Habíamos hecho amistad con una pareja de vecinos, en la piscina del edificio en el que vivíamos; ella se llamaba Carolina, y su marido Miguel; tenían dos hijos pequeños; nosotros una niña de quince,que estaba en Irlanda,en un intercambio para aprender el Inglés.Mi mujer trabajaba en turno de mañana; yo en el verano solo en días alternos; Miguel,todo el día, y Carolina no trabajaba.

Un día que no me tocaba ir a trabajar, coincidí con Carolina en el ascensor,hablamos un poco de lo de siempre, y quedamos en vernos en la piscina; ese día yo tenía cosas que hacer en la calle, por lo que no pude ir a la piscina; por la tarde bajamos con mi mujer, y estuvimos con Carolina, que luego llegó Miguel, quedándonos los cuatro hasta que se hizo noche.

El calor estaba en su apogeo, habíamos cenado allí mismo, así que decidí darme un baño; mi mujer no quiso acompañarme, ni tampoco Miguel que se bañaba poco o nada; sin embargo Carolina, se apuntó; mientras mi mujer y Miguel,estaban esfrascados en una conversación sobre la administración del estado, donde los dos trabajaban aunque en distintos ministerios, y cada vez que lo hacían no tenían cuando acabar.

La luz del recinto de la piscina era un poco tenue, lo suficiente, para no tropezar con algo; pero dentro de la piscina la visibilidad era nula; yo estaba nadando, cunado de pronto choco con alguien, que ya sabía que era Carolina, porque nadie más estaba en el recinto, y sin querer le toqué las tetas, y luego una pierna; y ella me dió una patada suave, también casual en los testículos; nos pedimos disculpas mútuamente, y le dije donde me había dado con el pie, reimos,y sin pensarlo, le dije, tendras que darme masajes para el dolor; ella rió al principio,pero luego se acercó y me dijo, haber donde hay que dar el masaje; le cogí su mano, y le introduje dentro de mi bañador; ella empezó a tocarme los testículos, y luego el pene hasta ponerlo en erección, todo ésto dentro del agua, nuestras parejas ni veían nada, ni oían nada, creo que ni sabían donde estábamos, seguían en su discución del pais; de pronto le toque una teta y luego el coño por debajo del bikini; ella me seguía masturbando, así que nos besamos y metimos nuestras lenguas hasta la garganta. Sin decir palabra alguna, nos acercamos a una esquina de la piscina, don había unos pocos graderios, nos apoyamos, y sin quitarnos los bañadores, la empecé a penetrar, una y otra vez, los ruidos de los coches de la calle, hacían que los gemidos que ella empezó a emitir no se escuchasen en el exterior; seguíamos tocándonos, y follando una y otra vez a un ritmo cada vez más veloz; sin preocuparnos por nuestras parejas, por que aunque se asomasen a ver no iban a distinguir nada, podía pasar por una conversación normal, pero ni eso pasó, seguíamos solos, y con las manos en todo nuestro cuerpo; luego vino el climax total, y mi semen quedó sembrado dentro de su vagina, ella estaba más cachonda que yo; me decía al oído que era mi mujer y yo su hombre; que estaba sintiendo lo que hace tiempo no sentía; yo seguia callado; y solo la besaba y la tocaba; hasta que se desprendió de mi, y me dijo, salgo del agua, te vienes tu también, ya voy dije y permanecí por unos minutos cortos más; al reunirnos con los demás ni se inmutaron al vernos; solo preguntaron si el agua estaba fría o caliente; seguimos un rato más, luego nos despedimos y cada cual a su casa.

Al día siguiente, sabiendo que mi mujer no estaba, me llamó por teléfono, y me dijo, que todo había sido maravilloso; pero que por favor lo olvidemos, sigamos siendo vecinos y amigos; que nadie se entere de lo que pasó; que no se lo contaría a nadie y que yo haga lo mismo; por el bien de nuestros matrimonios y de nuestros hijos, y que no se volvería a repetir; le dije que sí a todo, nos despedimos y colgamos.

Ahora seguimos siendo amigos, pero me evita cuando coincidimos solos en algún sitio del edificio.