi pantalón, éste era un jean muy ajustado al cuerpo, especialmente al estar tan mojado, desprendí el botón porque ya me estaba incomodando demasiado. -¿Tú piensas que lo hice bien? Volví a preguntarle, sabía que él no estaría bien preparado para una pregunta tan directa pero en su defensa puedo decir que pocos padres en el mundo hubiesen podido conservar la cama si una de sus hijas lo estaba interrogando sobre sexo oral utilizando como ejemplo algo que había pasado entre los dos. No estuvo mal, contestó mirando fugazmente mi entrepierna, apenas se asomaba mi braguita mojada por donde había abierto el pantalón. -No estuvo mal pero tampoco estuvo bien. -No dije eso. -Pero así lo entiendo yo, no se lo dije con enfado… -Sé que todavía me falta mucho por aprender en materia sexual. -Por ser la primera vez… estuvo muy bien, sus nervios lo estaban traicionando, ya prácticamente no hablaba sino que balbuceaba. -Te cuento que en el primer intento me puse muy nerviosa… por todo eso que somos familia, ni siquiera yo sabía si elegía las palabras correctas. -Es lógico, apenas pude entender lo que dijo. -Pero la segunda vez ya no me importó tanto, ya me daba igual… para colmo también estaba Unai, mi cuerpo reaccionó placenteramente al recordar de qué forma chupé una y otra vez sus vergas. -Fue un juego muy divertido, sonreí. -¿No te parece? No me respondió sólo se limitó a mirar una vez más mis tetas turgentes antes de poner la vista al frente otra vez…, decidí que era hora de jugársela toda, ya estaba muy metida en todo esto y hubiera sido una cobardía retroceder, avancé ya sin medir las consecuencias. -Me caliento mucho de sólo acordarme, nunca había tenido dos vergas para mí sola, el corazón se me aceleró vertiginosamente y mis manos temblaban apoyadas sobre mis piernas. -Y mucho menos tan grandes, me costó un montón metérmelas en la boca, su miembro se sacudió dentro del pantalón, eso me valió más que mil palabras. -Pero no me importó, estaba muy desinhibida y cachonda perdida…, me las quería comer todas, quería sentirlas hasta el fondo de mi garganta. Tragué saliva. -Quería más que nada haceros que os corrierais los dos y quería… miré una vez más su bulto… joder a la mierda con todo ese trabuco necesitaba mi ayuda para liberarlo de tan angosta prisión….Con el corazón latiendo a toda prisa me incliné hacia el lado del conductor, con un rápido movimiento le bajé el pantalón lo suficiente como que su verga dura y venosa quedara libre y bajé la cabeza hacia ella…, la tragué un tercio de su fastuoso falo y la saqué lentamente de mi boca apretando mucho los labios, quería que notase la presión de mi boca como indicativo de mis ganas. Se escuchó el típico chasquido de un chupón cuando salió completa y volví a tragarla sin darle tiempo a mi padre para reaccionar, estaba increíblemente excitada y por fin estaba probando otra vez ese grueso tronco que me traía loca, intentaba chuparlo lo mejor posible y aparentemente a Pepe no le molestó porque se limitó a presionar con su cadera hacia arriba mientras continuaba conduciendo.



Su hija le estaba haciendo una mamada y se veía dispuesto a disfrutarlo, esa era la actitud. Supe que ya no era momento de hablar más, él no era un hombre de palabras, él hablaba con acciones y yo le estaba hablando en su propio idioma mientras ensalivaba todo su glande y lo recorría alrededor con mi lengua. Introduje una mano en su pantalón para poder agarrar sus testículos, los apreté sin emplear mucha fuerza al tiempo que comencé a subir y a bajar mi cabeza una y otra vez saboreando su virilidad ¡Era impresionante ver alejarse y llegar tan cerca de su orondos cojones! A las cuantas veces debía sacarla del todo para tomar aire viendo las hebras de saliva como hijos de unión colgando de mis labios a su pollón. Sentí una áspera mano de dedos gruesos presionando una de mis tetas por dentro de la blusa, se había colado por mi escote pellizcando un pezón, con un rápido movimiento me las ingenié para que mis tetas quedaran colgando fuera de la blusa sin dejar de mamar. No sé en qué momento papá redujo la velocidad del vehículo, porque estábamos circulando por un lugar apartado donde no pasaba nadie y menos ahora que diluviaba. No era la ruta más rápida para llegar a casa premeditadamente. No me limité solo a chupársela, también empleaba mis dos manos para masturbarlo tan rápido como la incómoda posición me lo permitía… y todo cabía en aquel tremendo tallo largo y recio como un tronco de nogal. La mano derecha de mi padre pasaba de la palanca de cambios a mi cuerpo, no se conformó con tocar mis tetas, buscó mi entrepierna pero no podía tocarla, a menos que yo estuviera inclinada hacia su lado, por lo que me senté normalmente en el asiento del acompañante. La lluvia seguía cayendo copiosamente martilleando atronadora dentro del vehículo. Me pareció que no conducía, sin embargo si lo hacía, solo que muy despacio…estaba segura que a él no le importaba demorar el viaje de regreso lo más posible por causas imprevistas. No me animaba a mirarlo a la cara, cerré mis ojos y aferré su rabo con mi mano izquierda, en cuanto comencé a masturbarlo sentí que sus dedos se escabullían hábilmente dentro de mi ropa interior, con mi mano libre intenté bajarme un poco más el pantalón pero era una tarea difícil, por suerte él logró llegar hasta mi clítoris y apoderarse de él, sus rugosos dedos me inundaban de placer, en poco tiempo comencé a jadear y luego recordé que estábamos los dos solos en el coche, nadie podría oírnos. Di rienda suelta a mis gemidos y deslicé mi cuerpo un poco hacia adelante, pegando mi espalda al asiento y alejando mi culo del respaldo, separé un poco más las piernas y esto permitió que papá pudiera introducir un dedo en la viscosa humedad de mi viciosa vagina, gemía más por morbo psicológico que por placer físico, pero todo se amalgamaba de forma tan perfecta que era muy difícil decir dónde comenzaba uno y dónde lo hacía el otro.



Estaba gozando enormemente de Pepe…, apartó la mano y cuando abrí los ojos vi que estaba manipulando la palanca de cambios, esto me dio la oportunidad de regresar a mi tarea, me incliné una vez más hacia él y me tragué su verga tanto como pude, ese sabor entre amargo y dulzón me volvía loca… el sabor almizclado del sexo masculino me sacaba de mis casillas volviéndome loca. Me esmeré mucho para darle todo el placer posible, él no decía una palabra y decidí dejar las cosas de esa forma, al fin y al cabo ambos estábamos disfrutando. Chupé, lamí, tragué y salivé durante largo rato, no solo su dura polla, sino también los orondos huevos que me engendraron… me hundí de morros entre ellos cual náufrago famélico y le comí los cojones, los lamí y finalmente me los tragué uno a uno jugando con mi lengua dentro de la boca. Después de uno, el otro sin desatender su tronco deslizando el prepucio, que fruncía arriba y abajo comiéndome sus huevos… Sin llegar a hartarme volví a su capullo tragándomelo… movía mi cabeza de arriba abajo variando el ritmo y la fuerza con la que lo hacía, a veces mantenía mi boca tan abierta como podía y hacía entrar y salir esa dura y larga verga casi hasta atragantarme con cierto dolor en mis comisuras de lo grande que debía abrir para alberga tan fastuoso falo. Mi boca producía sonidos extraños cuando yo intentaba respirar, tuve que serenarme un poco, tomar aire y luego volver a la acción haciendo todo lo posible por respirar por la nariz. Sentí envidia de mi madre quien podía comerse esa suculenta verga a diario, pero no era sólo el tamaño lo que me calentaba, ella no podía sentir lo mismo que yo, él no era su padre, era su marido y de aquella polla salió la leche que me engendró, de esos grandes testículos que ahora sobaba, lamía y comía… por el gran orificio uretral donde la punta de mi lengua se recreaba lengüeteando abriéndolo en un juego lujurioso sin parangón… ¡¡Solo de pensar los enormes y gruesos chorros de lefa que debía de expulsar por ahí me ponía súper cachonda!!



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Levanté la vista porque me percaté que nos habíamos detenido, me sorprendía al ver que nos encontrábamos en el garaje de mi propia casa, las puertas se abrían y se cerraban de forma automática, lo cual era ideal para días de lluvia. Hice un rápido cálculo mental y supe que había estado varios minutos mamándole la verga a mi padre. Tal y como hice antes, evité mirarlo a los ojos, supuse que allí no nos descubriría nadie y bajé la cabeza una vez más para continuar chupando el cetro inhiesto de papá, esta vez él pudo toquetearme con mayor comodidad y se las ingenió para llegar hasta mi entrepierna y frotar mi clítoris con la punta de sus dedos. El monstruo que tiene mi padre entre las piernas no era fácil de contentar, cuando te has afanado en una zona te olvidas de otras que necesitan de tu atención… su glande es para echar la tarde, pero no menos el inmenso tallo jalonado de venas hinchadas para el que necesitas un buen rato lamiéndolo para ensalivarlo por completo, y nada que decir de sus fastuosas pelotas, envueltas en la gran bolsa de su escroto… Sin lugar a dudas, allí había carne para satisfacer a tres hembras. Mi instinto sexual me decía que estaba haciendo un buen trabajo pese a todo, ya que la verga parecía estar palpitando dentro de mi boca. El macho emitió un gruñido seco entre jadeos y yo me llené de júbilo cuando sentí ese viscoso y espeso líquido blanco que escupían por el rabo los hombres cuando llegaban al clímax. Mi intención fue tragarme todo el semen que saliera pero tengo que admitir que fue una tarea bastante ardua y difícil con semejante pedazo de carne metido en mí boca, tuve que dejar salir un poco del néctar masculino el cual chorreó por mi barbilla. El primer Chorretazo fue copioso, pero el segundo y tercero no me cupo dentro de la cavidad bucal, intenté tragar sacándome el glande de la boca mientras la manguera no paraba de expulsar chorros de lefa en mi lengua y por toda la cara. Aquello era interminable, pero finalmente acabó. Con mi boca interna y externa repleta de esperma tragué relamiendo su esencia y luego seguí lamiendo el glande pasando la lengua alrededor de todo el tronco hasta dejarla limpia y tan rápido como todo había comenzado, terminó. No quería tener que ver a mi padre o intercambiar palabra alguna con él, me apresuré a guardar mis tetas dentro de la blusa, la cual ya estaba un poco más seca, prendí torpemente el botón de mi pantalón, tomé mi bolso y bajé de la furgoneta sin mirar hacia el asiento del conductor, limpiándome la cara cruzada del semen expelido por papá, pero no creo que me quedara limpia del todo. Me dirigí a la puerta que comunicaba el garaje con mi casa y entré dando largas zancadas, en cuanto llegué al pasillo que llevaba a las habitaciones me crucé con mi madre vistiendo una bata de baño, como llevaba el cabello seco supe que aún no se había duchado pero pensaba hacerlo pronto. -¡Nadia! Me has asustado, me dijo deteniéndose en seco para no chocar contra mí. -¿Qué ha pasado? Me miró de arriba abajo, mi estado debía dejar en evidencia lo ocurrido. -¿Qué tienes en la cara? Sabía que se refería a los restos de semen que me cruzó la cara en el tercer Chorretazo de papá…, pero no hacía falta que se lo explicara, pronto lo deduciría. -Nada, no importa. Espero que mantengas tu promesa, te aseguro que tienes vía libre para organizar una nueva noche de póker y espero que sea mucho mejor que la anterior, le sonreí ampliamente y ella también lo hizo, involuntariamente.



-¡¡Ah! Y no te vayas a enojar con papá, es todo culpa mía, se lo dije para dejarle las cosas más en claro. Ella intentó decirme algo más pero pasé a su lado como si fuera una flecha y me dirigí directamente hacia mi cuarto, por suerte no había nadie dentro, cerré la puerta detrás de mí y me desnudé tan rápido como pude, creo que hasta rasgué un poco la blusa al quitármela. Me tiré en la cama y me tapé con las sábanas hasta el cuello, esa leve calidez me reconfortó al quitarme un poco el frío que sentía en los brazos al haberme mojado con la lluvia pero eso no era lo que me importaba en ese momento. Inmediatamente dirigí mi mano derecha a mi entrepierna y comencé a masturbarme sin reparo alguno, me metí dos dedos y arqué tanto mi espalda que ésta quedó separada del colchón durante unos segundo, luego caí y llevé la mano izquierda a mi mejilla y barbilla, los restos de semen aún seguían allí, recolectándolos con los dedos los trasladé hasta mi boca y fui saboreándolos lentamente mientras me castigaba la vagina ardiente. Estiré dos dedos y los deslicé por mi rajita apretando mi clítoris entre ellos mientras imaginaba todo lo que podría pasar en una nueva sesión de Strip Póker junto a mi familia. En estos últimos días había tenido al menos un encuentro sexual con cada miembro de la casa pero para mí esto era apenas parte del juego previo, aún me quedaba lo más importante, me moría de ganas por sentir la verga de mi padre penetrándome el coñito, porque por el culo era demasiado para el cerrado ano que tengo ¡Me mataría! O a ver qué clase de pervertidos juegos sexuales se animarían a jugar los demás. Con la certeza que yo no era la única enferma en la casa me sentía mucho más tranquila y daba rienda suelta a mis deseos más morbosos y lujuriosos, llegué a meterme dos dedos por la culo mientras recordaba lo que había hecho con Unai y me imaginaba lo que podría hacerme después pero la próxima vez lo haríamos delante de todos y quién sabe, tal vez podríamos llegar a vivir la noche más especial y sexual de nuestras vidas. Tuve un intenso y profundo orgasmo con esta idea en mente.



CONTINÚA...



Este es mi correo...  trovo_decimo@hotmail.com  por si deseas contactar conmigo, sugerirme o contarme alguna de tus fantasias que leeré encantado. ¡Muchas gracias!


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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